Epílogo.
Kimberly.

Ha pasado un año desde que descubrí de la manera más extraña, que estaba embarazada.

Al final como siempre, me salí con la mía, claro está, que, a costa de la paz mental de mi marido y unos celos, por no ser ya su centro de atención. Ahora el asistente Blake esta más atareado que nunca.

No sólo tiene que satisfacer los caprichos de un jefe, absorbedor y controlador, como es Norman Miller, sino que en casa tiene a dos Sirenas cautivadoras, que lo tienen loco.

Aunque si soy sincera, Christine Evelyn Blake, es peor que su madre. Desde que nació decidió que su padre le pertenecía, y ejerce ese poder diariamente. No se duerme si su padre no la acuesta, solo quiere que aparte de mis pechos, sea su padre quien le dé de comer. Nos pasamos el día compitiendo por la atención de mi hombre. Y sólo tiene cinco meses.

Por su parte el traidor de mi marido está encantado, adora a su pequeña gema.

Si como veis al ilustre asistente, mientras yo soy una sirena, su hija es una joya, un tesoro qu
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