Afrodita había subido al vehículo de Salvador y había golpeado la puerta demasiado fuerte al cerrarla. Él no dijo nada porque notó que respiraba agitada y que sus pálidas mejillas estaban tan rojas como su cabello. Ella estaba enojada o molesta por algo. -Perdóname casi vuelvo a la puerta giratoria- Dijo avergonzada y también molesta por desquitarse con el automóvil lo ocurrido minutos antes -Estoy seguro de que él auto podrá superarlo, ¿Que pasó? No quiero inmiscuirme en tus asuntos pero ésta ubicación y la urgencia de tu mensaje me alarmaron un poco- Preguntó despacio conduciendo con tranquilidad -Conocí a un estúpido machista. Nunca tuve tantas ganas de practicar lo que aprendí contigo con alguien como con él- Salvador rió. Afrodita era una chica dulce y verla enojada era hasta divertido. Él sin dudas presenciaría esa pelea -Es extraño verte molesta. ¿Un nuevo admirador?- Preguntó sin entender, era demasiado temprano para una cita romántica, así que no sabía a quien había podid
Prudente, una palabra que describiría a la perfección a Afrodita. Ella prefería pensar en las opciones que tuviese disponibles y con calma escoger la mejor. Ella jamás había tenido que dividirse entre la razón y el corazón. Aunque la joven quería llamar a Christian no lo haría. Ella centraría su atención en su trabajo. Hacía poco tiempo que había comenzado a ahorrar para comprar su propio apartamento. Aunque amaba a sus padres, vivir con ellos siendo tan cariñosos la hacía sentir incómoda. Sus padres, Mariela y Tiziano, mantenían su pasión intacta y no era extraño ver a su madre con atuendos bastante pequeños para ir a su cuarto de juegos. Afrodita buscaba paz, tranquilidad y vivir en un sitio donde no existiera ningún cuarto de juegos. Ese estilo de vida definitivamente no era para ella y jamás lo probaría. Christian emanaba tanta tranquilidad... estaba segura de que él no iría a Tentaciones a probar las habitaciones. Ella había conocido lo suficiente a varias personas practicante
Alondra seguía intentando convencer a su esposo de que ella era la mujer de su vida. Para ella aquella noche única de placer había ocurrido con él y cuando él se enterara no la dejaría ir de su lado. Aún existía un pequeño porcentaje que la hacía dudar, ¿Y si se había acostado con otro hombre? Debería darle el divorcio a Iker y no quería eso, no después de cuánto había luchado para enamorarlo. Alondra seguía asistiendo a Tentaciones Dos y buscando seducir a Iker, quien se resistía de todas las maneras posibles. Haber tenido sexo le hacía creer que podría durar más de un año careciendo de él... de nuevo. -Vayamos a un cuarto amor- Pidió como cada noche que lo acompañó-No, tu y yo no tenemos esa clase de matrimonio y lo sabes- Se negó nuevamente así como tantas veces *Alondra seguía esforzándose por ser la esposa perfecta e Iker, intentaba lavar sus culpas en casa buscando pasar tiempo con ella. Él creía que si ella supiera de su engaño podría perdonarlo por buena conducta. Él habí
Salvador entró a la habitación con una bandeja en sus manos. Llevaba allí la cena para los dos. Si Audrey estaba mal no la dejaría comer sola por si necesitaba algo. Ella no se dió cuenta de que él había entrado, estaba demasiado pensativa. -¿Ocurre algo? ¿Necesitas ponerlo a cargar?- Le preguntó ya que ella miraba fijamente su teléfono -No, no es eso. Creo que estoy en graves problemas. Afrodita me matará, pero primero lo harán mis padres- Observó el pánico que ella sentía pero no comprendía que había ocurrido para que ella estuviese así. Minutos atrás estaba tranquila -Vamos a comer antes de que la cena se enfríe y luego hablaremos con calma. Intentaré ayudarte en lo que necesites, solo tranquilízate ahora- El intentó darle calma pero eso era imposible debido a la preocupación que Audrey tenía Ella recordaba como Poseidón se había derramado en su interior. ¿Cómo no pensó en protegerse después? Eso había sido su culpa, ¿Cómo encontraría al padre del niño? No podía ir por el mundo
