Capítulo 30
Nosotros estábamos en la misma cama y podía ver de reojo que Astrid veía en un punto incierto, me puse de lado y la mire mientras apoyaba mi cabeza en mi mano.

— Un penique por tus pensamientos — ella rió y se puso en la misma posición que la mía — ¿Qué tanto piensas y que te angustia?

— No estoy angustiada en este momento, solamente pensaba en que extrañaba mucho estar en esta casa, siento que por fin algo es mío de cierta forma y no lo tengo gracias a mi familia. A veces vivir en este mundo que muchos sueñan realmente se vuelve una pesadilla, solamente encuentras personas que ven cómo sacar provecho de la situación.

— Te entiendo más de lo que crees, por suerte no todos son así y creo que en cierto punto de tu vida lo vas a comprobar en caso de que no lo hicieras en este momento.

— Ya lo hice, tengo buenas amistades que me ayudaron sin saber quién era realmente — ella sonrió con dulzura — también tú de cierta forma te acercaste a mí cuando no sabías que era la heredera de los Sal
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