🌟Darren🌟
Ese día marcó mi vida para siempre. En verdad que mi descuido me costó bastante. Al principio creí que no sucedería nada, pero el ver cómo mi vida por poco y se apaga, me hizo entender y comprender muchas cosas que antes no le tomé importancia. A lo lejos escuchaba la desesperada voz de Nicol y más me dolía el pecho, era como si una llama de fuego me quemara y se expandiera por todo mi pecho. Al instante que caí inconsciente, sentí como el último aliento se iba de mi boca. No recuerdo absolutamente nada de lo que sucedió hasta que desperté después de la operación. Ahí, en ese momento, fue que comprendí la gravedad del asunto. La vida me dió una oportunidad más para seguir con la mujer que amo.
¿Y como no amarla? Si cada día ha estado al pendiente de mí. Es tan dedicada y hermosa cada que cuida y vela por mí. Siento como cada día y cada noche se desvela por cuidar mis sueños. Al princi
— ¿Segura que estás bien, mi amor? Yo pienso que lo mejor es llevarla al hospital. No es normal que se desmaye así como así.Abro los ojos y me encuentro recostada en una cama. Algo aturdida asiento sin prestar atención a las palabras de mi padre.— Concuerdo con el Sr. Brant — un fuerte agarre se aferra a mi mano.— ¿Cómo te sientes, bolita? — pregunta Aranza pasando una luz por mis ojos —. ¿Has estado cuidando de ti?.— Ya me siento mejor — susurré con la garganta seca.— Ella ha estado comiendo bien, no comprendo porque el desmayo — Darren dejó un beso en el dorso de mi mano, mientras un silencio nos envolvió por pocos minutos.— ¿Y si está embarazada? — el corazón se me aceleró al oír a Marissa decir tal cosa.— ¡No, Dios mío! Yo me he estado cuidando — mi cara ha de estar colorada por decir estás cosas tan íntimas frente a tantas personas.Me quedé en silencio tratando de pensar del porque un desmayo a estas alturas. Y como ráfaga
🌟Darren🌟Valió la pena esperar tantos años por la única mujer que he amado verdaderamente. Aún recuerdo las noches en las que cuidé de sus sueños. Las tantas veces en las que deseé tener unos años menos, solo para poder tomar su mano y besarla por largos minutos. La sonrisa inocente y pura que me mostraba cada que nos cruzábamos por los pasillos de la casa, me cautivó. No me importó el hecho de que era una niña aún, pues sabía que nuestros caminos quizás estaban escritos a estar juntos, y nuestras historias colisionaron maravillosamente; mi prohibido amor, es y será la mujer que acompañará mi vejez.— ¿Nervioso? — inquirió mi padre estando a mi lado. Nuestra relación va por el buen camino, y eso es algo gratificante de saber.— Un poco, papá. Mi sueño se ha hecho realidad — confesé, ya falta poco para que mi solecito haga su entrada.— Ya sé, esperar a la
🌟Nicol🌟Es nuestro primer aniversario de bodas, y estoy muy ansiosa por contarle las buenas nuevas a Darren. Mientras cargo a mi pequeño de diez meses de nacido en mis brazos, pienso en la hermosa y maravillosa vida que hemos construido hasta el día de hoy. Sé que aún falta mucho por vivir y, aunque a veces tengamos nuestras pequeñas discusiones debido a los aljetreados días en el consultorio, o por qué suele olvidarse de tomar sus medicamentos, al final de la noche todo queda olvidado, además que nuestro amor es mucho más fuerte que esas pequeñas diferencias que tenemos.Damián es una replica exacta de mi suegro, según dice mi madre, que le odié lo suficiente como para qué mi bebé saliera igual a él. No es que lo odie, solo que durante el embarazo no soportaba ni escuchar su voz. Ante eso no pude hacer absolutamente nada, de hecho, en el ahora, nuestra relación es muy buena. Han resultado ser
Literalmente mi vida es un completo caos, y sin duda alguna, amo cada pedazo de mierda que llueve contra mi redonda cara. Desde pequeña sufrí del maltrato, no solo verbal por mi cuerpo llenito; ellos no se conformaban con insultar a la gorda del salón y llegaron al extremo punto de maltratarme físicamente. En resumen, mis padres me enseñaron a defenderme y mi hermana mayor, Aranza; me enseñó, que sin importar quien sea, no debo de permitir que pasen por encima mío, solo por tener un par de kilos de más. Su frase favorita era: "NIcol, con un solo puño tuyo en sus caras, los dejarás inconscientes por una semana, como mínimo". Amaba como mi hermana convertía esas lágrimas en risas, unas que hasta el día de hoy extraño demasiado. Ella creció, yo crecí. Ella se mudó, yo me quedé con mis padres, y la mejor decisión que pude haber tomado f
