Con un penacho de plumas de quetzal sobre su cabeza, sus brillantes collares de jade, el cetro de maniquí en sus manos, y un traje brillante como la misma luna; la Princesa Luna, toma el reinado más glorioso que la ciudad de Kumal tuviera. Nuevamente el consejo, recibe a un nuevo gobernante, ahora tocó la fortuna de ser una Halach Unik, sus Holpop, delegados políticos, su Enacon, jefe militar, su Ahuacán, Máximo Sacerdote y sus Tupiles, guardias del orden, la rodean en esa entrega del cetro que el rey Akbal hiciera a su heredera en el trono, a esa Princesa Luna, a quien la diosa Ixchel diera fortaleza para llegar a ser la primera reina de los mayas. A su lado está Kaí que sigue admirando la belleza de su reina.
Han pasado los años y el pueblo de Kumal, agradece a los dioses, que esta ciudad grande y llena de esplendor est&e
Con el más vivo interés, verdadera fruición y singular deleite, leí los originales de tu novela titulada: “La Princesa Luna”, que tuviste la bondad de poner en mis manos.Sin tener capacidad para juzgar los méritos de tu obra, me atrevo a formular algunos juicios que pueden no ser acertados, pero en cambio, son sinceros y espontáneos y claro está que nos entendemos, ya que hablamos el mismo lenguaje: amamos la verdad, la belleza, el arte y de manera intensa y fervorosa, la historia de nuestra patria.He analizado con sumo detenimiento una más, de las novelas que has escrito y por la interpretación clara y precisa, la facilidad de tu escritura y ese lenguaje coloquial que te caracteriza, viajé inmediatamente a ese pasado brillante y grandioso que hizo única a la gran civilización maya.Quienes tengan o hayan tenid
Un nuevo reyDespués de que el gran Hunab Kú, realizara el ordenamiento de los planetas, posó su energía, su pensamiento y su amor sobre la tierra y designó a los hombres hechos de maíz para ser los pobladores y hacedores de enormes ciudades sobre la faz del planeta. El dios de todo y de todos, el dueño del sonido y del viento, el que todo lo sabe y todo lo ve, se posó sobre Junab Baal, para que este iniciara la edificación de una gran ciudad cuyo nombre sería Kumal.No encontró mejor escenario que la inmensa selva llena de animales, de frescos manantiales, de exuberante vegetación, que sabía el gran dios sería el alimento de los primeros pobladores. Junab Baal gobernó por muchos años hasta que heredó el trono a su hijo Akbal, éste desde su nacimiento fue educado par
La ciudad de KumalEsta bella ciudad de Kumal, se levanta entre la hermosa selva rodeada de grandezas naturales y de los animales más preciosos y exóticos que nuestra mente haya visto, fue el escenario de una historia de amor, de odio, de lucha y desafíos, de aciertos y desaciertos, de tranquilidad e incertidumbre.Está situada al norte de Guatemala, cuna de esta gran civilización, en ella se puede observar hasta la fecha el avance de esta cultura milenaria, no solo en sus formas arquitectónicas, sino también en sus diferentes manifestaciones de arte, el trabajo en jade, el adelanto en sus trabajos necróticos, los observatorios astronómicos y su conocimiento astrológico, los viaductos de desechos, los trazos perfectos de la ciudad, su entorno natural, sus fuentes de agua, sus gigantescas ceibas, sus montañas sagradas; todo esto hac&iac
Crecimiento de la Princesa LunaEn una hermosa caverna hecha por su padre el río, la pequeña creció dando órdenes a los animales y disfrutando del alimento de las plantas. Allí había pavorreales, quetzales, muchas aves que adornaban y le daban calor a la pequeña, había hermosos venados, que ayudaban a que tuviera su alimento de niña, esa rica leche de venadas amamantándola, más adelante fueron las grandes aves, los agiles simios que llevaban otros alimentos a la criatura, como frutas y mieles de la rica selva petenera, y cuando fue conocedora de otros alimentos ella misma recibía una rica carne que los jaguares y fieras le llevaban como tributo.En lo alto de las colinas que rodeaban la caverna, imponentes fieras y gigantescas aves protegían con recelo a la elegida por la diosa Ixchel. La Princesa aprendió a conversar con los animales y con el río, s
