Hola Espero les guste el capítulo de hoy.
Pietro se llevó el auto de Massimo para regresar al hospital, él solo había tomado una copa de coñac, ver a su hermano en ese estado, le hacía sentir algo extraño, era una rara sensación, jamás tanto el cómo Massimo, habían compartido una charla o problema. Pietro sintió que mencionar que estaba recuperando de a poco la memoria, no era buena idea, le gustaba la relación que hoy día estaba llevando con su hermano, sabía perfectamente que, entre ellos, el pasado no era el idóneo, así que no quería que eso cambiara. Las preguntas hechas por su hermano lograron entrar en su mente, hizo una pequeña mueca al recordar las respuestas que le había dado a su hermano, él no conocía ese lado de su hermano, uno donde sentía curiosidad por saber de más. — Massimo, la curiosidad mato al gato. — Dijo él en voz alta, mientras conducía. El hombre llegó al hospital, le rugió un poco el estómago, había ido a tomar un trago, pero no tenía nada en el estómago, así que antes de llegar con Celeste paso a l
Marco, después de salir de su habitación, se dirigió a su estudio, estaba agotado, no había dormido bien, hoy planeaba llegar a casa y dormir a lado de su esposa, pero no contaba con que se encontrarían frente a frente con Pietro. La situación había provocado que Valeria se perdiera en la idea que el hombre estaba vivo, Marco se sentía herido ante la reacción de su esposa, estaba claro lo que sucedería una vez que ella descubriera toda la verdad. Cansado se sentó en su amplia silla detrás de aquel elegante escritorio, cerró los ojos y volteo hacia la ventana, perdiéndose en la vista que tenía. Un matrimonio de 15 años se le estaba yendo de las manos en un abrir y cerrar de ojos, Valeria no sabía de la existencia de Pietro, pero estaba claro, una vez que su amigo decidiera aparecer o fuera inevitable el reencuentro, su matrimonio estaba acabado. La situación le dolía, él claramente amaba a la mujer que decidió tomar como esposa, pero algo que no podía entender, era como ella no pensab
Valeria permaneció en su habitación pensando en la conversación que había tenido con Camila, ella no había pensado que su cambio fuera notorio, en su mente solo estaba la idea de que estaba viendo a Pietro. Valeria sintió un gran remordimiento, no era posible que ella le estuviera provocando tal dolor a Marco, él no merecía esa actitud, básicamente le había estado ignorando todo el camino a casa y aquel hombre, con una asombrosa paciencia, solo le cuidaba y mimaba. Ella se levantó de la cama y fue a buscar a Marco a su estudio, era momento de hablar, sabía que sería una dolorosa o penosa conversación, aunque no esperaba que su esposo no estuviera solo. Ella normalmente acostumbrada a tocar la puerta, hoy estaba distraída y no lo hizo, lo que provoco que al entrar viera cómo Camila abrazaba a Marco y este, realmente se veía afectado, ella sintió una punzada en el pecho, una profunda y dolorosa punzada. — Marco… Yo… — Dijo Valeria con los ojos llenos de lágrimas. Camila soltó el abraz
Marco salió de casa tratando de no discutir con su esposa, condujo sin un rumbo fijo, aunque su corazón lo llevo a un lugar donde seguro nada bueno saldría de ahí, bajó del auto y en ese preciso momento, estaba dispuesto a confrontar la situación que lo tenía así. — Disculpe, soy el señor Barzinni, mi esposa estuvo ayer en este hospital, pero encontré a un amigo, su novia está en este hospital, solo que no tengo su número telefónico y no sé en qué habitación está, ¿podría ser tan amable de ayudarme a localizarlo? — Disculpe, señor Barzinni, pero no puedo darle información de nuestros pacientes. — No me explique bien, no quiero datos de la paciente, solo quiero poder localizar a mi amigo, su nombre es Pietro Pellegrini y la paciente es Celeste Zanini, ella es profesora de mi hijo, llego aquí con fracturas en sus piernas debido a un accidente en el colegio Marymount. La enfermera Beatrice, que estaba ahí, lo reconoció, era el amoroso esposo de aquella bella mujer embarazada. — Señor
