Estimadas lectoras y lectores Aquí dejo un capítulo más de esta historia.
Massimo llegaba al Aeropuerto de Mannheim en Alemania, luego de hora y media de vuelo, a su llegada ya lo esperaba un chofer que lo llevaría a Heidelberg. Tras 20 minutos en auto, el hombre llegaba a lo que era la dirección donde vivía Magnus D’Angelo, por un momento titubeo, luego de acomodar sus ideas, toco el timbre, no recibió respuesta, volvió a tocar el timbre y una voz ronca se escuchó por el intercomunicador. — ¡Guten Tag! — ¡Guten Tag! ¿Magnus D’Angelo? Massimo respondió en perfecto alemán, el hombre dentro sabía perfectamente quién estaba parado detrás de su puerta, por lo que no necesito responder y abrió. Esa visita la estaba esperando desde hace meses, poco más de un año atrás, Pietro así se lo había dicho. Massimo entró en aquel elegante apartamento, vio el exquisito gusto de aquel hombre, por primera vez se imaginó lo que sintió Paloma cuando supo que él era su verdadero padre, la vida se estaba encargando de hacerle lo mismo. — ¡Pasa! No te quedes ahí parado… —Se e
Massimo se sentía impotente ante lo que en su mente pasaba, su madre, su amada madre, había sido mancillada por aquel, que en algún momento fue su modelo a seguir. Con puño cerrado golpeo la mesa de centro, querido imaginar que era Leonardo a quien tenía debajo de él, al final, el que culpara al hombre que había tenido un amorío con su madre no la iba a traer de vuelta, no iba a regresar el tiempo.— ¡Maldita sea! ¿Sabes que toda mi vida se la dedique a la compañía de esa m*****a familia? — Dijo Massimo frustrado.— ¡Lo sé! Eras el orgullo de Leonardo o eso se veía en público… — Dijo Magnus viéndole a los ojos.— Leonardo siempre exigió lo mejor de mí, mientras Pietro vivía una vida sin preocupaciones, estaba claro que él ya tenía un plan. — Dijo Massimo cayendo en la cuenta de lo que decía.— ¿Cómo? ¿A qué te refieres?— Leonardo me iba a desheredar, solo quiso que lo ayudara con la compañía, pero al final, ya solo estoy esperando para que venga y me quite todo, ¿eso no te lo dijo Pie
Marco y Valeria ya avanzada la noche se habían movido hacia la habitación que hace un mes compartían, ella no podía negar que extrañaba la calidez del cuerpo de su esposo, tenerlo ahí nuevamente, la hacía sentir segura, se sentía protegida. Sentir la mano grande y fuerte de Marco sobre su pancita hacía que sus bebes se movieran más de lo normal, no sabía si era por emoción o porque les robaba espacio.A Valeria le costaba abrir sus ojos, pero su sueño se disipó cuando Marco apretó ligeramente su vientre y comenzó a besar su cuello, provocando que toda ella se erizara, aquel hombre comenzó a trazar un camino con dulces besos, comenzando desde el cuello, pasando por su clavícula, llegando hasta sus bastos pechos, beso aquella hermosa pancita desnuda, se detuvo al llegar a su cadera y glúteos. Ese hombre parecía estar hambriento y sediento de ella, cada caricia le provocaba un escalofrío, aquella mujer se encontraba a merced de lo que se le ocurriera a este hombre, ella solo se dejó lleva
Magnus regresó a la sala de estar con Massimo, el hombre permaneció sentado envolviendo su rostro entre sus manos, como si tratara de contenerse, masajeaba la raíz de su cabello con sus dedos. El llegar a casa de aquel que se decía su padre, solo le estaba dejando más frustración, tristeza y dolor, no podía imaginar el dolor inimaginable que su madre vivió, o si, eso era lo que más le hacía sentir culpable, él nuevamente recordó que hizo lo mismo con Guadalupe, recordarlo le generaba opresión.— Massimo… Aquí está lo que tu hermano dejo para ti. — Dijo Magnus extendiendo un sobre grueso con papeles y una USB. — Si gustas abrir de una vez los archivos en mi estudio, tengo una portátil.— ¿Qué es esto? — Dijo Massimo con evidente dolor de cabeza y ceño fruncido.— Tal como te lo dije… Es la vida, obra y gracia de Leonardo Pellegrini y Franco Amato.— ¿Tienes whisky? Necesito tomar algo más fuerte que un simple café…— Si… Vamos al estudio, ahí lo tengo…Ambos hombres caminaron por los pa
