Hola Espero les guste el capítulo de hoy.
Minutos después de que Federico recibió la llamada de Marcos, este hombre estaba tocando a la puerta de su casa. Federico abrió y al hacerlo encontró el rostro golpeado de su amigo y compañero y dijo: — Marco ¿Qué te ha pasado? ¿Con quién te peleaste? — ¿Puedo pasar? — ¡Oh! ¡Cierto! ¡Pasa, pasa hijo! Cuando me llamaste no imagine que te encontraras en este lamentable estado. — ¿Estoy muy mal? — Bueno, no es algo que vaya a pasar desapercibido a los ojos de tu esposa… — ¡Ay, Federico! Yo creo que ya no tengo esposa, creo que nunca la tuve… — ¡Marco! No digas estupideces, tienes una mujer adorable y recuerda, está embarazada, tal vez ahora este irritable, pero es el embarazo, no todos los embarazos son iguales y desconozco, pero me imagino tener dos criaturas dentro no ha de ser nada fácil. — No es el embarazo, es Pietro… Siempre ha sido él, siempre ha estado ahí, yo solo fui el placebo… — Marco… ¡No digas tonterías! Llevas 15 años casado con Valeria, un matrimonio se forma a tr
Pietro tomó un baño y una ligera siesta, despertó cuando sintió que alguien le agarraba el cabello, una pequeña mano jugaba con sus risos.— Enzo, ¿no vas a ir a la escuela? – Dijo un somnoliento Pietro con los ojos aún cerrados.— Sí, pero quiero que me lleves tú… ¿Dónde has estado abuelo?— He tenido mucho trabajo y ahora estoy un poco cansado, pídele a Teodore que te lleve a la escuela.— Abuelo, ¿ya no me quieres llevar tú?— Sí, pero recuerdas que estoy cuidando a la miss Celeste en el hospital, hoy sí que estoy cansado.— Hmm… Solo porque la estás cuidando, pero ¡Te extraño abuelo! Casi no te veo…Pietro, al escuchar eso, sintió una punzada en el pecho, se volteó y vio a su nieto con el uniforme puesto, lo jalo para abrazarlo y le dijo:— ¡Te prometo que voy a hacer un hueco e ir por ti en la tarde al colegio!— ¿De verdad?— ¡Sí!— Oye… ¿Qué te paso en la boca? Tienes una marca, aquí. — Dijo Enzo tocándole el moretón.— ¡Auch! ¡No toques! ¡Duele!— Je, je, je abuelo, ¿te caíste
Pietro salió del hospital para reunirse con Darío, el plan de aquel hombre era hacer todos los arreglos para no regresar a Italia, su cabeza estaba hecha un lío, ante todo, ahora que estaba comenzando a recordar, no podía dejar cabos sueltos, debía dejar toda su vida en Italia organizada.— Darío, me da gusto verte… — Dijo Pietro mientras tomaba un poco de café.— Señor Pietro, ¿en qué le puedo servir?— Darío, necesito que hables con Marco Barzinni, necesitamos descongelar mis propiedades, todo lo que tengo en esas cuentas, quiero que pase directo a Paloma Barzinni Ocelotl. Creo que eso no debería ser un problema, él es su padre y no debe negarse, si lo hiciera, ella es legalmente mayor de edad, no es mucho, pero con eso ella puede vivir una vida sin preocupaciones.— Señor Pietro, ¿qué pretende con eso? Esas propiedades suman una gran cantidad.— Efectivamente, originalmente esas propiedades y recursos serían para mi esposa de ese entonces y mi hija. No quiero generar polémicas, así
--- Celeste Zanini --- Celeste se encontraba mirando hacia la ventana, las piernas le dolían un poco, el medicamento que le colocaban era lo suficientemente fuerte, para mitigar el dolor de aquellas heridas. Por un momento, se quedó viendo hacia el cielo, pensaba en su vida, lo difícil que había sido todo el tiempo, siempre pensó que algo muy malo debió hacer en su vida pasada, ya que hoy día la vida que tenía no era la mejor. Un poco de tranquilidad tuvo cuando llego a Ostia, no vivía con lujos, su apartamento era pequeño, pero no necesitaba realmente nada más, ella solo se tenía así misma y su gato Spike, Celeste desde muy joven había trabajado en lo que pudo, no le daba miedo ensuciarse las manos. Una vez tuvo la oportunidad de conocer a su amiga Giorgia Telesca, aquella chica de familia acomodada, pero muy discreta, le apoyo con sus estudios, incluso antes de viajar a España, la recomendó en el Colegio Marymount, si no la hubiese conocido, seguramente ella no estaría ahí. Jamás
