Ilán miraba a mi tía con ambas cejas arqueadas, su respiración parecía ser la de un toro embravecido, esto se calmó en el momento que acaricié su mano y por un instinto entrelacé sus dedos con los míos. — ¿Ilán Johnson? Pero cómo es posible que digas que mi sobrina es tu esposa cuando yo conocí a tu mujer y definitivamente no era ella. — Claro que era yo tía, solo que me cubría de maquillaje para pasar desapercibida y vaya que lo logré. Ahora quiero que te vayas de mi casa porque no pienso quedarme en pie mientras escuchó todos tus insultos hacia mí. — Así que te casaste, claro como tú ya estás casada ahora vienes a querer arruinarle la vida a tu prima, Angelique se encuentra completamente destrozada por su compromiso cancelado con Richard, no tienes idea todo el bochorno que mi pobre pequeña se llevó por tu culpa. — Richard simplemente canceló el compromiso porque se dió cuenta que la heredera universal de la familia Sallow era yo y no Angelique, el muy descarado vino a coquetearm
— Claro, vamos entonces — mire a Nathan — ¿Tú también vienes? Supongo que si te encuentras aquí es por algo y no solamente porque querías desayunar. — Si, voy contigo. De hecho yo pensé que te quedarías en casa, tu ropa no es la mejor para que te presentes en el hotel de tu abuela, es demasiado sencilla. — El día de hoy amanecí con ganas de vestirme así, ahora vamos de una buena vez que lo que importa soy yo y no mi ropa. Los tres nos fuimos en uno de los carros que la familia Sallow poseía, al parecer estos no fueron vendidos por mi tía y por Angelique. Al llegar al hotel fui directo a la oficina ya que Nathan quería hablar conmigo y de paso con Ilán, estábamos encerrados mientras el primer mencionado nos veía detenidamente. — Si no tienes nada que decir creo que deberíamos irnos a ver las cosas del hotel — hablé rompiendo el hielo — no puedo estar perdiendo el tiempo viendo cómo el señor N, viene a vernos detenidamente cuando es más que obvio que nos hace sentir incómodos. — Qui
Mi sonrisa se volvió aún más sarcástica, el hombre al ver la indiferencia que lo veía se puso furioso y se levantó de tal forma que hubiera asustado a cualquiera pero no a mí. — Por favor llama al chef — miré a Nathan — quiero hablar con él, aquí el señor presente está siendo un reverendo idiota y ya me cansé de darle una amabilidad que evidentemente no se merece. — ¿Y está quién se cree para mandar como si fuera la dueña? — el tipo hizo un gesto de desagrado y miró a Nathan — ¿Y tú quién eres? Jamás te había visto. — Bueno, le presentó a Nathan, él es mi abogado — yo caminé en dirección a él — y en mi caso también me presento, soy Astrid Sallow; la dueña absoluta no solo de este hotel sino de los otros que se encuentran fuera del país. El chef llegó y al verme saludó de forma respetuosa, fue en ese momento que el comensal idiota que me había tocado enfrentar se puso completamente pálido por la situación. — Quiero que me diga en este momento quién es este sujeto, le va a pasar los
Nathan me miró sorprendido por lo que le había dicho, pensé que tomaría la noticia de otra forma pero al parecer me equivoqué. — ¿Acaso hay algún problema conmigo? — No es eso, por mí estaría encantada en que siguieras trabajando a mi lado, pero también comprendo que no eres un asistente personal sino un abogado que viene siendo director de un colegio, y, y, y… ¿Sabes qué? Olvida lo que te pedí, puedes seguir con tu puesto, pienso pagarte tus honorarios y no es algo que se encuentra a discusión. — Muy bien, entonces me encargaré de las cosas que me has pedido. Si no tienes nada más que pedir pues me retiro. — Quiero irme a la mansión, hay algunas cosas pendientes ahí y pues me siento cansada. Mañana vendré a ver qué otras irregularidades cometió tanto mi tía como el hombre de confianza de tu abuelo, sinceramente me da asco ver una actitud así. Salí del hotel rumbo a la mansión, mientras iba en el camino de la nada salió una gallina y un perro que la perseguía; frene de golpe y mi
