Capítulo 50

Disfrutamos del fresco aire nocturno y del sonido lejano de la música que sale de algún bar cercano.

—Es una noche preciosa —digo, mirando hacia el cielo estrellado—. Gracias por acompañarme, Blake.

Blake sonríe, en sus ojos azules se refleja la luz de la luna.

—Siempre es un placer pasar tiempo contigo, Mía.

Después de unos minutos de silencio cómodo, me detengo y miro a Blake con seriedad.

—Blake, necesito pedirte algo.

El rubio, levanta una ceja, curioso.

—¿Qué pasa?

—Quiero que me des todas las facturas de tus horarios por haberme sacado de la cárcel. Sé que Jud pagó por todo, pero quiero devolverle hasta el último euro. No puedo dejar que ella cargue con eso.

Blake me mira con sorpresa y luego asiente lentamente.

—Entiendo. Es un gesto muy noble de tu parte, Mía. Pero sabes que Jud no espera que le devuelvas el dinero, ¿verdad?

—Lo sé —respondo—. Pero es importante para mí. Quiero demostrarle que valoro su ayuda y que no tomo su generosidad a la ligera.

Te enviaré todo lo que
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