Capítulo 32
Fue de esta manera que dejé de pegarme y mis manos fueron al cuerpo de Astrid, ella se pegó aún más a mi cuerpo y la levanté sin ningún esfuerzo. Nos fuimos a la cama entre tropezones y finalmente la miré con deseo.

— Eres preciosa — mis ojos la vieron con deseo — ven aquí.

La tomé nuevamente, ella no opuso ninguna resistencia y sus manos se fueron nuevamente a mi cuerpo; empezó a desabotonar mi pantalón y después siguió con mi camisa. Deslizó sus manos en mi abdomen mientras yo la desnudaba.

— Por un demonio — gruñí en el momento que Astrid tomó mi miembro — ten calma cariño, llevo un tiempo fuera de forma.

— Entonces deja que yo te guíe — ella se puso de rodillas y me besó — solo déjate llevar y disfruta el momento.

Astrid me lanzó a la cama, ella se quitó la ropa interior y dejó en evidencia un cuerpo con las medidas perfectas, tomó mi miembro entre sus manos y comenzó a masturbarme; gruñía desesperadamente y cuando le iba a pedir que me montara fue que sentí su boca descender
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