- ¡Massimo por favor, no me quites a mi hija! ¡Por favor!Massimo despertó de pronto de su breve descanso y fue directo a tomar la mano de su esposa para despertarla, al parecer tenía una pesadilla.- ¡Guadalupe, despierta! ¡Tranquila, despierta, todo está bien! – Dijo mientras trataba de moverla sutilmente.Ella abrió los ojos y lo miró con recelo, no se dio cuenta de que estaba hablando dormida, una lágrima salía del rabillo de su ojo.- ¿Qué haces tú aquí? ¿No fui clara? ¡No quiero que me cuides! ¡VETE! – Grito Guadalupe. - Estabas teniendo una pesadilla y te desperté, pero si tanto te molesta mi presencia, me retiro. – dijo Massimo molesto.- ¡HAZLO! ¡NO QUIERO VERTE! ¡LARGATE! ¡VETE AL INFIERNO! ¡ESO Y MÁS TE MERECES! – gritaba Guadalupe con desesperación.Massimo al ver el estado de alteración de su esposa, prefirió salir del cuarto, los gritos alertaron a la enfermera que estaba de paso, así que entró a la habitación para ver qué sucedía. Ella entró al mismo momento que Massimo
Guadalupe, de pronto sintió gran pesar, le comenzó a faltar el aire al momento que recordó cómo hace unos días, ella le esperaba en la sala con una gran sonrisa y le decía:- ¡Massimo, la cena está lista! ¡Vamos, ponte cómodo y cenemos!Ella, con su amplia sonrisa, le hizo sentirse cómodo solo con verle. Esa noche la cena tenía un especial toque hogareño.- ¿Recuerdas qué día es hoy?- ¡No! – Respondió Massimo con un tono seco y cortante.- ¡Es nuestro aniversario tontito! ¡Sabía que lo olvidarías, pero yo no, así que hice una cena con todos tus platillos favoritos! ¡He estado practicando con Emma y creo que voy mejorando!Su esposa era como un loro, una vez que hablaba no había quien le parara el pico. Hablaba y hablaba, le contaba su día, cómo había comprado los ingredientes y cómo había seleccionado las frutas y vegetales más adeudados para la cena.Él, sin inmutarse en lo que decía, se perdió en el recuerdo de lo que aconteció la tarde de hoy en su oficina.Esta tarde, Alessia habí
Massimo llevaba en brazos a Guadalupe, quien al verle se había desmayado. Él se sentía muy culpable por la reacción de su mujer, antes al verlo le dedicaba una gran sonrisa de oreja a oreja, luego, esa sonrisa se apagó y se volvió en una mirada de sumisión, para después pasar a la ira o la indiferencia.Hoy el rostro de la chica reflejaba miedo y desesperación, eso no le complacía, más bien le causaba gran dolor, aunque no lo reconociera. - Señor, ¿qué ha pasado? ¿Le ha hecho daño? - dijo Emma preocupada al ver cómo cargaba el cuerpo de la chica.- ¡Yo no…! ¡Yo no le hice nada! Se desmayó cuando me vio. - Dijo Massimo con pesar en la voz.- Entiendo... Venga, venga póngala aquí. - Dijo Emma con tono preocupado.Massimo la depositó cuidadosamente en el sillón de la sala de estar.Emma, por otro lado, corrió a traer el botiquín, Massimo pudo observar el resultado de la bofetada de anoche, su mejilla estaba inflamada y tenía hematomas.Tratando de no pensar en ello, le tomaba la mano,
Alessia AmatoEse julio 17 había llegado a su fin, Massimo regresó con una chica eternamente agradecida por regalarle uno de los mejores días de su vida.- ¡Guadalupe, hoy me la he pasado de maravilla! Pero debo revisar mis correos, por lo que no voy a cenar. Puedes acompañarte con Emma, voy al estudio.- ¡Claro! No te preocupes, ¿Gustas que te lleve un emparedado? - preguntó la chica amablemente.- ¡No es necesario! - respondió Massimo caminando hacia su estudio.- ¡Pienso que sí! Te lo llevo, por si te da hambre.- ¡Ok!Massimo entró en su estudio y comenzó a leer sus mails, de pronto hubo uno que le llamó la atención. No se trataba de un tema de trabajo, pero sí era de su interés. Cuando vio la dirección de correo, toda su atención se posó sobre este.“Hola, Massimo¿Cómo estás? Espero que te encuentres bien, después de un largo rato fuera del país, por fin regresé. Desconozco si aún conservas el mismo número telefónico, por eso te escribo aquí, sé que tus mails siempre los verás.O