Iker veía a su esposa sorprendido. Ella no era una mujer que dijera las cosas tan a la ligera ni de ese modo. -Alondra nuestro matrimonio no es así. Puedo ofrecerte mi amistad- Le pidió intentando apartarla de su cuerpo-No me dejas más opciones mi amor, ¿Cuando vas a complacerme? No sé si lo sabías pero yo fui a la fiesta de Halloween y se la verdad- El palideció al comprender que ella sabía sobre la infidelidad-¿Quieres que te pida perdón de rodillas? Lo haré si es lo que quieres pero no metas a mis padres ni a los tuyos en esto- Imploró sabiendo que ella lo tenía en sus manos -Lo único que deseo es que me hagas el amor, que tengamos un matrimonio real. Te daré unos días si eso es lo que necesitas, pero quiero ser tu esposa- Aquello fue como un balde de agua fría para él. Ella lo estaba chantajeando con algo en lo que no podía negarse -¿No hay posibilidad de negociar?- Intentó sabiendo que había perdido esa batalla -No amor. Ahora bésame y luego vayamos a cenar- Iker suspiró y
Iker sentía como Alondra cada día se volvía más cariñosa con él. Ella iba a su trabajo y lo besaba delante de todos haciéndolo sentir un poco incómodo, aunque nadie le prestaba mucha atención ya que ella era su esposa. -¿Crees que ese matrimonio esté funcionando?- Ángeles le preguntaba a su esposo Jacob mientras los dos observaban disimuladamente a su hijo y esposa -No lo sé. Es extraño que ella se porte tan cariñosa y el no la aparte, ¿Que sucedió entre esos dos?- Jacob desconfiaba. El conocía bien a su hijo y cada uno de sus gestos; algo extraño sucedía en ese matrimonio-Solo espero que todo esté bien entre ellos. Sospecho que pronto nos darán una sorpresa- Ángeles esperaba que su hijo fuera feliz con Alondra porque ella era una buena mujer y lo quería. Lo que no sabía era que necesitaría su hijo para enamorarse de ella Alondra había adoptado ir a llevarle comida a su esposo al trabajo y comer juntos. El comenzaba a acostumbrarse a eso. Ella buscaba recetas constantemente para po
Salvador había despertado y lo primero que vió al abrir sus ojos fue a su amiga. Él la estaba abrazando. La soltó con cuidado y se levantó rogando que ella no hubiese sentido su erección matutina. Lo que menos deseaba era que ella creyera que era un pervertido, por algo que no podía controlar y que sucedía durmiera solo o no. Cuando él salió del baño después de asearse observó que Audrey se había destapado. Miró sus piernas descubiertas y como ella dormía tranquilamente con un boxer de dama puesto. Se sorprendió, pero también se sintió mejor al saber que ella confiaba en él hasta ese punto. Sin haber desayunado, Salvador, fue a una tienda a comprar ropa para su amiga. No creía que ella quisiera ir a su casa a cambiarse. -¿Que talle busca señor?- Una vendedora se acercó para atenderlo y lo observó mirando ropa interior-No tengo idea. Ella es como usted, pero tiene... más curvas- Se sintió avergonzado comparando a su amiga con la vendedora -Déjeme mostrarle- La vendedora le mostró
Salvador le había dado la mano a Audrey. Había notado que ella secaba el sudor de sus manos en su ropa y que luego apretaba sus dedos en sus piernas. Ella estaba realmente nerviosa, hasta él lo estaba y nada tenía que ver con ese niño. -Por las semanas que pasaron desde Halloween en un ultrasonido tiene que revelarse...- El médico seguía hablando, pero Audrey solo pensaba que le harían un ultrasonido y ese revelaría si sus malestares se debían a su locura de una noche o no -Audrey, el médico te pidió que te acuestes allí- Salvador le habló cuando notó que ella no se movía y que el doctor la esperaba para hacer el examen-Si. Creo que me distraje un momento- Explicó aunque no hacía faltaAudrey se acostó, descubrió su abdomen tal como el médico le indicó y esperó. Salvador sintió pena porque ella se veía como una niña asustada sin saber que podría ocurrir y tomó su mano nuevamente. -¿Qué ve, doctor?- Salvador rompió el silencio al notar que el médico no decía nada y solo anotaba alg