Ni de niña había hecho tal pataleta a la hora de salir casi obligada de mi casa por mis padres. No puedo creer que se hayan desecho de mí como una basurita mal parqueada y solo por cuadrar el rostro de una chica; según, esta vez, fui un poco más violenta que las otras. No me culpen, ellas provocan que mis instintos salvajes afloren en segundos. Si no se burlaran de mí, nada de esto estuviera pasando; y no me estaría yendo a un lugar desconocido y para rematar, tener que vivir con mi hermana mayor y su prometido, el doctorcito que aún no tengo la dicha de no conocer y tampoco se me antoja mucho conocerle. Mi hermana me ha dicho lo aburrido y mal humorado que es; no quiero tener problemas con el señor de la casa.— ¡Nicol! — escuché la alegre voz de mi hermana y sonreí corriendo a sus brazos. Llevaba un poco más de un año sin verla y luce mucho más delgada y refinada que antes —. Mi bolita preciosa, que bueno que llegaste. Ven, vamos a casa. Darren nos esta esperando en el auto.
— ¿Quieres con jamón y queso o vegetales? — pregunta desde la cocina.— Jamón y queso — respondo sentándome en una de las sillas del inmenso comedor.— Perfecto, en un momento voy — dice y muerdo mis labios.Debo estar muy loca por lo que voy hacer, pero todo sea por salir de la duda. Mi hermana no puede casarse con un hombre que no la desea. Acomodo mis pechos dejándolos casi por fuera de mi blusa; tampoco puedo ser tan evidente. Reacomodo de una manera que se aprecian sin ser del todo vulgar. Cruzo una pierna sobre la otra y reclino mi cuerpo hacia atrás; espero lucir sensual y no un pato deformado. Despeino un poco mi cabello y muerdo mis labios para darme un toque más erótico.— Nicol, sé que acabas de llegar y seguro quieres descansar un poco, pero... — se calla al verme. En sus labios se forma una media sonrisa y sus ojos se clavan en mis gemelas ¿Qué mierda estoy haciendo?.— ¿Qué decías
Entre nosotros el silencio fue casi mortal durante el viaje hacia el consultorio. Una vez llegamos allí, me indico mi lugar y los deberes que debía realizar. Conforme iban pasando los días, advirtió que podían aumentar. De nuestra charla en el auto ninguno de los dos mencionó nada, es como si mis palabras se las hubiera llevado el viento y no llegaron a sus oídos. Me molesta que no sean sinceros conmigo. No debió aceptarme en su casa, solamente porque soy su cuñada, y más ganas me dan de irme lejos. Que nadie sepa donde estoy.He pasado toda la mañana recibiendo llamadas, programando y cancelando citas de los pacientes del Dr. Ferreira. También he organizado varias carpetas con el historial clínico de cada paciente, y ya me siento algo agitada, supongo que ahora sí bajaré de peso.— Nicol, podrías buscar el historial en físico de, Diana Quintana, por favor — ordena saliendo de su consultorio.— Sí, Dr — respondo y me levanto del asiento. Ya me sentía dormido el tra
El resto de tarde lo evité a toda costa. Tampoco permanecí a solas en el consultorio y de regreso a casa; hablé con mi madre, durante todo el camino de regreso. Entre menos contacto, mejor. Es el novio de mi hermana y aunque su relación es un poco extraña; no puedo hacerle una cosa de esas a Aranza. La traición es imperdonable. Es él quién no merece a una hermosa mujer como lo es mi hermana, no la valora, no la atiende. Pero si le gusta jugar a don Juan con otras chicas. ¿Será que sufre de algo? No puedo negar, que el hombre es atractivo y qué en el fondo me alegra saber que no soy indiferente para un hombre como él. Sin embargo, es prohibido para mí.— Bolita ¿estás bien? — entra mi hermana en mi habitación.— Sí, estoy algo cansada, palito — suspiro y se sienta en una esquina de la cama.— ¿Ocurrió algo con Darren? — preguntó y negué de inmediato.— No, claro que no — mentí y estrechó los ojos con una sonrisa.