La inocencia de los niños no siempre es sencilla para los adultos, ¿No lo creen?
Esmeralda volvió a la empresa y lo hizo con la certeza de que sería despedida finalmente por rechazar de todas formas a su insistente jefe. Antes de dar por terminada su jornada laboral, Kenton mandó a llamar a su esquiva empleada, pero por primera vez no solicitó un informe que justificara su visita a la presidencia. Esmeralda llegó y sin esperar ser anunciada entró a la oficina. Kenton no estaba en su escritorio, sino que había ido a la oficina de vicepresidencia para firmar unos papeles. Cuando la puerta fue abierta ella esperó encontrarse con su jefe, pero nada la sorprendería más que oir la voz de su sobrino. -¿Tia? Wow que pasada, ¿Aquí trabajas?- El niño empezó a mirar cada lugar y se sentó en la cómoda silla giratoria de Kenton -No, ¿Que haces aquí? Esta es la oficina de mi jefe y se molestará mucho si te ve aquí- La puerta fue abierta y Esmeralda se puso de pie -Hola Esmeralda, ¿Quien eres tu?- Miró al niño ocupando su silla con cierta molestia -¿Quién es usted?-
Esmeralda esperaba, de mala gana, sentada en aquel sofá la llegada de su sobrino traidor y de su manipulador jefe. Cuando llegaron, Dylan sostenía en sus manos un automóvil a control remoto de gran tamaño y también llevaba un obsequio para Alvarito. Kenton llevaba la comida y una sonrisa que pretendía ser angelical. -Gracias, pero no debió tomarse tantas molestias- Lourdes agradeció aquel gesto hacia sus hijos notando la emoción de Dylan -No es para tanto. Lo hice con placer y agradezco la invitación- Él demostró sus modales con excesiva cortesía y cordialidad causando infinita molestia en Esmeralda que sabía bien las intenciones ocultas -Vayan a lavarse las manos mientras yo preparo todo- Lourdes comenzó a buscar platos, vasos y demás -Por aquí- Esmeralda guió a su jefe al baño. Dylan se lavó primero las manos y fue junto a su madre dejándolos solos Kenton pretendió ser caballero haciendo un ademán para que Esmeralda entrara primero, pero cuando ella estaba poniéndose
NARRADOR Kenton fue a comprar helado con Dylan y en el trayecto le hizo algunas preguntas al pequeño que se veía encantado por la experiencia de pasear en coche. -¿Te gustan mucho los helados?- Apartó y ayudó al niño con el cinturón de seguridad -Si, pero mamá no puede comprarme y la tía lo hace cuando puede- Dijo con tristeza Kenton volvió a pensar por qué Esmeralda se negaba a la posibilidad que le estaba ofreciendo. Así le ofreciera cien mil dólares, le ayudaría demasiado. -Tengo una idea. Cómo no se que helados les gustan y tú no lo recuerdas llevaremos muchos- Le guiño el ojo a Dylan -Pero yo si recuerdo- Dijo confundido -Eres muy inteligente y se que lo recuerdas. Solamente diremos que lo olvidaste para llevar muchos diferentes y que tengas muchos helados para cuando no puedan comprarte- Dylan sonrió encantado y empezó a observar los distintos sabores -¿Puedo escoger los que yo quiera?- Preguntó sin poderselo creer -Si, los que quieras. No olvides llevar
Kenton se encontraba en su oficina recordando los labios de Esmeralda. Había disfrutado besarla así ella no le correspondiera. El juego del gato y el ratón le estaba excitando más de la cuenta. -Cuando sonríes podría ser el fin del mundo- el vicepresidente entró a la oficina agotado y se encontró con su amigo muy feliz -Cené en casa de Esmeralda anoche- Aquello causó sorpresa -¿Te invitó a su casa? No me lo creo- Kenton resopló y llamó al secretario para pedir café -No lo hizo, su sobrino me invitó como agradecimiento. Ese niño podrá acercarme a su sabrosa tía, estoy seguro- Su amigo lo miró sabiendo que había perdido la poca cordura que conservaba después del rechazo navideño -Estoy seguro de que Esmeralda ahora te odia un poco más. Estás actuando mal, deberías dejarla en paz. Hay millones de mujeres, búscate otra y déjala tranquila- Aconsejó con sabiduría -No haré eso. Seguiré viendo a su sobrino y visitando su apartamento. Aunque hay un novio o enamorado por ahí y
