LEYLA
Abro los ojos deprisa, veo como me observa con detenimiento, examinando cada lo movimiento que hago. Suspiro pesadamente.
Mi mente se ha ido, ha imaginado como lo besaba, como chocaba mis labios contra los suyos y me dejaba llevar. Y está mal, muy mal. Este individuo no puede hacer nada en mí, me niego. No quiero que me toque, no quiero que sus largos y tatuados dedos se paseen libremente por mi cuerpo, como ahora lo está haciendo.
—Fuera, todos —ordena muy alto, para que los demás lo puedan escuchar —¡Ya!
No, no, no. No quiero follar con él. Solo ha sido un error, de mi boca se han escapado esas palabras. En realidad, yo no quería decirlas. A sido mi instinto de venganza, yo no puedo hacer eso con él. No puedo.
Todos salen disparados de la habitación, a excepción de uno. Es uno de los muchachos que estaba a su lado, se ha quedado fijo en s
LEYLADejó de mirar hacia el mar inmenso que se alza hacia mí, cuando oigo el sonido de la puerta cerrarse. Confundida, frunzo el ceño al ver al mismo tipo que estaba antes en el lado de Malak en el sillón, en la sala esa donde casi me da algo cuando vi a esos hombres con las pistolas.Se acerca a mí, rápidamente aferro con fuerza el cojín en mi pecho. No quiero que nadie vuelva a ver mi cuerpo desnudo, y mucho menos Malak.Sus besos, sus caricias...han hecho algo extraño en mi cuerpo. Mientras mi cabeza luchaba por levantar un puño contra su rostro, mi cuerpo decía otra cosa. Aceptaba las caricias de ese individuo, y no hacia asco.Ahora que todo ha pasado, deseo quitarme la suciedad de sus besos. No quiero volver a pensar más en lo que ha producido en mí, solo ha sido un error. Uno que jamás volveré a cometer, no dejaré que me toque.
LEYLA.Corro de un lado para el otro, sin mirar atrás, pero lo único que consigo es perder tiempo y ahora mismo es lo que menos necesito.No hay salida, no veo ninguna puerta por donde pueda salir. Todo está vallado hasta arriba, tanto que no consigo ni ver lo que hay fuera. El camino hasta la playa está cerrado por una puerta con una combinación que no sé. Intente saltar la puerta, pero me fue imposible hacerlo, encima de ella tenía hierros afilados de acero incrustados. Si los saltaba, me haría daño y de mi cuerpo saldría más sangre.Así que di media vuelta y decidí ir hasta adelante, solo tuve que rodear la casa y ya veía la puerta principal. Iba a salir corriendo, la puerta estaba medio abierta, pero de repente la cerró uno de los hombres de Malak.El miedo invadió mi cuerpo, para proteger mi seguridad me escondí en u
LEYLA.Corro calle abajo mientras unas cuantas balas pasan por mi lado, imagino que estoy en una pradera llena de flores y montañas rocosas. Pero rápidamente vuelvo a la realidad cuando una bala roza mi pierna.Cruzo la calle con una velocidad impresionante, empiezo a explorar con mis ojos en busca de algo que pueda ayudarme. Lo veo. En un extremo de la calle hay un contenedor verde, así que me aproximó hasta allí.Antes de esconderme, vuelvo a mirar para atrás, no veo a nadie. Abro la tapa arrugando la nariz, un olor nauseabundo atraviesa mis fosas nasales, hago caso omiso, me aferro con fuerza y doy un salto. Cierro el contenedor desde dentro cayendo en las bolsas de basura.Varias veces me entran ganas de vomitar, pero pienso que tengo que aguantarme para que no me oigan. Escondida aquí, puedo oír los pasos que se apresuran a alcanzarme. Pero no podrán.Es un escondi
