Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia.
Marco no sabía exactamente dónde sentarse, los ojos almendra de su esposa lo miraban con curiosidad, Valeria no entendía la actitud de su esposo, no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.— ¡Dios Marco! ¡Ya toma asiento y hablemos de lo que significa eso! – Dijo Valeria señalando el folder con documentos.Marco finalmente se sentó en la silla que estaba frente al escritorio, quedando a lado de Valeria, se giró y la miro, vio esos ojos que le volvían loco y que hoy le dolían.— Vale… No quería llegar a esto, pero…— Pero… ¿Qué Marco? ¿Qué? ¡Demonios! ¡Me estás pidiendo el divorcio!— Si Valeria y créeme, es la decisión más dolorosa que he tenido que tomar.Valeria lo vio y sus ojos se llenaron de lágrimas, ella poco a poco, palabra con palabra que salía de la boca de Marco, se daba cuenta de que era verdad, él y había tomado la decisión.— ¿Por qué Marco? ¿Por qué ahora?— Mi querida Valeria, ambos sabemos que aunque no lo quieres aceptar, tú no me amas…— Marco, yo… Yo te amo…— Va
Habían pasado 3 semanas desde que Valeria firmo los documentos, básicamente ella ahora era una mujer libre, Gio había estado triste al saber que sus padres se separaban, él aún era pequeño, con sus casi 6 años, no comprendía bien a bien que era separarse. En la mente del niño creía que era como lo que estaba viviendo Enzo, su abuelo vivía ahora en otro país, él sabía que cuidaba de la miss Celeste, pero los fines de semana venía a visitarle sin falta, Gio entendía que así era una separación, tal como lo dijo el abuelo de Enzo, cuando terminen las clases, estarán juntos.Valeria había tenido que agarrar fuerzas de donde no tenía para mantenerse tranquila, lo hacía por sus pequeños principalmente, desde el día que delante de Marco firmo los papeles de divorcio, no habían tenido contacto, ella prefirió que, si había algo que revisar de los chicos, lo tomara Camila o Paloma. Otro duro golpe de realidad le llego cuando noto que hoy tenía la visita con la ginecóloga, habían pasado un par de
Valeria entró al consultorio, la doctora Berlusconi miro extrañada la silueta del hombre que la acompañaba. Antes de que pudiera hablar, Valeria dijo:— Viene como apoyo moral…— ¡Bien! Veamos cómo van tus chiquitines.— Valeria, ya conoces el procedimiento, ayúdame y sube a la camilla, descubre tu vientre.Massimo ayudó a Valeria a subir a la camilla, fue hasta ese momento en que Valeria, sintió un poco de vergüenza, ese hombre no la había visto desnuda, desde aquella noche donde concibieron a Paloma y ahora vería su vientre hinchado. Sus mejillas cambiaron de color y trato de pensar en lo que se reflejaba en la pantalla, al igual que Massimo.El hombre por su lado estaba perdido, se imaginaba como hubiera sido si ella y él hubiesen terminado juntos, pero no tenía mucho caso pensarlo, de eso ya habían pasado 20 años. Esos años en los que, con ayuda de terapia, había logrado entender todo el daño que había provocado y no era que no lo reconociera, era solo que la terapia y mucho trabaj
Valeria se levantó de la mesa molesta, estaba por marcharse cuando sintió el fuerte agarre en su brazo, ella por instinto volteo regalando una mirada asesina.— ¿Qué quieres Marco?— ¡Quiero que te calmes! Debemos mantener la calma, sé bien que todo lo que está sucediendo es por lo nuestro, pero ambos debemos ser conscientes y hacer nuestro mayor esfuerzo por ellos. ¿Crees que para mi es fácil verte? ¡No lo es! Tú no sabes las ganas que tengo de abrazarte, besarte y seguir como si nada, pero ya hemos tomado la decisión y no hay vuelta de hoja, ahora lo que debemos hacer es tratar de llevar la fiesta en paz, lo debemos hacer por ellos.Valeria sintió cómo las piernas se volvieron de gelatina, la mirada que su exmarido le regalaba, eran de aquellas que la hacían sentir mariposas en la panza cuando era joven, su mente le decía que lo abrazara, pero algo en ella se lo impedía, dignidad, molestia, tristeza, confusión, no lo sabía, no obstante, algo era cierto, él tenía razón.— ¡Bien! ¿Qué
