Despertar junto a Adrian es hermoso e intenso, cuando las luz del sol entra en la habitación y abro mis ojos él está observándome tiernamente juguetea con mi cabello y parece inmerso en sus pensamientos como si no pudiera creer que esté allí junto a él y para mi todo esto es un poco abrumador no estoy acostumbrada a recibir tanta atención ni mucho menos ser admirada, cuando percibe que estoy despierta me da un pequeño beso en los labios.

—Buenos días, mi princesa, ¿Cómo te sientes?, ¿te desperté?

—Buen día, estoy bien, no me despertaste creo que fue la luz del sol pero me encanta, desde que llegué aquí es algo que me ha encantado de la habitación te hace comenzar el día con energía.

—Tienes razón es estimulante, por cierto estoy seguro que nos están esperando para desayunar.

—Cierto, no lo había pensado , levantémonos para no retrasarlos aún más.

—Luego, ¿Qué te apetece hacer?

—En realidad creo que ayer agotaste la pierna creo que lo mejor sería quedarnos hoy aquí tranquilos, de toda