Estimadas lectoras y lectores Espero continúen disfrutando de la historia de Guadalupe, ya voy contando como fue que Pietro murió y todo el caos que se produjo con su muerte. En breve sabrán porque Guadalupe tuvo que salir de Italia sin nada, solo con ayuda de Marco.
Luego de una larga platica entre Massimo y Paloma, este pidió la cuenta, ya comenzaba a anochecer y no quería que la chica anduviera sola por las calles de Madrid. En el preciso momento que volteo para hacer señas para pedir la cuenta, Paloma capturo una foto, este solo se percató de ello hasta que ella se la mostró.- ¿Te gusta? – Pregunto la chica con ojos expectantes.- ¿Por qué me tomaste una foto? – Dijo Massimo contrariado, a el no le gustaban esas cosas.- Bueno me pareció que tenías un buen ángulo y es como “Nato” ¿Sabes? Normalmente veo a las personas y cuando es el momento adecuado, capturo ese instante, así paso contigo. Eres atractivo Massimo Pellegrini, pero siento que insistes en verte ya mayor.- Creo que esa foto me la vas a tener que vender y devolver, no me gusta que me tomen fotos. – Dijo el hombre con un semblante serio.- ¡Lo siento! Así me acuses de acosadora, no te voy a devolver nada, estamos en una comida casual y no he hecho nada malo. ¡Te puedo dar una copia!
Massimo llevo a Paloma a su casa, ella después de dormir todo el trayecto, despertó un poco aturdida, pero debía bajar del auto. Así que tomo su mochila y por una extraña razón decidió asentarle un beso en la mejilla de aquel caballero, para luego decir:- ¡Gracias Señor Pellegrini! Es usted un caballero, tenia mis dudas, pero realmente lo es. Si yo fuera usted, trataría de dejar atrás el pasado y ver hacia adelante.Luego de eso, descendió del auto y entro a casa, Massimo, por el contrario, quedo estupefacto ante la reacción de la chica, había sido una tarde amena y no esperaba tal despedida.Una vez que llego a su hotel, tomo un baño, se puso el pijama y se sentó en la silla que estaba en el balcón, esa chica se le hacía muy peculiar, sentía mucha tranquilidad al estar frente a ella y por raro que le sonara, la chica seguía recordándole a su exesposa. Lo que lo llevo a pensar en aquellos días en Santorini.--- Santorini ---Luego de que Massimo y Guadalupe firmaran la pipa de la paz
Guadalupe y Massimo llegaron a la playa, el hombre tomó asiento en uno de los camastros ahí dispuestos por el hotel, ella por su lado dejó su bolsa y comenzó a quitarse el vestido, estaba ansiosa por entrar al mar.Era la segunda vez que lo veía y esta vez si quería zambullirse en él. Debajo del vestido llevaba un traje de baño a dos piezas, nada sugerente, pero dejaba a la vista sus bien proporcionadas curvas, Massimo no pudo evitar sentir celos al ver cómo otros hombres más jóvenes que él, miraban a su esposa.- ¡Ahora vengo! ¡Voy al mar! – Dijo la chica tomando camino hacia la playa.- ¡Guadalupe, espera, ven! – Dijo Massimo al ver como aquellos jóvenes se encaminaban para acercarse a su esposa.Ella detuvo la marcha, volteo a verle y cuando hizo esto, su esposo ya se encontraba detrás de ella, la tomo por la cintura y le acento un apasionado beso. Ella no pudo hacer nada mas que sonrojarse y aceptar ese beso, con ello ya iban 3 veces que el se acercaba a ella.- ¡Ahora si ve! ¡Con
Marco Barzinni después de comer con Valeria fue a su estudio y se sentó detrás de aquel lujoso escritorio hecho de mármol, saco de su caja fuerte aquel maletín que Federico le había entregado a su llegada a Italia, luego de observarle varios minutos, dijo:- Pietro, sé que algún día podre cobrar venganza con los Amato por lo que te hicieron, realmente espero que me perdones, pero si tu hermano y sus hijos tienen algo que ver, ellos también van a pagar caro por todo lo que hicieron contigo, conmigo y con Guadalupe.--- Gaeta ---Leonardo y Massimo estaban a punto de abandonar la casa de Pietro, luego de que no llegaran a ningún acuerdo con Marco Barzinni. Cuando de repente sonó el timbre, era Franco Amato, Alessia Amato e iban acompañados de un conocido político de Gaeta, este iba con toda la intención de revocar el poder que había firmado Pietro.Angostina quedó viendo a Marco y este, de repente cambió de semblante, ahora su mirada era fría y estaba irritado, le hizo señas para que ent
