Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia.
Valeria entró al consultorio, la doctora Berlusconi miro extrañada la silueta del hombre que la acompañaba. Antes de que pudiera hablar, Valeria dijo:— Viene como apoyo moral…— ¡Bien! Veamos cómo van tus chiquitines.— Valeria, ya conoces el procedimiento, ayúdame y sube a la camilla, descubre tu vientre.Massimo ayudó a Valeria a subir a la camilla, fue hasta ese momento en que Valeria, sintió un poco de vergüenza, ese hombre no la había visto desnuda, desde aquella noche donde concibieron a Paloma y ahora vería su vientre hinchado. Sus mejillas cambiaron de color y trato de pensar en lo que se reflejaba en la pantalla, al igual que Massimo.El hombre por su lado estaba perdido, se imaginaba como hubiera sido si ella y él hubiesen terminado juntos, pero no tenía mucho caso pensarlo, de eso ya habían pasado 20 años. Esos años en los que, con ayuda de terapia, había logrado entender todo el daño que había provocado y no era que no lo reconociera, era solo que la terapia y mucho trabaj
Valeria se levantó de la mesa molesta, estaba por marcharse cuando sintió el fuerte agarre en su brazo, ella por instinto volteo regalando una mirada asesina.— ¿Qué quieres Marco?— ¡Quiero que te calmes! Debemos mantener la calma, sé bien que todo lo que está sucediendo es por lo nuestro, pero ambos debemos ser conscientes y hacer nuestro mayor esfuerzo por ellos. ¿Crees que para mi es fácil verte? ¡No lo es! Tú no sabes las ganas que tengo de abrazarte, besarte y seguir como si nada, pero ya hemos tomado la decisión y no hay vuelta de hoja, ahora lo que debemos hacer es tratar de llevar la fiesta en paz, lo debemos hacer por ellos.Valeria sintió cómo las piernas se volvieron de gelatina, la mirada que su exmarido le regalaba, eran de aquellas que la hacían sentir mariposas en la panza cuando era joven, su mente le decía que lo abrazara, pero algo en ella se lo impedía, dignidad, molestia, tristeza, confusión, no lo sabía, no obstante, algo era cierto, él tenía razón.— ¡Bien! ¿Qué
Massimo y Laura entraron a consulta, la doctora Berlusconi se sorprendió al ver a Massimo por segunda vez al hombre frente a ella, solo atinó a decir:— ¿Nuevamente apoyo moral?— ¡Sí! Ella es mi hija, la otra mujer era mi exmujer… — Dijo Massimo tranquilamente.— ¡Bien! Vamos a ver cómo está tu chiquitín Laura, ¿cómo te has sentido?— Bien, solo con cambios raros en mi cuerpo, en ocasiones me siento bien, en otras me siento triste y en otras me fastidia todo.— Es normal, son las hormonas… Veamos cómo está, él bebe, súbete a la camilla.Massimo cargó a su hija y la subió en un solo paso.— Laura, descúbrete el vientre, voy a aplicar un poco de gel para poder deslizar el equipo, ahora sentirás un poco de frío, pero no pasa nada.— ¡Sí!La doctora comenzó a mover el equipo sobre el vientre de Laura y casi de inmediato se pudo escuchar el fuerte latido del bebe. Los ojos de Massimo y Laura se encontraron, era la primera cita en teoría en la que iban tranquilos y podían poner más atención
Paloma estaba molesta, creyó que las cosas serían de manera diferente, aunque siendo realista, era claro que su madre no tomaría de buen humor su decisión, de hecho, no había alcanzado el que, si le decía los verdaderos motivos de irse, su madre se lo permitiría. En una pequeña maleta guardo algunas mudas de ropa, estaba dispuesta a irse sin hablar bien con su madre, ella quería irse antes de que Valeria llegara a casa, sin embargo, se vio sorprendida cuando se topó con su madre y su padre entrando al recibidor.Marco traía unas bolsas con el sello del café donde habían estado anteriormente, era obvio que debían ser postres y golosinas de su madre, esto para Paloma era confuso, supuestamente ellos estaban divorciados y hasta hace unos minutos ambos estaban seriamente peleados.— Paloma, ¿Y esa maleta? — Pregunto Marco viéndola seriamente.— Papá, tal como les dije, me voy a salir de casa. — Dijo Paloma devolviéndole la mirada.Marco odiaba esa mirada de Paloma, cuando su hija era una c