El Rey AkbalFue increíble como aquel gran rey, comenzó una trasformación total, luego de consultar a los dioses y saber que algunos estaban distantes de él y sus decisiones y que otros eran afines a su pensamiento, su vida dio un giro de ciento ochenta grados, el rey pacífico, el rey que buscaba el desarrollo y superación de su pueblo, comenzó a convertirse en alguien tirano y ambicioso.Dirigió su vista al dominio y fundó un ejército muy fuerte, sabía que a sus alrededores no había ciudad igual, que su fortaleza era tan grande que era imposible que un ejército extraño pudiera pasar, a sus guerreros los equipó de pieles de jaguar, lanzas de obsidiana, conocía venenos muy poderosos, y lo más importarte, estaba lleno de odio y resentimiento. Muchos pobladores comenzaron a temerle, de ser un rey tan admirad
Los seres del inframundoVacub-Camé y Hun-Camé los jueces supremos del consejo de Xibalbá, son los gobernadores de ese inframundo lleno de caminos tenebrosos, con peligros tan fuertes, criaturas zoo fórmicas, fluorescentes en la oscuridad y con poderes muy grandes. Ese inframundo celebraba la muerte y cuando los que habían sido hechos de maíz por la abuela Ixmucané, complacían los deseos de los dioses del inframundo, estos se congratulaban y celebraban.Ese mundo tenebroso, donde Hunapú e Ixbalanqué, jugaron el juego de la pelota, estaba de fiesta, celebraba que tenían a un gran aliado en la tierra, el rey Akbal. La luna y el rio tenían que enseñar esta parte del universo a su protegida por eso fue que Ixchel pidió al río que la pequeña tenía que conocer este lugar.El río condujo a la princesa desde peque&nt
El rey Akbal y los diosesLa diosa Ixchel, estaba muy molesta con las actitudes del rey de Kumal, constantemente visitaba a Aquetzalí, para consolarla de aquel tormento que recibía de parte del gobernante. La reina se había aferrado tanto a la diosa Ixchel que momento a momento le preguntaba sobre su linda princesa, qué era de ella y la diosa le contestaba que llegaría la hora que la volvería a ver.Fue Ixchel la que pidió ante todos los dioses benévolos del panteón que pusieran un alto a las atrocidades del rey, que el pueblo de Kumal sufría por esos pensamientos que este llevaba en su mente. Pero esa dualidad de los dioses, era un impedimento para que todos apostaran para apoyar las ideas de Ixchel, había dioses con tantas funciones, que por alguna razón no podían acercarse tanto a las ideas de la diosa de la luna.Hunab Kú, el padre
Trabajo de los diosesAh Puch estaba muy molesto. Durante muchas lunas la gente se escondía y buscaba solo la claridad para caminar por Kumal, ya que sabían que este andaba en busca de cualquier mortal que se le pusiera enfrente. Fue Ah Puch el que llegó a buscar al rey Akbal, fue él quien le contó sobre su fracaso ante Kaí. Akbal muy desesperado y lleno de total odio buscó como hacer el mal con sus propias manos.Esa noche el rey Akbal como un loco le prendió fuego a la ciudad, hizo tanta destrucción que la Princesa Luna tuvo que pedir al dios de la lluvia le ayudara para apagar el fuego de los bosques donde vivía tanta criatura que podía perecer. El rey atentó contra la selva, contra la naturaleza y eso no les gustó a los dioses.Los dioses del inframundo buscaban la forma de brindar su apoyo al rey Akbal a la gente de Xibalbá, cuya causa pri