Esta bella ciudad de Kumal, se levanta entre la hermosa selva rodeada de grandezas naturales y de los animales más preciosos y exóticos que nuestra mente haya visto, fue el escenario de una historia de amor, de odio, de lucha y desafíos, de aciertos y desaciertos, de tranquilidad e incertidumbre.
Está situada al norte de Guatemala, cuna de esta gran civilización, en ella se puede observar hasta la fecha el avance de esta cultura milenaria, no solo en sus formas arquitectónicas, sino también en sus diferentes manifestaciones de arte, el trabajo en jade, el adelanto en sus trabajos necróticos, los observatorios astronómicos y su conocimiento astrológico, los viaductos de desechos, los trazos perfectos de la ciudad, su entorno natural, sus fuentes de agua, sus gigantescas ceibas, sus montañas sagradas; todo esto hacía de Kumal la ciudad más importante.
Seis millas cuadradas eran las tierras que cubría Kumal, más de diez mil construcciones entre grandes edificios ceremoniales y casas de todos los pobladores de esa bella y enigmática metrópoli, gobernada por el rey Akbal, más de cincuenta mil habitantes, caudalosos ríos y trasparentes lagos formaban el paisaje más bello que se pueda imaginar, donde el fruto de la naturaleza estaba al servicio de los habitantes, las dádivas de los hacedores del mundo eran abundantes. Su mercado era el sitio de convergencia donde todos los pobladores llevaban sus productos agrícolas, minerales y animales, el colorido de sus granos de maíz, flores, frutas y verduras daba la impresión del trabajo tesonero que realizaba el hombre del campo, los animales de engorde que se podían adquirir, eran ese trabajo de la mujer maya, que cuidaba de sus aves para llevarlas a mercar. Era hermoso como las plumas de quetzal y las semillas de cacao, eran utilizadas como moneda adquisitiva de diferentes productos.
Alrededor de esa hermosa plaza se observa cómo las viviendas y los diferentes templos que servían al gobierno de Akbal, se elevaban imponentes, dando la idea de la grandeza que este rey deseaba para su pueblo, conduciéndolo en busca del desarrollo. En el horizonte se observa el espesor de una selva virgen, donde la naturaleza se manifiesta en su máximo esplendor; guacamayas y aves diversas, monos aulladores, monos araña, y todos los huéspedes de ese imponente mundo verde, que complacen con el deleite auditivo, a los hijos de Kumal con su agasajo matutino.
La ciudad de Kumal era así, un premio para la vista, celajes vespertinos, nubes espesas que daban forma a figuras en la mente del espectador, caricias auditivas, regaños estridentes de la naturaleza, cuando el cielo se oscurecía y aparecía los truenos y relámpagos, nada se puede comparar con esas grandes extensiones de tierra fértil y verde que no tenía final para la vista, que se extendía hacia el horizonte donde se encontraba con el océano.
Las hermosas pasarelas de piedra eran un atractivo sin igual, todos los pobladores se paseaban sobre ellas, observando la magnificencia de la ciudad que había sido edificada para que en ella vivieran felices todos aquellos que disfrutan de la belleza arquitectónica, daba gusto ver gozar a los niños y adultos de la comodidad de vivir en una ciudad hecha para ser un lugar digno para morar, la ciudad de Kumal.
Crecimiento de la Princesa LunaEn una hermosa caverna hecha por su padre el río, la pequeña creció dando órdenes a los animales y disfrutando del alimento de las plantas. Allí había pavorreales, quetzales, muchas aves que adornaban y le daban calor a la pequeña, había hermosos venados, que ayudaban a que tuviera su alimento de niña, esa rica leche de venadas amamantándola, más adelante fueron las grandes aves, los agiles simios que llevaban otros alimentos a la criatura, como frutas y mieles de la rica selva petenera, y cuando fue conocedora de otros alimentos ella misma recibía una rica carne que los jaguares y fieras le llevaban como tributo.En lo alto de las colinas que rodeaban la caverna, imponentes fieras y gigantescas aves protegían con recelo a la elegida por la diosa Ixchel. La Princesa aprendió a conversar con los animales y con el río, s
El Rey AkbalFue increíble como aquel gran rey, comenzó una trasformación total, luego de consultar a los dioses y saber que algunos estaban distantes de él y sus decisiones y que otros eran afines a su pensamiento, su vida dio un giro de ciento ochenta grados, el rey pacífico, el rey que buscaba el desarrollo y superación de su pueblo, comenzó a convertirse en alguien tirano y ambicioso.Dirigió su vista al dominio y fundó un ejército muy fuerte, sabía que a sus alrededores no había ciudad igual, que su fortaleza era tan grande que era imposible que un ejército extraño pudiera pasar, a sus guerreros los equipó de pieles de jaguar, lanzas de obsidiana, conocía venenos muy poderosos, y lo más importarte, estaba lleno de odio y resentimiento. Muchos pobladores comenzaron a temerle, de ser un rey tan admirad
