Estimadas lectoras y lectores Ari y Pietro tienen mucho que conocerse, pero Aria no puede simplemente dejar a sus compañeras de vida atrás, ellas deben estar a su lado.
A la mañana siguiente, Pietro, después de echar un vistazo a sus pequeñas y darle un beso a la madre de estas, fue a la habitación de su madre. Se sentía nervioso, tenía miedo, era un miedo infundado por 48 años de ausencia, aquellos años de sueños esporádicos, de sueños borrosos, lo cuales no los recordaba todos, pero había algo común en ellos, en ellos, siempre estaba ella.Al abrir la puerta, sintió alivio, al ver la silueta femenina acurrucada en un lado de la cama, dormía plácidamente, la luz del día se colaba por las cortinas e iluminaba aquel rostro cansado, su madre aunque mayor, era bella, su madre era una mujer muy bella.Tomo aire y suspiro, entro casi a hurtadillas, procurando no hacer ruido, tomo asiento en una silla que estaba cerca de la ventana, la observo con detenimiento y se perdió en un pensamiento.En otra vida, su madre pudo haber sido dueña de su vida, en otra vida, ella no conoció a Leonardo, en otra vida, ella junto a su madre escaparon de su padre, rompieron a
- Señor Moretti, ¿Recuerda que nos pidió vigilar al joven Sebastiano? – Dijo el asistente de Antonio Moretti. - Sí, ¿Qué sucede con él? – Pregunto Moretti con cara de molestia. - Detectamos algunos movimientos un tanto extraños en su computadora… - Dijo su asistente un tanto nervioso. - ¿Qué movimientos? – Antónimo mostraba impaciencia, no le gustaban los rodeos. - El joven ha estado buscando a Franco Amato, lo ha hecho a través de la web oscura… - Finalmente, el asistente le contó lo que habían detectado, obviando que aquello, no le agradaría a su jefe. - ¿Y? – Moretti respondió, causándole gran sorpresa. - Pues lo encontró… - Dijo el asistente preocupado. - Maldito escuincle, ¿Qué demonios quiere? – Pregunto Moretti que para entonces ya se había levantado de su escritorio. - Venganza… ¿No lo cree? – Respondió el asistente tratando de dar explicación a lo sucedido. - Ese Franco Amato nada más no puede morirse tranquilo… - Pensó en voz alta el juez mientras veía hacia el venta
Massimo había cumplido con algo que el mismo se había encomendado y que la final se había vuelto, la última voluntad de Leonardo Pellegrini, todo había sido un torbellino lleno de emociones, era claro que la llegada de la verdadera madre de Pietro era un motivo de alegría, pero aún tenía un pendiente más.Luego de un largo rato de meditarlo, decidió aceptar la propuesta o consejo que Diana le había dado. Tanto él como Pietro, no querían tener más contacto con un hombre que al final los quiso dañar, si bien, Pietro no recordaba nada, lo que su hijo le había contado, le bastaba para querer decir no, por lo que él, como, se despedirían de Leonardo, no había sido discutido.Massimo había externado a Diana el problema, por lo que ella le dio una idea que no parecía descabellada, al final, si había alguien que aún quería o respetaba a Leonardo, esa era, Aria Bellucci, si alguien podía darles un mejor uso a sus cenizas, esa sería ella. Así que, ya sin pensarlo más, llamó a su hermano para ext
Un regalo especialValeria se encontraba totalmente concentrada en una joya que ella misma estaba preparando, llevaba días levantándose a altas horas de la mañana para poder trabajar tranquilamente. Marco normalmente se levantaba a cuidar a los bebés en caso de que el monitor le avisara, no quería que nada interrumpiera la concentración de Valeria.- Cielo, ¿Cómo vas? - Dijo Marco colocando una taza de café sobre su escritorio.- Bien amor, solo estoy colocando estas piedras en el centro, creo que es lo más complejo hasta el momento.- Debes descansar mi vida, yo sé que es importante, pero debes descansar, aún falta tiempo. - Dijo Marco, preocupado por su esposa.- ¡Tranquilo, mi vida! Solo es cuestión de unos días, esto debe quedar perfecto, se lo prometí a Paloma y no pienso fallar. Dame un minuto…Marco vio cómo su esposa ponía toda su atención en aquella exquisita joya. Esta sería un regalo para la boda que se aproximaba, por lo que no podía darse el lujo de descansar.Todos estos