Pietro rodeó el auto de Massimo, era obvio que ya le debía un cristal, lo iba a dejar a su casa para pedirle a Teodore que le ayudara a llevarlo a la agencia, además de que no podía regresar en ese estado a la habitación con Celeste, pasaban de las 5:00 am, por lo que lo idóneo era ir a casa, tomar un baño y curar sus heridas. Marco, por su lado, camino hacía urgencias a que le atendieran los golpes recibidos en la cara, estaba claro que llegar en ese estado alteraría a Valeria, por lo que llamó a Federico. — Federico, ¿estás en casa? – Pregunto Marco mientras conducía en dirección a su casa. — Marco ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Qué sucede? Normalmente, no me llamas a esta hora a menos que sea una emergencia. — Dijo Federico levantándose de golpe de la cama. — No me pasa nada urgente, pero quiero ir a tu casa, ¿puedo? No tengo a dónde llegar… — ¡Claro! Ya sabes que aquí tienes tu casa, ¿paso algo con Valeria? — Te cuento cuando llegue… — Ok aquí te veo… --- Mansión Pellegrini
Minutos después de que Federico recibió la llamada de Marcos, este hombre estaba tocando a la puerta de su casa. Federico abrió y al hacerlo encontró el rostro golpeado de su amigo y compañero y dijo: — Marco ¿Qué te ha pasado? ¿Con quién te peleaste? — ¿Puedo pasar? — ¡Oh! ¡Cierto! ¡Pasa, pasa hijo! Cuando me llamaste no imagine que te encontraras en este lamentable estado. — ¿Estoy muy mal? — Bueno, no es algo que vaya a pasar desapercibido a los ojos de tu esposa… — ¡Ay, Federico! Yo creo que ya no tengo esposa, creo que nunca la tuve… — ¡Marco! No digas estupideces, tienes una mujer adorable y recuerda, está embarazada, tal vez ahora este irritable, pero es el embarazo, no todos los embarazos son iguales y desconozco, pero me imagino tener dos criaturas dentro no ha de ser nada fácil. — No es el embarazo, es Pietro… Siempre ha sido él, siempre ha estado ahí, yo solo fui el placebo… — Marco… ¡No digas tonterías! Llevas 15 años casado con Valeria, un matrimonio se forma a tr
Pietro tomó un baño y una ligera siesta, despertó cuando sintió que alguien le agarraba el cabello, una pequeña mano jugaba con sus risos.— Enzo, ¿no vas a ir a la escuela? – Dijo un somnoliento Pietro con los ojos aún cerrados.— Sí, pero quiero que me lleves tú… ¿Dónde has estado abuelo?— He tenido mucho trabajo y ahora estoy un poco cansado, pídele a Teodore que te lleve a la escuela.— Abuelo, ¿ya no me quieres llevar tú?— Sí, pero recuerdas que estoy cuidando a la miss Celeste en el hospital, hoy sí que estoy cansado.— Hmm… Solo porque la estás cuidando, pero ¡Te extraño abuelo! Casi no te veo…Pietro, al escuchar eso, sintió una punzada en el pecho, se volteó y vio a su nieto con el uniforme puesto, lo jalo para abrazarlo y le dijo:— ¡Te prometo que voy a hacer un hueco e ir por ti en la tarde al colegio!— ¿De verdad?— ¡Sí!— Oye… ¿Qué te paso en la boca? Tienes una marca, aquí. — Dijo Enzo tocándole el moretón.— ¡Auch! ¡No toques! ¡Duele!— Je, je, je abuelo, ¿te caíste
Pietro salió del hospital para reunirse con Darío, el plan de aquel hombre era hacer todos los arreglos para no regresar a Italia, su cabeza estaba hecha un lío, ante todo, ahora que estaba comenzando a recordar, no podía dejar cabos sueltos, debía dejar toda su vida en Italia organizada.— Darío, me da gusto verte… — Dijo Pietro mientras tomaba un poco de café.— Señor Pietro, ¿en qué le puedo servir?— Darío, necesito que hables con Marco Barzinni, necesitamos descongelar mis propiedades, todo lo que tengo en esas cuentas, quiero que pase directo a Paloma Barzinni Ocelotl. Creo que eso no debería ser un problema, él es su padre y no debe negarse, si lo hiciera, ella es legalmente mayor de edad, no es mucho, pero con eso ella puede vivir una vida sin preocupaciones.— Señor Pietro, ¿qué pretende con eso? Esas propiedades suman una gran cantidad.— Efectivamente, originalmente esas propiedades y recursos serían para mi esposa de ese entonces y mi hija. No quiero generar polémicas, así