Escuché como los pasos de Ilán se volvían rápidos y luego un sonido seco de la puerta cerrándose inundó mis oídos, al levantar con precaución la vista fue que miré que estaba completamente sola. Tomé a Oreo entre mis manos y después lo fui a poner en un cajón vacío. — Hola — Ilán entró a la habitación ya vestido — lo siento, no sabía que vendrías a mi cuarto y estaba a punto de bañarme. — Ahora es nuestro cuarto — me lancé en la cama de mi abuela — resulta ser que al ama de llaves se le ocurrió que sería una buena idea o lo más normal que durmieramos juntos, de hecho no tiene nada de ilógico pero esto aplicaría en el caso que fuéramos un matrimonio verdadero. — Por un demonio, con razón encontré ropa de mujer en el clóset. Pensé que ocupaban esto para dejar prendas que casi no usabas y jamás imaginé que fuera por ese detalle — Ilán se sentó en el borde de la cama — creo que debemos buscar la forma para que ninguno termine siendo visto de la forma que nos hemos visto en este día. —
Bajé del helicóptero con ayuda de Ilán y entramos al enorme edificio mientras éramos custodiados por el personal de seguridad. Llegamos hasta el garaje donde se almacenaban miles de coches y en el trayecto pude ver una caja fuerte tan imponente que daba miedo verla. — Ilán — me abroché el cinturón — ¿Qué es lo que hay en esa caja fuerte que estaba de paso? ¿No te da miedo tenerla tan a la vista. — En esa caja hay prendas que no se encuentran en exhibición para todo mundo debido a que son demasiado costosas para las personas comunes, generalmente se hace una subasta anual en la que vienen gente exclusiva y a la que se le hace llegar una invitación para que puedan asistir. No me da miedo tenerla a la vista porque es imposible que alguien venga a querer robar, solamente yo puedo ingresar al sitio y este se encuentra a prueba de bombas, balas, fuego y cualquier otra cosa que pueda destruirla, está hecha de titanio puro después de todo. Ilán manejó hasta el bar de Parker, seguía procesan
Nosotros estábamos en la misma cama y podía ver de reojo que Astrid veía en un punto incierto, me puse de lado y la mire mientras apoyaba mi cabeza en mi mano. — Un penique por tus pensamientos — ella rió y se puso en la misma posición que la mía — ¿Qué tanto piensas y que te angustia? — No estoy angustiada en este momento, solamente pensaba en que extrañaba mucho estar en esta casa, siento que por fin algo es mío de cierta forma y no lo tengo gracias a mi familia. A veces vivir en este mundo que muchos sueñan realmente se vuelve una pesadilla, solamente encuentras personas que ven cómo sacar provecho de la situación. — Te entiendo más de lo que crees, por suerte no todos son así y creo que en cierto punto de tu vida lo vas a comprobar en caso de que no lo hicieras en este momento. — Ya lo hice, tengo buenas amistades que me ayudaron sin saber quién era realmente — ella sonrió con dulzura — también tú de cierta forma te acercaste a mí cuando no sabías que era la heredera de los Sal
La psicóloga me escuchó atentamente e incluso me dió un vaso con agua, aún me dolía hablar de la muerte de Gabrielle y me sentía demasiado culpable con esto. — Así que se siente culpable por el suicidio de su hermana — yo asentí — ya veo, supongo que si se hubiera encontrado ahí nada de esto hubiese pasado. — ¿Disculpe? — me mostré sorprendido — ¿Sabe qué? Creo que no fue buena idea venir, si me disculpa tengo que irme. Salí del consultorio y la primera persona que miré fue Astrid, ella se levantó asustada al verme, no pensé en nada más que en ir a abrazarla y sus brazos me recibieron con calidez. — ¿Qué sucede? Pensé que ibas a demorar un poco más — sus manos sujetaron mi rostro y me miró preocupada — ¿Estás bien? Te miré entrar tan decidido que incluso llegué a la conclusión de que estarías al menos media hora ahí dentro. — Esto fue una mala idea, creo que lo mejor es irnos. Por favor Astrid, estar aquí me asfixia demasiado y los recuerdos con Gabrielle están en este momento mu