--- Valeria Barzinni --- Me levanto de la cama, el hambre de mis bebés me despierta, mi cabeza está hecha un lío, me siento mareada, confundida, aún no puedo determinar que está sucediendo, aún no puedo entender ¿Cómo es que mi matrimonio pende de un hilo? Y otra cosa ¿Por qué veo a Pietro? Hace muchos años, había aceptado que él estaba muerto, nunca vi su cuerpo, pero desde esa horrible noche, supe que así era, sé que no debería mortificarme así. Es una extraña sensación la que me acompaña, se ha apoderado de mí y no me suelta, me asfixia, llego de repente y no ha querido irse, tal vez no debí decir nada, pero si no se lo contaba a Marco ¿A quién? Aunque ahora, entiendo, fue un error, él no lo tomó nada bien. ¡Demonios! ¡Cómo me ruge el estómago! Anoche cené el caldito que hizo Camila, aunque la verdad, no me supo a nada, ella insistió, los bebés casi me hacen sacarlo en el baño, pero hablé con ellos y le dije que debíamos comer algo, no era pizza ni otras golosinas, así que obviam
— Celeste, no hay nada de qué preocuparse, mira, todos esos malestares son totalmente normales. — ¿A qué se refiere Dr. Kensington? ¿Normales? Yo no me siento tan normal… — ¡Celeste, querida! Tu situación es muy normal ¡Felicitaciones! ¡Estás embarazada!La cara de Celeste se puso pálida, ahora que había decidido irse, ahora que finalmente había tomado la dolorosa decisión, le pasaba esto, pero ¿Cómo no le iba a ocurrir algo así? Si nunca se cuidó, todo lo dejó en manos de la naturaleza y la acción divina.— Celeste, ¿estás bien? Te veo muy pálida, sé que esto te hubiera gustado compartirlo con Pietro, pero últimamente veo que no viene acompañándote y de acuerdo con lo que veo en el ultrasonido y los estudios, estos bebés ya tienen 6 semanas.— ¡Wow! No creí… que…— Por tu cara, veo que la noticia te cayó de sorpresa.— La verdad es que sí, las cosas no están muy bien que digamos.— ¿Pietro? Pero él se ve que te adora…— Él es un gran hombre, pero, las cosas no son tan sencillas, T
Pietro conducía su camioneta a toda velocidad, la decisión ya la había tomado, las consecuencias él las temía, pero sin dudar, cualquiera de los que ya conocían su existencia, podría sacar la verdad. Y no había más verdad que la que él conocía y había vivido, nadie, absolutamente nadie, conocía esa triste realidad, una donde el futuro juntos, les fue arrebatado.Cuando finalmente llego a casa de su viejo amor, aparco su camioneta, saco un cigarro y debido a las ansias, espero a fumarlo y terminarlo, con ello esperaba mitigar lo que está sintiendo. Pietro bien sabía que lo que estaba haciendo, solo era un placebo, le sudaban las manos, sentía una terrible punzada en la boca del estómago, tenía un nudo en la garganta, trataba de no sobre pensar las cosas, al final ya estaba ahí, ya no podía echarse para atrás.Aquel hombre, reclino su cabeza en la cabecera del asiento del auto, cerro los ojos, luego los abrió y vio la hora, aún tenía 3 horas para cerrar el tema y poder ir por Enzo, su hi
Celeste regreso del médico e inmediatamente, guardo sus pertenencias, le temblaban las manos, pero era algo que debía hacer, si seguía ahí, claramente sabía que en algún momento se acobardaría y se podría arrepentir.En la última visita de Pietro, a ella le había quedado claro que este hombre tenía algo más que solo distancia y exceso de trabajo. No sabía quién era y no le importaba, seguramente debía ser alguien más interesante y menos complicada, en esa última visita, él y ella habían intimado, obviamente no se había preocupado por cuidarse o no lo había pensado, ahí estaba el resultado.Estaba claro que no le ocultaría el tema de que sería padre, aunque no continuaran juntos, él tenía el derecho de saber que venían en camino dos pequeñines, si él quería podía acompañarla a sus visitas prenatales o al alumbramiento, pero jamás iba a obligarlo.Celeste podría ser una buena mujer, podría ser cariñosa y dócil, pero si algo le caracterizaba, era que cuando tomaba una decisión, la respeta