Massimo y Laura entraron a consulta, la doctora Berlusconi se sorprendió al ver a Massimo por segunda vez al hombre frente a ella, solo atinó a decir:— ¿Nuevamente apoyo moral?— ¡Sí! Ella es mi hija, la otra mujer era mi exmujer… — Dijo Massimo tranquilamente.— ¡Bien! Vamos a ver cómo está tu chiquitín Laura, ¿cómo te has sentido?— Bien, solo con cambios raros en mi cuerpo, en ocasiones me siento bien, en otras me siento triste y en otras me fastidia todo.— Es normal, son las hormonas… Veamos cómo está, él bebe, súbete a la camilla.Massimo cargó a su hija y la subió en un solo paso.— Laura, descúbrete el vientre, voy a aplicar un poco de gel para poder deslizar el equipo, ahora sentirás un poco de frío, pero no pasa nada.— ¡Sí!La doctora comenzó a mover el equipo sobre el vientre de Laura y casi de inmediato se pudo escuchar el fuerte latido del bebe. Los ojos de Massimo y Laura se encontraron, era la primera cita en teoría en la que iban tranquilos y podían poner más atención
Paloma estaba molesta, creyó que las cosas serían de manera diferente, aunque siendo realista, era claro que su madre no tomaría de buen humor su decisión, de hecho, no había alcanzado el que, si le decía los verdaderos motivos de irse, su madre se lo permitiría. En una pequeña maleta guardo algunas mudas de ropa, estaba dispuesta a irse sin hablar bien con su madre, ella quería irse antes de que Valeria llegara a casa, sin embargo, se vio sorprendida cuando se topó con su madre y su padre entrando al recibidor.Marco traía unas bolsas con el sello del café donde habían estado anteriormente, era obvio que debían ser postres y golosinas de su madre, esto para Paloma era confuso, supuestamente ellos estaban divorciados y hasta hace unos minutos ambos estaban seriamente peleados.— Paloma, ¿Y esa maleta? — Pregunto Marco viéndola seriamente.— Papá, tal como les dije, me voy a salir de casa. — Dijo Paloma devolviéndole la mirada.Marco odiaba esa mirada de Paloma, cuando su hija era una c
Massimo y Laura llegaron a casa luego de su rápida visita a una tienda de postres, Massimo bajo todo lo comprado y lo llevo a la cocina para que la cocinera lo guardara. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio a Paloma sentada en la sala de estar, vio su maleta y supo que lo que había comentado Laura era verdad, su hija mayor se vendría a vivir a su casa, ni en sus mejores sueños habría imaginado esta situación, aunque sabía lo que se avecinaba con sus padres.Paloma al verlo se levantó y dijo:— Massimo, podemos hablar.— ¡Claro! ¿A qué se debe esa maleta?— Te lo explicó en un momento, ¿podemos hablar en privado?— Si… Vamos al estudio.Massimo se sentía intimidado por esa mirada, aunque le costara reconocerlo, esa era la misma mirada que él utilizaba para intimidar a su contrincante, cuando quería llegar a una jugosa negociación, pero verla hacia él era otra cosa, jamás imagino verse en esa situación, ahora entendía que sentían aquellos caballeros con los que negociaba.Una vez que Mas
Luego de que Paloma salió de casa, Valeria se quedó en el estudio por largo rato, ella sentía un hueco enorme en el corazón, su pequeña se había ido, se sentía culpable, al final lo que su propia hija tenía sentido, ella no lo quería reconocer, pero su manera de actuar ante Pietro no fue la correcta. Pietro apareció y así como llego se fue, su vida ahora era un caos, ese caos solo lo había producido él, ella al final se lo había permitido, se preguntaba ¿Por qué las cosas no podían ser diferentes? ¿Por qué ella no podía ser inmune ante su presencia? ¿Por qué se aferraba a alguien que simplemente no la amaba? Ella permanecía sentada en la silla detrás del escritorio, acariciaba su pancita, mientras se perdía en sus pensamientos, cuando la puerta se abrió sin que ella se diera cuenta, una fuerte mano se posó en su hombro. — ¿Estás bien? Ella volteó y vio al hombre que por 15 años siempre la amo, consoló y cuido, aquel que, sin importar su pasado, la apoyo, un fuerte sentido de remordi