Massimo y Laura llegaron a casa luego de su rápida visita a una tienda de postres, Massimo bajo todo lo comprado y lo llevo a la cocina para que la cocinera lo guardara. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio a Paloma sentada en la sala de estar, vio su maleta y supo que lo que había comentado Laura era verdad, su hija mayor se vendría a vivir a su casa, ni en sus mejores sueños habría imaginado esta situación, aunque sabía lo que se avecinaba con sus padres.Paloma al verlo se levantó y dijo:— Massimo, podemos hablar.— ¡Claro! ¿A qué se debe esa maleta?— Te lo explicó en un momento, ¿podemos hablar en privado?— Si… Vamos al estudio.Massimo se sentía intimidado por esa mirada, aunque le costara reconocerlo, esa era la misma mirada que él utilizaba para intimidar a su contrincante, cuando quería llegar a una jugosa negociación, pero verla hacia él era otra cosa, jamás imagino verse en esa situación, ahora entendía que sentían aquellos caballeros con los que negociaba.Una vez que Mas
Luego de que Paloma salió de casa, Valeria se quedó en el estudio por largo rato, ella sentía un hueco enorme en el corazón, su pequeña se había ido, se sentía culpable, al final lo que su propia hija tenía sentido, ella no lo quería reconocer, pero su manera de actuar ante Pietro no fue la correcta. Pietro apareció y así como llego se fue, su vida ahora era un caos, ese caos solo lo había producido él, ella al final se lo había permitido, se preguntaba ¿Por qué las cosas no podían ser diferentes? ¿Por qué ella no podía ser inmune ante su presencia? ¿Por qué se aferraba a alguien que simplemente no la amaba? Ella permanecía sentada en la silla detrás del escritorio, acariciaba su pancita, mientras se perdía en sus pensamientos, cuando la puerta se abrió sin que ella se diera cuenta, una fuerte mano se posó en su hombro. — ¿Estás bien? Ella volteó y vio al hombre que por 15 años siempre la amo, consoló y cuido, aquel que, sin importar su pasado, la apoyo, un fuerte sentido de remordi
Massimo llegaba al Aeropuerto de Mannheim en Alemania, luego de hora y media de vuelo, a su llegada ya lo esperaba un chofer que lo llevaría a Heidelberg. Tras 20 minutos en auto, el hombre llegaba a lo que era la dirección donde vivía Magnus D’Angelo, por un momento titubeo, luego de acomodar sus ideas, toco el timbre, no recibió respuesta, volvió a tocar el timbre y una voz ronca se escuchó por el intercomunicador. — ¡Guten Tag! — ¡Guten Tag! ¿Magnus D’Angelo? Massimo respondió en perfecto alemán, el hombre dentro sabía perfectamente quién estaba parado detrás de su puerta, por lo que no necesito responder y abrió. Esa visita la estaba esperando desde hace meses, poco más de un año atrás, Pietro así se lo había dicho. Massimo entró en aquel elegante apartamento, vio el exquisito gusto de aquel hombre, por primera vez se imaginó lo que sintió Paloma cuando supo que él era su verdadero padre, la vida se estaba encargando de hacerle lo mismo. — ¡Pasa! No te quedes ahí parado… —Se e
Massimo se sentía impotente ante lo que en su mente pasaba, su madre, su amada madre, había sido mancillada por aquel, que en algún momento fue su modelo a seguir. Con puño cerrado golpeo la mesa de centro, querido imaginar que era Leonardo a quien tenía debajo de él, al final, el que culpara al hombre que había tenido un amorío con su madre no la iba a traer de vuelta, no iba a regresar el tiempo.— ¡Maldita sea! ¿Sabes que toda mi vida se la dedique a la compañía de esa m*****a familia? — Dijo Massimo frustrado.— ¡Lo sé! Eras el orgullo de Leonardo o eso se veía en público… — Dijo Magnus viéndole a los ojos.— Leonardo siempre exigió lo mejor de mí, mientras Pietro vivía una vida sin preocupaciones, estaba claro que él ya tenía un plan. — Dijo Massimo cayendo en la cuenta de lo que decía.— ¿Cómo? ¿A qué te refieres?— Leonardo me iba a desheredar, solo quiso que lo ayudara con la compañía, pero al final, ya solo estoy esperando para que venga y me quite todo, ¿eso no te lo dijo Pie