Los seres del inframundoVacub-Camé y Hun-Camé los jueces supremos del consejo de Xibalbá, son los gobernadores de ese inframundo lleno de caminos tenebrosos, con peligros tan fuertes, criaturas zoo fórmicas, fluorescentes en la oscuridad y con poderes muy grandes. Ese inframundo celebraba la muerte y cuando los que habían sido hechos de maíz por la abuela Ixmucané, complacían los deseos de los dioses del inframundo, estos se congratulaban y celebraban.Ese mundo tenebroso, donde Hunapú e Ixbalanqué, jugaron el juego de la pelota, estaba de fiesta, celebraba que tenían a un gran aliado en la tierra, el rey Akbal. La luna y el rio tenían que enseñar esta parte del universo a su protegida por eso fue que Ixchel pidió al río que la pequeña tenía que conocer este lugar.El río condujo a la princesa desde peque&nt
El rey Akbal y los diosesLa diosa Ixchel, estaba muy molesta con las actitudes del rey de Kumal, constantemente visitaba a Aquetzalí, para consolarla de aquel tormento que recibía de parte del gobernante. La reina se había aferrado tanto a la diosa Ixchel que momento a momento le preguntaba sobre su linda princesa, qué era de ella y la diosa le contestaba que llegaría la hora que la volvería a ver.Fue Ixchel la que pidió ante todos los dioses benévolos del panteón que pusieran un alto a las atrocidades del rey, que el pueblo de Kumal sufría por esos pensamientos que este llevaba en su mente. Pero esa dualidad de los dioses, era un impedimento para que todos apostaran para apoyar las ideas de Ixchel, había dioses con tantas funciones, que por alguna razón no podían acercarse tanto a las ideas de la diosa de la luna.Hunab Kú, el padre
Trabajo de los diosesAh Puch estaba muy molesto. Durante muchas lunas la gente se escondía y buscaba solo la claridad para caminar por Kumal, ya que sabían que este andaba en busca de cualquier mortal que se le pusiera enfrente. Fue Ah Puch el que llegó a buscar al rey Akbal, fue él quien le contó sobre su fracaso ante Kaí. Akbal muy desesperado y lleno de total odio buscó como hacer el mal con sus propias manos.Esa noche el rey Akbal como un loco le prendió fuego a la ciudad, hizo tanta destrucción que la Princesa Luna tuvo que pedir al dios de la lluvia le ayudara para apagar el fuego de los bosques donde vivía tanta criatura que podía perecer. El rey atentó contra la selva, contra la naturaleza y eso no les gustó a los dioses.Los dioses del inframundo buscaban la forma de brindar su apoyo al rey Akbal a la gente de Xibalbá, cuya causa pri
Arrepentimiento del ReyMuchas personas contaban sobre la repentina aparición de una niña hermosa, que llevaba la luz de las estrellas en su mirar, que aparecía siempre cuando la oscuridad cesaba y volvía la materia diáfana que curaba a los enfermos y diluía en el éter del cosmos, el sufrir de muchas personas. El rey se enteró de la aparición de la bella doncella y buscó la forma de poderla ver, pero sus intenciones eran atraparla para saber qué tan ciertos eran sus poderes, consultó a los sacerdotes sobre esa pequeña que aparecía por Kumal y ellos le confirmaron que se trataba de una fuerza muy luminosa que provenía de la misma luna.Después de una larga oscuridad ordenó a sus guerreros que la tenían que atrapar, que debían
Kaí se enamora de la Princesa LunaKaí, Itzel, Aquetzalí, La Princesa Luna, y la diosa Ixchel, eran muy felices, el volver ver a un rey feliz, gobernando Kumal con el sueño de hacer de esa ciudad algo muy grande los llenaba de tantas emociones. Los días trascurrían y La Princesa compartía sus dos mundos, no dejaba de acariciar las aguas de su padre el río, disfrutaba hablando con su madre luna en aquella gruta donde creció y era su refugio, el lugar donde hablaba con los animales que un día la cuidaron y alimentaron, muchas veces salía del palacio real volando como una ave hermosa, o buscaba la profundidad de la selva donde todos los animales la seguían respetando y obedeciendo.Una hermosa noche de luna llena, Kaí le dijo a la Princesa Luna sobre esa fuerza interior que le hacía sentir, le habló
De Princesa a ReinaCon un penacho de plumas de quetzal sobre su cabeza, sus brillantes collares de jade, el cetro de maniquí en sus manos, y un traje brillante como la misma luna; la Princesa Luna, toma el reinado más glorioso que la ciudad de Kumal tuviera. Nuevamente el consejo, recibe a un nuevo gobernante, ahora tocó la fortuna de ser una Halach Unik, sus Holpop, delegados políticos, su Enacon, jefe militar, su Ahuacán, Máximo Sacerdote y sus Tupiles, guardias del orden, la rodean en esa entrega del cetro que el rey Akbal hiciera a su heredera en el trono, a esa Princesa Luna, a quien la diosa Ixchel diera fortaleza para llegar a ser la primera reina de los mayas. A su lado está Kaí que sigue admirando la belleza de su reina.Han pasado los años y el pueblo de Kumal, agradece a los dioses, que esta ciudad grande y llena de esplendor est&e