Judith y Chloe llegaron a casa hace tres semanas. El ambiente está un poco tenso porque Jud sigue enfadada con Max, ella le echa en cara que no estuvo cuando más lo necesitaba. Últimamente, Max tiene que viajar más a menudo por trabajo, y al estar viviendo en su casa, escucho cada pelea entre ellos. Aunque me encanta vivir con mi amiga y ver todos los días a Chloe, necesito tener mi propio apartamento. Aunque sea diminuto, me vale.Sobre el tema de James, cada día que pasa me tiene más cabreada. Todavía estoy esperando a que me llame. Le di la oportunidad de hablar, pero como nos interrumpieron en la cafetería, no pudimos. Pensé que me llamaría al día siguiente, pero todavía no lo ha hecho. Quizás era otra excusa más. No lo sé, ya no sé qué pensar ni qué sentir.Desesperada por despejarme, llamo a Nati. Le pido que me acompañe después de trabajar a una discoteca para bailar y tomar unas copas. Necesito urgentemente desconectar de todo.La noche cae y las luces de la ciudad empiezan a
¡Vale, ¡genial! Eso me pasa por ser una bocazas. Ahora tengo a James mirándome como si quisiera arrancarme la cabeza. Pero como a mí no me gustan las mentiras, no pienso echarme atrás. De todos modos, la verdad siempre sale a la luz, así que le respondo con firmeza.—Sí, me he acostado con él —digo, aunque la verdad no lo recuerdo, pero las pruebas estaban en el dormitorio de William—. Lo siento, pero tú y yo no estamos juntos. Puedo hacer lo que quiera y con quien quiera. Creo que tengo suficientes motivos para seguir con mi vida, así que no vengas como un novio dolido, porque no te creo.James se queda en silencio por un momento, sus ojos arden con una mezcla de ira y dolor. Finalmente, habla con voz tensa.—No es solo eso, Mia. Es todo lo que hemos pasado juntos. Pensé que significaba algo para ti.—Lo significaba, James. Pero las cosas cambian. Las personas cambian. Y ahora, necesito seguir adelante.Él asiente lentamente, y se queda en silencio, como si estuviera procesando mis p
—Mia, hay algo que debes saber sobre nuestros padres —comienza a decir James—. Mi padre, Richard, y tu padre, Roy, han sido socios desde que yo era pequeño. He visto cada salvajada que han hecho juntos. Pero todo cambió el día que Roy mató a tu madre, y mi padre mató a mi madre. Cuando encerraron a tu padre, mi padre se quedó con el negocio. Roy quería seguir en él, incluso desde la cárcel, pero mi padre se hizo más fuerte. Empezó a mover sustancias ilegales por la ciudad y expandió su negocio a otros territorios. Ahora, es uno de los hombres más peligrosos que conozco. Es despiadado y le ha quitado la vida a muchas personas.James hace una pausa, dejando que asimile sus palabras.—Siempre ha querido que yo siguiera sus pasos, pero siempre me he negado. Se reunían en tu club, allí planeaban dónde llegaría el cargamento y quién lo distribuiría. Cuando empezaron a investigarlo, armó un plan y te eligió. Siento un nudo en el estómago. Agarro la mano de James, puedo sentir su dolor en s
Nos detenemos frente a la puerta, el aire está cargado de nerviosismo, llega el momento de despedirnos y estamos inseguros sobre como hacerlo.En los ojos de James se refleja la misma duda que siento yo en mi interior. —Bueno, ha sido una noche muy reveladora, te agradezco que me hayas contado toda la verdad. —Gracias Mía, por escucharme.Hay un momento de silencio, uno de esos que parecen durar una eternidad. Ambos sabemos lo que puede venir a continuación, pero ninguno está seguro de cómo proceder. James da un pequeño paso hacia adelante, y yo siento que mi respiración se acelera.—¿Deberíamos…? —comienza James, pero las palabras se quedan en el aire.Sonrío nerviosamente, dando un paso hacia él. —No sé. ¿Tú qué piensas?James se rasca la nuca, es evidente que está nervioso. Mejor dicho, los dos lo estamos, parecemos dos adolescentes incapaz de dar el primer paso.—Creo que… tal vez... —Sus ojos se encuentran con los míos, y en ese instante, ambos sabemos lo que queremos.Sin p