Matteo revisó sus mails y encontró la hoja de vida de Alessia Amato. Su experiencia era increíble, había trabajado para muy buenas compañías en Francia, no entendía por qué decidió regresar a Lazio, si su futuro era más prometedor en Francia.Revisó con RH y lamentablemente no había vacantes, a menos que Massimo quisiera crear una.- Matteo no cuento con vacantes, pero si el señor Massimo quiere, se puede crear una.- ¿Hay posibilidad de eso?- ¡Sí! Él es un jefe muy demandante y podríamos crear otro asistente. Sé que estas tú, pero tu vez todo y los otros 3 asistentes no pueden con sus agendas, por lo que, lo más viable es considerar un nuevo asistente. ¿Qué opinas?- Deja consultar con el señor y te devuelvo la llamada.Matteo no se sentía muy a gusto con crear el puesto, pero conocía a Massimo, así tuviera que correrlo, le daría trabajo a Alessia. La mujer a quien secretamente la había estado esperando estos 7 años.- Señor, ya revisé y no hay vacantes. Pero se puede crear un nuevo
La abuela salió hecha una furia camino a encontrar a Guadalupe, no podía creer que esta vez Massimo estaba dispuesto a llevarle la contra. Massimo, por el contrario, se quedó sentado en la mesa pensando en que su abuela no tomaría acciones con Guadalupe, pero si lo hiciera, tal vez eso sería un respiro y, por fin, su casa volvería a la normalidad.- “Abuela, me pides que pague la cuenta, si ni siquiera pediste algo de comer”. – Pensó y se le dibujó una sonrisa burlona en el rostro.Mientras iba camino para alcanzar a Guadalupe, la abuela Pellegrini sacó su teléfono y marcó a Pietro.- ¡Alo, Pietro querido! Necesito que me hagas un favor… - dijo la abuela Caterina, con voz melosa.- Abuela, esta vez ¿De qué se trata? Sé que cuando me hablas en ese tono, se trata de un favor, parecería que quieres que mande a matar a alguien. –dijo Pietro con voz burlona y sarcástica.- ¡Chamaco tonto! ¿Así saludas a tu abuela?- Perdón, ¡Hola, abuela hermosa! - dijo Pietro apenado.- ¡Así me gusta más!
Guadalupe no volveráDespués de dejar a Guadalupe en manos de Pietro, la abuela Pellegrini iba de regreso a la mansión de Massimo, sabiendo que se avecinaba una gran discusión.Massimo por otro lado, llegó a la mansión, rápidamente descendió de su auto y entró a casa.- Emma ¿Dónde está Guadalupe? - preguntó el hombre, tan pronto cruzó el umbral de la puerta principal.- Señor, me temo que ha llegado demasiado tarde, la señora Caterina tiene 15 minutos aproximadamente que salió con ella. – respondió el ama de llaves con tono nostálgico.- ¡Es decir que, sí lo cumpliste, abuela! No sé por qué me sorprende que ella haga estas cosas, ¡Sí la conozco muy bien!- ¿Tan bien, me conoces que, decidiste desafiarme? - dijo Caterina sin mostrar alguna reacción.- Abuela, ¿Por qué te llevaste a Guadalupe? ¡Te dije que para mí no era problema que siguiera aquí! - dijo Massimo arrepintiéndose de su primera reacción.- No me gusta que tengas algo mío, que puedas utilizar como moneda de cambio. Por otr
Pietro manejaba su lujoso Lamborghini a toda velocidad, cuando sintió la mirada de su copiloto, Guadalupe estaba un poco asustada por la velocidad a la que iban manejando. De pronto, a lo lejos de la carretera, esta pudo observar cómo el mar se podía comenzar a vislumbrar, una costa dorada se podía ver a lo lejos y el agua del mar era de un azul profundo.- ¿En dónde estamos? – preguntó la chica.- Estamos por llegar a casa, esto es Gaeta. – Dijo Pietro en perfecto español.- ¿Tú hablas mi idioma? - preguntó sorprendida.- ¡Claro! - contestó el hombre con una enorme sonrisa dibujada en el rostro.- ¿Hablas más idiomas? - preguntó nuevamente la chica con cierta intriga.- ¡Sí! Me ha gustado aprender varios idiomas.- ¡Wow! - dijo la chica sorprendida nuevamente.- ¿De dónde eres, Guadalupe? Aunque creo saber de dónde, prefiero que me lo digas y no mientas.- ¡Soy de México! - dijo la chica, sintiéndose más segura.- ¡Ya lo sabía! Ese nombre es peculiar en tu país, por no decir que es m