LEYLA.Jamás hubiera pensado que me encontraría de nuevo aquí.En frente de esta casa que llenó de recuerdos inolvidables mi cabeza. Un dolor que todavía no se disipa en mi interior, todavía el humo sigue resurgiendo de sus cenizas.Ante mí, se alza un edificio gigante con numerosas viviendas en su interior. Y en una de ellas, vive una persona que siempre ha estado en mi vida, pero nunca se ha dejado ver.Los fantasmas de pasado me atormentan, y sé que este es mezquino y cruel. Pero no puedo hacer otra cosa, era venir aquí o pasar la noche en la calle, fría y llena de peligros que te acechan como si fueras su presa.Cuando mi abuela murió, no tenía a donde ir. Era mentira. Tenía un sitio, pero lo escondí en la oscuridad de mi mente para que no se dejará ver nunca. No quiero volver a recordar nada, pero tengo que enfrentarlo porq
ALANALa televisión que hay delante de mí, crea imágenes vivas y coloridas. Por un canal están dando una película de comedia, que la vería sin ningún problema, pero ahora no estoy de ánimos para ver nada. Ni para divertirme.He intentado leer un libro para tranquilizarme, pero no hepodido. Todavía la imagen de ese criminal rebosa en mis pensamientos y no deja de presionar mi pecho para que no pueda respirar.Tiene a mi hermano, quiere hacerle daño. Y yo no puedo parar de pensar en él y en su muerte, siento que está en peligro y que va a morir. Que ese desalmado lo va a matar porque quiere hacernos daño. Solo porque Leyla le reto, y oso a enfrentarse a él.No culpo a la chica, pero no puedo evitar pensar, que, si Adam no la hubiera traído a casa, ahora mismo el no estaría en peligro.He escuchado muchas historias sob
LEYLA.Examino mi rostro con detenimiento, el reflejo que da el espejo de mi es absolutamente impresionante. El maquillaje puede ocultar todas las imperfecciones de mi piel, adorna mi cara de una manera bonita.Mis labios rojos, se ven aún más carnosos que antes. La sombra que he puesto en mis ojos ha sido un pequeño degradado con una cola de gato. Mis pestañas se alzan hacia arriba sin miedo, con la total seguridad del mundo.Y no puedo evitar sonreír por mi aspecto. Estoy más guapa que nunca. Usualmente no lo había hecho, tal vez un poco de mascara de pestañas, pero nunca había usado un maquillaje así, tan extravagante...Guardo el estuche de Alana, en un cajón de la estantería del baño. De ahí ha sido donde he cogido todo el maquillaje que necesitaba. Recojo todo lo que está esparcido por la encimera, secador, cepillo de dientes, et
Malak.No puedo dejar de pensar en Leyla, esa astuta y salvaje mujer. No entiendo porque todavía no la he matado, la gente que se atreve a tocarme nunca sale bien parado. En cambio, ella sigue intacta. Lo que más me preocupa, es que no me tiene miedo. Se ha atrevido a dispararme en mi propia casa, delante de todos mis mejores hombres. Ha dañado mi dignidad y la ha rebajado por los suelos, en sólo un día. Esa hembra es impresionante.Y yo como un maldito gilipollas no he hecho nada para remediarlo. Al revés, estoy detrás de su culo como un perro maloliente tan caliente como un adolescente hormonado.La etiqueta que he ganado durante los años, se ha ido a la mierda por una sola mujer. Pero vaya mujer...Esa hija de puta está muy buena, como es de esperar la quiero para mí. Toda y exclusivamente para mí. Me he encaprichado de una manera con ella que no es normal, po
LEYLALa intensidad que hace los dedos en mi piel, hace que gire para enfrentar al ser que se ha atrevido a agarrarme de esa manera. No voy a permitir que nadie me trate mal, ni tampoco que tenga esa confianza como para tocarme así.Cuando hago girar a mis pies, mis ojos se abren con asombro al ver a la hermosura femenina que se alza ante mí, con elegancia y sutileza. Lleva un vestido rojo que se ajusta perfectamente a su cuerpo delgado, mientras su cabellera dorada se desplaza por su pecho que está al aire libre. La prenda que lleva es aún más escoltada que la mía.Todavía con su mano en mi codo, me observa con demasiado interés.—¿Oye podrías dejar de agarrarme el brazo? —mascullo apretando los dientes —Me haces daño.Rápidamente la joven me suelta, no sin antes regalarme una bonita sonrisa blanquecina.—Yo... Lo sie