Su hija estaba desaparecida desde su matrimonio fallido, bueno la verdad hasta ese momento no se preocupó por ella, sabía que se encontraba de viaje con la amiguita ricachona y que seguramente extendieron su viaje por alguna excentricidad de aquella.

Lorena siempre había sido una decepción, regular en todo y para nada sobresaliente pero su mayor rencor era que era el símbolo de su propio fracaso, no hizo nada en su vida, no realizó sus sueños por tenerla y como resultó una chica que no tiene éxito en nada de lo que se propone y constantemente cambia de opinión, pero había echado a perder su oportunidad al no saber mantener su relación con un médico prestigioso como lo era Carlos Ascanio.

Prefería no saber nada de ella, eso le daba una sensación de paz, aunque se solía pensar que eso solo quería decir que se avecinaba una tormenta y como si se tratara de una clarividente en el transcurso de la mañana de ese día recibió una llamada de lo más extraña.

—Hola buen día, ¿cómo está?, ¿Se acu