Intento controlar las lágrimas mientras veo a James alejarse, mi corazón se rompe al pensar que él se va con una idea equivocada. Quiero correr detrás de él, pero no quiero que nos vean juntos hasta que Richard esté en la cárcel. William, percibe mi angustia, y posa suavemente su mano en mi espalda y me guía hacia el interior del edificio. Subimos en silencio hasta la última planta. Al abrirse las puertas, me quedo perpleja. Frente a mí se extiende un lujoso apartamento, con amplios ventanales que ofrece una vista impresionante de la ciudad. Sé perfectamente que no puedo permitirme un lugar así.—William, esto es demasiado. No puedo pagarlo.William sonríe con calidez y me responde:—No te preocupes por eso. Puedes quedarte aquí hasta que encuentres un lugar adecuado. Lo importante ahora es que estés bien.Camino por el lujoso piso y quedo alucinada con cada detalle. Las figuritas que decoran las estanterías, el sofá que parece sacado de una revista, y las lámparas de cristal que cue
—¡James! ¡James!James se detiene y me mira con sorpresa. Camina hacia mí con pasos lentos y medidos.—Mía, ¿qué haces aquí?Doy un paso hacia adelante para acercarme a él, tratando de controlar mi respiración agitada.—Necesitaba verte. Quiero explicarte que William es solo un amigo. No hay nada entre nosotros.James me observa en silencio, sus ojos reflejan una mezcla de confusión y celos. Finalmente, asiente lentamente.—Está bien, Mía. Pero no hacía falta que vinieras hasta aquí, ya me lo habías dicho por mensaje. Ahora, si me disculpas, tengo que irme.—James, no puedes decirme que me amas y ahora ignorarme. Tenemos que hablar —agarro su brazo para que no se vaya—. James, por favor.—Solo cinco minutos, como te he dicho, tengo cosas que hacer.Siento una oleada de alivio. Sé que aún tengo mucho que discutir, pero al menos ahora tengo la oportunidad de aclarar las cosas. Juntos, comenzamos a caminar hacia el parque en silencio. No me voy a rendir; igual que yo confío en él a pesa
Jud entra en casa con una bolsa de la farmacia en la mano. Al verla, me siento en el sofá, tanto mis manos como mis piernas comienzan a temblar.—No podemos retrasarlo más, Mía. Tienes que hacerte el test para salir de dudas.Miro la bolsa con terror. Si el test da positivo, James nunca querrá estar conmigo. —No puedo, Jud. ¿Y si…?—No hay “y si”, Mía. Necesitas saberlo. Sea cual sea el resultado, lo enfrentaremos juntas.Jud se acerca y me entrega la bolsa. La tomo con manos temblorosas y me dirijo al baño. Cada paso que doy parece un martillazo en mi corazón. Cierro la puerta y me quedo mirando el test en mis manos, sintiendo que el mundo se desmorona a mi alrededor.Pasan los minutos, y no puedo creer que esté pasando por esto. ¿Cómo he llegado a este punto? Me siento en el borde de la bañera tratando de calmar mi respiración.Finalmente, decido que no puedo esperar más. Con manos temblorosas, abro el paquete y sigo las instrucciones. Me hago la prueba con los ojos llenos de lágri
Mientras hablo con mis amigas, Nati recibe un mensaje en su móvil. Frunce el ceño al leerlo y luego me mira.—Mi ginecóloga me acaba de escribir. Le han anulado una cita, por si quieres pasarte ahora, te atenderá encantada.Suspiro, sin muchas ganas de ir, pero Jud y Nati insisten.—Vamos, Mía, es importante —murmura Jud, tomándome del brazo.Resignada, me dirijo al baño. Me doy una ducha rápida y me pongo un pantalón de chándal y una camiseta corta blanca. No tengo ánimos para maquillarme, así que decido ir al natural.Llamamos a un taxi y, en poco tiempo, las tres estamos montadas y en camino a la cita con la ginecóloga.Llegamos a la consulta. La doctora nos recibe con una sonrisa cálida, y nos hace pasar a la sala de espera. —Mía, por favor, pasa al consultorio —pide amablemente. Antes de entrar, me giro hacia mis amigas.—Chicas, esperen aquí. Necesito hacer esto sola.Jud y Nati se miran con preocupación, pero respetan mi decisión. Después de media hora, abro la puerta del con