ALIADOS CON DEUDAS

Capitulo 2

Aliados con Deudas

La habitación de la suite estaba sumida en risas y bullicio. Las tres mujeres, secretarias de alto rango, se habían retirado discretamente, dejando a Thomas Brown ahora presidente a solas con su padre. un hombre de mirada astuta y cabello plateado, se acomodó en el sofá de terciopelo. Ya sabía lo que iba a suceder, conocía muy bien a su hijo.

-Papá, cuéntame la historia.

Susurró Thomas, inclinándose hacia adelante. Su voz apenas era audible en la habitación.

El señor Jonathan sonrió, pero sus ojos estaban fijos escrutando a su hijo.

-Primero siéntate. No hay ninguna historia.

Respondió, Thomas sabía que había algo más.

-Cada persona que trabaja para mí es cuidadosamente investigada de todo lo que ha hecho en los últimos 10 años, si te estoy preguntando es por cortesía.

-Muy bien, la chica es la hija del gobernador Thomson.

Thomas se sorprendió porque el señor Thomson era un aliado muy importante, aunque eran de partidos contrarios no dejaba de ser un personaje muy influyente, incluso se había escuchado que el no había ido a unas elecciones presidenciales porque simplemente no le gustaba ser presidente.

Cómo puede ser su hija? No sabía que tenía una hija.

-Si son una familia muy reservada.

Pero aún quedaba otra duda.

Por qué no lleva el apellido Thomson?

Su padre sonrió de forma divertida

-Su padre dice que es una rebelde.

Dijo y soltó una carcajada antes de seguir.

-Utiliza el apellido de su madre porque cree que asi va a forjarse un camino en la política por sus propios méritos.

El hijo vio a su padre y luego dónde estaban las mujeres, sin dejar de verlas dijo.

-Eso es algo tonto, porque la trajiste?

- El gobernador me pidió personalmente que la incluyera en tu gabinete sin que ella lo supiera.

Su hijo lo miro sorprendido

-El señor Thomson no es un hombre de pedir favores.

-Es cierto, pero también es un comodín perfecto si el me debe este favor.

El padre vio a su hijo con complicidad y tomo un sorbo de su bebida

-La chica es perfecta. No fue un mal trato, igual pensaba contratarla, tiene 28 años habla cinco idiomas, se graduó en derecho en Oxford con el mejor promedio de su clase en el curso de derecho y tiene una maestría en derecho Internacional.

Thomas frunció el ceño.

-¿Entonces no hay nada más? ¿Solo una joven competente?

Su padre suspiro entendía lo que quería decir su hijo.

-En política, siempre es mejor tener aliados con deudas, ya sabes eso hijo mío.

Thomas asintió, comprendiendo la estrategia, su padre le estaba diciendo la verdad.

-Entendido. Pero, ¿qué hay detrás de esa fachada impecable? ¿Por qué quiere que ella esté aquí?

El señor Jonathan se recostó, mirando al techo mientras hablaba.

-La chica tiene ambiciones muy grandes. No subestimes a Amanda. Es más astuta de lo que aparenta.

Thomas había encontrado lo que buscaba y quizás más, volvió a verla disimuladamente se veía tan radiante que había quedado impresionado pero debía mantener la compostura. Ella era ahora su empleada.

Mientras tanto, las secretarias Kelly Smith y Diana Cooper evaluaban a Amanda. No estaban cómodas con la idea de que una joven parlamentaria ahora formara parte del equipo presidencial.

Amanda, con su cabello oscuro y ojos penetrantes, se dirigió a ellas.

-Supongo que ya tienen el discurso preparado. Por ahora, encarguen de todo. Cuando lleguemos a la Casa Blanca, nos pondremos al día, pero antes quisiera conocerlas.

Kelly, la segunda secretaria, asintió y comenzó a hablar

-Soy Kelly Smith. He estado acompañando al señor Brown desde su paso por la gobernación.

Amanda la vio sorprendida y respondió

-Entonces tienes 6 años trabajando para el.

Kelly sonrió con suficiencia.

-Asi es y antes de eso trabajaba con su padre.

Amanda rápidamente se dió cuenta que algo no estaba bien como alguien con tantos años era 2da secretaria seguramente le sucedió algo que hizo que se estancará su carrera, sin embargo sonrió y respondió.

-Es admirable, tienes mucha experiencia.

-Gracias

Diana, la tercera secretaria, agregó

-Yo soy Diana Cooper. Comencé hace un año, al inicio de la campaña electoral.

Amanda le sonrió.

-Entonces aún estás en proceso de aprendizaje. Espero que formemos un buen equipo.

Los minutos pasaron volando hasta que el señor Harris el jefe de seguridad entro en la suite.

-Señor ya llegó el helicóptero todos salieron despacio rumbo a los elevadores ya en la azotea del hotel el helicóptero esperaba.

El presidente, sus tres secretarias, el jefe de seguridad, y dos guardaespaldas abordaron. Y dieron inicio al viaje corto Desde las alturas, la ciudad brillaba como un mosaico de luces, el trayecto fue silencioso así como la calma antes de la tormenta, todos los estaban esperando en la casa blanca. Cuando llegaron los empleados les dieron la bienvenida de forma muy amable.

Un hombre mayor de unos cincuenta y tantos años con traje impecable se acercó haciendo una leve reverencia

-Buenas noches señor presidente bienvenido a su casa, soy el mayordomo y me llamo Williams estoy aquí para servirle en lo que desee.

Thomas le extendió su mano y agradeció su generosidad.

-Muchas gracias señor Williams.

El mayordomo siguió hablando.

-Ya llegaron sus cosas y fueron guardadas también las de la señorita Amanda y las del señor Harris, si gusta puedo guiarlos.

-Perfecto la prensa puede esperar unos minutos cierto.?

Dijo preguntando a sus secretarias

-Si señor aún tenemos tiempo.

Dijo la señora Kelly

La casa Blanca era gigante del presidente, Amanda y el señor Harris fueron con alguien diferente hasta sus habitaciones que estaban en diferentes niveles luego de revisar todo y tomar algunas cosas, regresaron rápidamente ahora hasta la prensa que esperaba al presidente muy ansiosos.

Esté dio su discurso, hubieron aplausos, risas y lágrimas, las secretarias permanecieron en segundo plano, con su característica seriedad las tres tomando notas sobre todo lo ocurrido. Finalmente, los eventos protocolarios concluyeron, y ya era la 1 de la madrugada y era tiempo de una reunión interna. Por primera vez el presidente fue a su despacho, estaba rodeado de su equipo de confianza, sabía que las alianzas y las deudas eran moneda corriente en la política.

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