Mientras Massimo viajaba de regreso de Alemania, en Suiza, Luciano luchaba contra la única opción que le daba su madre, él se negaba, pero ella cada día le recordaba que no estaba bien y lo mejor sería que la dejara ir.— Luciano, piensa bien lo que estás haciendo hijo… Estás tirando por la borda tu dinero, yo nunca voy a volver a estar bien, déjame ir, yo he tomado la decisión.— ¡ESA NO ES TU DECISIÓN M*****A SEA! — Dijo Luciano Frustrado.— ¡Si lo es! Viví una buena vida hijo, tuve la oportunidad de verte crecer, vi a tus hermanos y a Laura, sé que no fui una buena madre, pero sabía que en cualquier momento mi padre o Leonado me separarían de ustedes, nunca quise encariñarme con ustedes, preferí hacer como si no existieran y este es mi mayor castigo…— ¡MADRE! ¡Ya he dicho que no vas a morir! No me importa, así tenga que ir a suplicarle a Massimo apoyo, nunca te dejaré morir, ¿entendiste?— Luciano… Hay algo que nunca te he dicho… — Dijo Alessia con los ojos llenos de lágrimas.— Ma
Massimo regresó de Alemania, su vida había cambiado con ese viaje, el hombre traía más preguntas que respuestas, el único que podía contestarlas estaba en Eslovenia.— Pietro… Eres un hijo de puta, ¿por qué demonios tengo que ejecutar tu estúpido plan? — Dijo Massimo en voz alta.Por obvias razones nadie le contesto, tomaba un trago de whisky cuando alguien llamo a la puerta de su estudio.— ¿Massimo? — Se escuchó una voz femenina.— ¡Adelante! — Dijo Massimo girando su silla hacia la puerta.Paloma entró y camino observando con detalle aquel lugar, el hombre la miro y sintió un gran golpe de calidez al ver cómo su hija miraba curiosamente ese lugar, uno al que muchas veces se negó a compartir con su madre.— ¿Qué sucede Paloma? ¿Cómo te has sentido estos días aquí?— Precisamente de ello te quiero hablar…— Dime… Soy todo oídos…— Vine aquí a cuidar de Laura y los chicos, planeo quedarme una temporada, como dije, espero que no te moleste…— ¿Por qué debería molestarme?— Sé que entre
Era la tarde noche de domingo, Laura fue a su habitación después de comer, los chicos, cada uno en su habitación haciendo la tarea de último momento, Massimo los amenazo con que el castigo, sería ejemplar, si no presentaban su tarea completa o si alguno de ellos faltaba a algún deber en el colegio. Paloma, por su parte, estaba con sus padres, recién le habían escrito y el fin de semana lo pasaba con ellos.El hombre caminaba por el jardín trasero, cuando de pronto su móvil comenzó a vibrar, saco el móvil del pantalón y vio un número desconocido, estuvo a punto de colgar, pero imagino que debía ser alguien importante, ya que pocas personas tenían acceso a su número.— ¿Sí?— ¿Massimo?— ¿Sí?— ¿Acaso no reconoces mi voz?— ¡Diana…!Se escuchó una risa tímida del otro lado de la línea.— Finalmente, decidí llamarte, llevo poco más de un mes, casi dos en Italia y tú no me has buscado. Cuando estaba en México creía que era por la distancia, tus hijos, tu trabajo, pero ahora me causo curios
Massimo vio la hora en uno de sus relojes y se percató que ya iba retrasado, rápidamente tomo la ropa que su hija, meticulosamente le había seleccionado, incluso se colocó la colonia que le había escogido. Cuando salió del cambiador tenía público, ya que en la cama estaban sentadas las dos hijas de Massimo, ambas vieron salir a su padre y abrieron de más esos ojos grises, azulados y verdes.— ¡Papá! ¡Te ves, guapísimo! — Dijo la rubia de ojos verdes.— Massimo, ya vez como si te quitaste algunos años de encima… — Dijo la hija ojiazul.Ambas estaban sonrientes y expectantes a su padre.— Papá, date una vuelta, hace mucho tiempo que no te veía así, ya no recuerdo cuando fue, debo ver cómo se verá el futuro abuelo de mi bebe, te verás tan guapo como mi tío Pietro. — dijo Laura sonriendo de oreja a oreja.— Oye… ¿Acaso no soy guapo?— Sí, pero te veías un poquitín pasado de moda… — Dijo Laura sonriendo.— ¡Bueno, bueno! Ya váyanse a dormir, yo tengo que salir corriendo si quiero llegar a t