Mientras Kenton salía con Dylan, Esmeralda se quitaba su conservador y formal uniforme de trabajo y se metía a darse una ducha. Lourdes sostenía a Alvarito y le hablaba para darle un poco de paz para soportar las próximas horas. -Más lo alejas y más se acerca. Dylan usó mis palabras como chantaje cuando intenté no llevarlo a la empresa. Es muy listo- Se disculpó justificando sus actos -No estoy enfadada contigo. Me preocupa Dylan. No quiero que sufra cuando mi estúpido jefe desista de su deseo de seducirme- Lourdes miró a su hijo pequeño y agradeció que no tuviera la edad de Dylan -Si eso sucede, él aprenderá una importante lección. Intenta protegerte a ti. Él es un hombre de mundo, con experiencia y tu aún no comienzas a vivir. Me preocupa que acabes amándolo y abandonada después- Esmeralda la miró con decisión aún con espuma en su cabello -Eso no va a pasar. Jamás amaré a alguien como ese hombre. Pase lo que pase, solo preocúpate por Dylan. Del problema mayor me encarg
Kenton saboreaba la idea de estar con Esmeralda. Dylan le había dicho que ella jamás había tenido novio e imaginarse las pocas veces que ella hubiese tenido contacto con un hombre le resultaba muy tentador. Con el carácter tan difícil que tenía, podía casi asegurar que eran contados con los dedos de una mano los pocos afortunados. Él imaginaba todo lo que haría si tuviera su cuerpo desnudo y que luego sería ella quien suplicara repetir el encuentro. Jugar con ella y derribar sus mentiras se volvía cada día más entretenido. Primero había inventado ser lesbiana y después tener un admirador. No había mucho más que pudiera decir, pero saber que tenía deudas importantes le dejaba una gran posibilidad. -Tenemos una conversación pendiente- Le envió un texto a su teléfono. Algo que sorprendió a Esmeralda que no recordaba haberle dado el número -No tenemos nada de que hablar. Olvídelo- Texteó con rapidez sintiéndose indefensa Kenton decidió dejarla en paz. Disfrutaría la cena y co
Dylan había anotado lo que Kenton le había pedido y le había hablado en secreto a Alvarito para decirle que tendría mucha leche y pañales. Se sentía tan feliz que necesitaba contárselo a alguien y él sabía que su hermanito no podría hablar. Kenton había llegado a recoger a Dylan. Aquella era la primera vez que Esmeralda lo veía vestido de jeans y suéter. Aunque en él hasta el estilo informal resultaba elegante. Tal vez por sus accesorios caros y por la fragancia importada. Además estaba perfectamente rasurado y peinado. -Vendremos tan pronto como terminemos- Kenton le aseguró a Lourdes que ayudaba a su hijo a ponerse su abrigo y guantes -Dylan por favor hazle caso al señor Gilmore y si debes cruzar la calle miras a los lados. Le das la mano, ¿Entendiste?- Lo miró con advertencia y el niño le dió la mano a Kenton de inmediato -Todo estará bien. Él me acompañará a hacer algunas cosas y en cuanto terminemos vendremos. Iremos a merendar y volveremos antes de la cena. No sé preo
Las hermanas Starling escucharon varios pasos y luego como tocaban el timbre del apartamento. Al abrir la puerta, varios hombres comenzaron a entrar llevando consigo grandes bolsas y cajas repletas de distintos alimentos. -Paren. Nosotras no ordenamos nada- Lourdes quiso detenerlos -¿Este es el apartamento de las señoras Starling?- Lourdes parpadeó sorprendida y asintió- Entonces estamos en el lugar correcto. Permiso Esmeralda y Lourdes se quedaron paradas en un rincón viendo como él apartamento se llenaba de cosas que no habían pedido, pero en lo que Kenton y Dylan seguramente tenían mucho que ver. -Necesitamos espacio para traer los paquetes- Un empleado les habló y ellas comenzaron a moverse pensando que paquetes serían esos -Ay Dios- Lourdes se ahogó con su propia saliva cuando vió la cantidad de leche y pañales que cargaban los empleados -Que no te convenza su excesiva amabilidad. ¿Crees que él tiene buenas intenciones?- Esmeralda miró furibunda la gran compra q