Después de que la familia Pellegrini salió de la casa de Pietro, un silencio sepulcral inundo esta, Federico no entendió que llevo a Marco a reaccionar de esa manera, siendo que él siempre le conocía como un hombre sereno y de cabeza fría.- Señor, Angostina, ¡Debemos curar sus heridas! Ya habrá tiempo para hablar de esto. ¡Angostina trae el botiquín! – Dijo Federico en un tono preocupado.- ¡Él ya sabe que no estoy muerto! – Dijo Marco en un tono serio.- ¡Si, señor! Efectivamente, ahora debemos redoblar la seguridad, hablare con Lazio para que nos ayude en eso, ¡Debemos irnos lo antes posible! – Dijo Federico al ayudarlo a sentarse en el sillón.- Amigo, ¡Vamos al estudio, necesito hablar contigo en privado!- ¡Esta bien, pero…! ¡Sus heridas deben ser curadas!- ¡Que vaya ahí Angostina! ¡Vamos al estudio!Ambos hombres caminaron al estudio, Marco se sentó en la silla detrás del escritorio, vio lo mismo que había visto Leonardo anteriormente, la foto de la familia de Pietro, cuando el
Angostina acompaño a Guadalupe a su habitación, le ayudo a recostarse y le dijo:- El Señor Barzinni tuvo un fuerte altercado con el Señor Massimo, por esa razón está de mal humor, discúlpelo, el no quiso ser grosero con usted. Esta bajo mucha presión, él está dolido porque la familia del Señor Pietro quiere llevárselo a Florencia, sin embargo, el señor Pietro no quería estar ahí.- ¡Lo se Angostina! Pero no puedo seguir aquí, Alessia me dejo claro que, si amanece y no me he ido, ella me hará algo o a mi bebe, y he perdido mucho, no quiero perder más. ¡No sé qué hacer! – Dijo la chica con lágrimas en los ojos.- Déjeme, yo voy a ir hablar con el señor Barzinni, le conozco desde hace un tiempo, espero que me escuche.Angostina salió con dirección al estudio, pero olvido que debía curar las heridas del señor Barzinni, por lo que fue por el botiquín y de ahí hablaría con el señor, tratando de convencerle de que ayudara a aquella chica que se acababa de quedar sola.Federico estaba revisan
Massimo llego a una de las casas de Franco Amato, Alessia se encontraba preocupada por su rostro, por lo que le llevo rápidamente a la habitación donde se quedarían, exigió a la servidumbre que atendiera sus heridas, le marco al médico para que le viniera a revisar.Franco por su parte, se despedía de su amigo, agradeciéndole infinitamente que le ayudara en ese pequeño problema. Luego de ahí se fue a su estudio, casi no iba a ese lugar, por lo que la vigilancia no era excesiva y con la premura no había avisado que llegaría a esa casa. De pronto el teléfono de este sonó, saco su móvil y vio un número desconocido, estuvo tentado a no contestar, pero algo le dijo que lo hiciera.- ¿Quién habla?- ¡Franco Amato, seguro sabes quién soy! – Dijo una voz ronca y fuerte.- Marco Barzinni…- Estoy fuera de tu casa, ¡Debemos hablar!Franco sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, él se sentía intocable cuando tenía un sequito de guardaespaldas cubriéndole, pero esta vez viajo solo con uno y este
Marco Barzinni iba conduciendo mientras marcaba a Federico, quería saber cómo estaba la chica, quería saber si ya la habían encontrado, se sentía miserable al recordar cómo le había hablado, esa actitud suya, estaba provocando todo esto. Si bien era cierto, no era ni el lugar ni el momento, ¿Cuándo debió haber sido el momento? Pensó.El móvil de Federico brillo mientras este seguía a Teodore, el sintió un escalofrío, sabía que había un cincuenta por ciento de probabilidades de que su jefe no fuera el que le estuviera llamando.- ¡Federico! ¿Qué paso? ¿La localizaste?- ¡Si señor! ¡Le pedí que tomara un vuelo a donde fuera pero que se fuera! – Dijo soltando un leve suspiro de alivio.- ¿QUEEE? ¿Por qué hiciste eso? – Dijo Marco molesto.- La gente de Amato paso frente a ella y es probable que hay más hombres buscándole, ya habrá tiempo de buscarle, ahora lo importante es que ella salga del país.- ¡Federico, pero la idea era que nos la lleváramos! Ahora no sé cómo la localizaremos… - Di