Sebastiano, últimamente, frecuentaba un café que se encontraba dentro de la zona universitaria, no había día que no estuviera en la tarde a la misma hora tomando un café americano en ese lugar.La verdad era que, no se trataba del mejor café, no era que el lugar fuese el de moda, la verdad era que había conocido a alguien ahí. En el lugar laboraba una chica de ojos azul profundo y mirada cautivadora.La chica encargada de preparar el café se había convertido en la chica de su interés, él solo había visto sus ojos, lo demás se mantenía oculto por el cubrebocas que usaba mientras trabajaba; sin embargo, una noche al salir del café, se topó con ella, ya no llevaba nada que cubriera su verdadera belleza.Desde esa noche, Sebastiano no había logrado dejar de pensar en aquella joven de ojos azules. Razón por la que, todas las tardes, acudía al mismo café, pedía siempre lo mismo y se estaba ahí hasta muy entrada la noche.El joven no le era indiferente a la chica, la cual lo miraba todas las
- ¡Piensa Almendra! ¡Piensa! ¡Piensa! ¿Dónde demonios voy a dormir? – Decía Almendra al ver su situación, olvidando completamente al chico que tenía a su lado.- Si gustas… Puedes dormir en mi apartamento… - Dijo Sebastiano mirando a la chica llena de preocupación.- ¿De verdad? ¿Cómo es que confías en mí? Apenas y me conoces… - Dijo Almendra un poco nerviosa.- Bueno, básicamente es mi culpa por la que te quedaste fuera, es lo mínimo que puedo hacer. – Dijo el joven un tanto apenado.- ¿Mmm? ¡Dios! ¡Dios! ¿Qué hago? – Decía ella intentando analizar sus posibilidades. - ¡Al demonio! Está bien, solo porque tú prácticamente eres el culpable de que esté en esta penosa situación. ¿Dónde vives?Sebastiano se sorprendió del cambio en aquella “indefensa” mujer.- Mi casa queda a dos cuadras de aquí, podemos ir caminando. – Dijo Sebastiano, un tanto sorprendido.- ¡Bien! Solo te digo una cosa, Sebastiano Di Stefano… Si intentas abusar de mí, no te seré una presa tan fácil, sé escabullirme y pu
Franco Amato hijo, finalmente se había despertado, solo para encontrarse con una terrible realidad, Leonardo podría parecer el hombre más indefenso dentro de la cárcel, ya que, para su edad, el juez Moretti había sido duro con el castigo y no había aceptado el arresto domiciliario. No después de conocer las atrocidades perpetradas contra Alessia Amato, quien, por años, vivió bajo la sombra de su abuelo y suegro, y que además este último fuera quien abusaba de ella.Franco despertó y pudo sentir cómo el cuerpo le dolía, no recordaba bien lo que había sucedido, solo le llegaban vagos recuerdos de una riña en la celda, un dolor intenso a la altura del abdomen y ver sus manos manchadas de mucha sangre.- Franco Amato, ¡Qué bueno que has despertado! Creíamos que ya se nos había adelantado… - dijo un oficial que lo vigilaba muy atentamente.- ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? – Dijo Franco tratando de moverse.Franco intentaba levantar su cuerpo, pero este parecía que le había pasado un tren enc
Massimo miraba a su familia y era todo lo que de niño había imaginado; sin embargo, aún tenía algo que le robaba su tranquilidad y eso era su Luciano. Si bien, el joven no lo tenía en alta estima, a Massimo le dolía solo recordar a su niño chiquito, recordar cómo entraba a su habitación, cuando era un bebé, levantarlo para cargarlo, sentirlo en sus brazos, ver sus pucheros, escuchar sus balbuceos, ver cómo el pequeño le tomaba su dedo le llenaba el alma cuando tenía un mal día.Hoy día lo recordaba más, ya que al ver cómo Pietro estaba disfrutando su etapa de papá, le recordaba las diminutas cosas que vivió con Luciano de bebé.Debía reconocer, que de momento sentía rabia. Leonardo y Franco le habían robado la oportunidad de ser padre, pero sabía que no solo eran ellos los culpables. Él, en gran medida, tenía culpa, cargaba con la culpa que le producía haberse dedicado más a la empresa que a su hijo. De haber puesto más atención en su familia, estaba completamente seguro de que muchas