Adrian y Bacco esperaron por una hora la llegada de Lorena una vez la divisaron a lo lejos pidieron la cuenta y pagaron la cuenta, ambos se sentían emocionados y si de ellos hubiese dependido hubieran corrido hacia ella, sin embargo, el corto tramo lo recorrieron en segundos, —Déjame hablar a mi primero, ok—, le dijo Adrian a Bacco y este asintió.

Yo me encontraba de espaldas cuando escuche,—Buenas tardes princesa—, esa voz la reconocí de inmediato, sorprendida me giré y allí estaban mi amor y mi cuñado viéndome fijamente con una mezcla de emociones, parecían molestos y felices a la vez lo cuál no sabía discernir por completo.

—Hola amor, ¿por qué no me dijiste que venían?, hubiese planeado algo para ustedes, hola Bacco.

—Creo que lo sabes bien, el motivo de nuestra visita.

—No sé de que hablan.

—Necesitamos Lorena que seas honesta con nosotros.

—¿Pero qué te refieres?

—Vimos una imagen en la nevera y queremos saber la verdad—, dijo Bacco con tono de desesperación, de pronto me sentí