-¿Y si le da igual? No suele elegir el camino lógico - ladeó el cuello dándole más acceso a Sharon. -Iremos a juicio - murmuró sobre su oído viendo cómo la piel de su cuello se erizaba. - Y ganaremos de forma aplastante. -Jugaremos en tu territorio - concordó Nore girando su cabeza ocasionando que sus labios apenas se rozasen. -No tienes ni idea de lo que me pone ganar - bromeó. Sabía que había roto el ambiente, pero la carcajada de Nore era suficiente para no arrepentirse de su decisión. Disfrutaba cuando ella lo hacía, se sentía viva cuando la tocaba. -... no es que sea inútil, aunque les llame así a veces, en mi bufete no hay inútiles - confesó mientras se tomaban un pequeño descanso. - Pero es un caso delicado y difícil, preferí que me lo relevase y ocuparme yo, aunque no sea mi especialidad. -¿Y cuál es? -¿La mía? Derecho mercantil - dijo con orgullo. - Se gana más y como jodes a gente importante, la victoria sabe mejor. -¿No te asista defender a a
-Ser CEO te vuelve una diosa, está científicamente probado - susurró Miranda a su lado viendo a Cristina. - Vaya suerte que tiene Juan. -Huelo tu aura bisexual desde aquí - pasó la mano por su nariz escuchando la carcajada de Miranda. - Tú céntrate en tu abogado modelo, deja un poco para los demás. -Benditos genes Lopez. Ricardo veía a su jefa como una amiga pero también como un referente de lo que aspiraba a ser, como persona al menos. Era tan cercana con ellos, les trataba de igual a igual a todos, hay momentos en que de verdad no podía ni creerse cómo habían salido ganando con el cambio de CEO. -Mi equipo siempre son los más guapos - comentó Cristina viéndoles con socarronería. - ¿Cómo estáis? ¿Ha llegado Juan? -Ni un minuto y ya preguntas por nuestro pequeñín - canturreó Ricardo escuchando la risa de Cristina. - Está dentro esperándote. -¿Debería hacerle esperar? - bromeó. -Depende de si te lo quieres encontrar vivo o muerto - contestó Miranda encogiénd
-Solo a ti se te ocurre pedir una hamburguesa en un restaurante y más en un almuerzo de empresa - escuchó a Nore regañar en voz baja a Sharon que solo mordía una larga patata frita con burla escuchando su queja. - ¿No podías pedir algo más normal? Estoy segura de que luego comerás otra y eso no es nada sano ¿sabes el impacto que... Si Ricardo había estado a punto de morir por un comentario hace una hora, no quería saber qué le pasaría a Sharon por meter en la boca de Nore la patata frita mordida por ella para silenciarla. Por si acaso levantó su copa con vino de la mesa, apartando lo que verdaderamente le importaba y no quería que sufriese daño. -Así, muy bien. Siente el colesterol en tus limpias arterias - Sharon voz siniestra ignorando la mirada asesina de Nore. -Te juro que voy a matarte. -Sharon deja de molestarla - pidió Gabriel. - Nore es muy estricta con su comida. -Pero si se está relamiendo - acusó señalándola. - Aunque seguro que es porque tiene mis babas
-Lo sé, pero no seré hipócrita al decir que no es motivante vencer y más por un error suyo. -Entiendo, la ha fastidiado - aceptó recostándose en la silla. - Si fuese un caso diferente, aunque todo apuntase en su contra pondría la mano en el fuego por Sharon, es astuta - halagó. - Pero no tiene los suficientes conocimientos, como tú. -No me ha dado ventaja, ha sentenciado el juego más de lo que estaba - vio la mirada conforme de su padre. Le contó a su padre sobre la comida de ayer, hasta la interrupción donde ninguno tuvo ganas de terminar de comer al ver a la CEO de Tacarigua salir corriendo del restaurante con Sharon detrás. Ninguno sabía bien qué había pasado, pero Gabriel era capaz de jugarse el brazo por Cristina, ella jamás cometería ningún plagio. -Tacarigua ha recibido muchas denuncias en todos sus años, pero nunca por plagio - pasó su padre sus dedos índice y pulgar por la barbilla. - Sharifa va a perder la cabeza cuando se entere. -Sinceramente pensé que
Tiró de su mano mientras Juan escuchaba a sus neuronas gritar en pánico por estar dándole la mano. Se dejó guiar por la ilusionada rubia que si bien parecía haber venido más de veinte veces al estadio, no podía ocultar su emoción al estar de nuevo ahí. Algunas personas la reconocían, girándose para ver mejor a la CEO unos segundos antes de volver a su propia ilusión por su equipo. Juan agradecía que esta vez el principal espectáculo que requería su atención fuese ver el partido y no asombrarse porque de nuevo la prestigiosa arquitecta parecía una chica normal. -Podríamos colarnos - murmuró Cristina viendo la gran cola en una de las taquillas. - Pero quiero disfrutarlo como siempre. -Hoy eres una admiradora más de... Kroos - se asomó de nuevo a su espalda viendo el nombre de la camiseta. - No la CEO que podría hasta cerrar el estadio para ti sola. -Tentador - bromeó. - Pero me gusta el ambiente revuelto. A medida que se acercaban a paso lento por la cola al estadio,
Desde el principio sabía que dirigir una empresa no era fácil, pero no podía evitar dudar si alguien había acabado echándole un mal de ojo; tantos problemas seguidos no podían ser normal. Lo que más le causaba impotencia de la situación actual en Tacarigua era que por más que hubiese hecho perfectamente su trabajo, esto había sido algo que no pudo controlar ni remediar. Jorge estaba a su lado comparando ambas copias de los planos, la primera de ellas y supuestamente la original, había sido claramente trabajo de ambos, no de otra empresa. Había pasado toda la mañana y parte de la tarde en reuniones con los organizadores del pequeño concurso, explicándoles hasta la saciedad que ambos bocetos son propiedad de Tacarigua y ellos habían sido a los que les habían plagiado, no al revés. Por supuesto que no les creyeron. El tiempo jugaba contra ellos, el robo de sus planos había sido presentado en el periodo en que Cristina realizaba las últimas modificaciones como si fuese obra propia
Lamentaba el día que dijo que cuanto más denunciasen a Tacarigua, mejor para ella, más diversión y ver caras fastidiadas por tener que postrarse a los pies de la mejor abogada del país. Ese regocijo no valía la pena comparada con todo el trabajo que tenía encima, había perdido la cuenta de las horas que había pasado en su despacho y eso, siendo Sharon, era bastante raro; nunca estaba más de una hora y media seguida. Ahora podría llevar cinco horas tranquilamente. -Me cago en mi padre y en el día en que pensé que ser abogada era divertido - maldijo mirando al techo con agonía. - No, qué coño, ser abogada es caliente, todos piensan que soy caliente. Solo le quedaba animarse ella misma, nadie iba a hacerlo si no. Su perpetua condena mental estaba motivada por el intento fallido de noche esporádica con una de las chicas a las que siempre recurría para liberar tensión. No se había quedado a mitad, claro que no, porque ni siquiera pudo empezar. Su experimento resultó ser todo un
-No despiertes lo que no sabes controlar, doña perfecta - advirtió viéndola apoyada en su escritorio sin quitarle tampoco la mirada de encima. -Tengo curiosidad de cuántas habrán pasado por aquí - comentó ignorando su advertencia. -Muchas - respondió sin filtro. - ¿Puedes ser la mejor? - retó. Le encantaba ese brillo peligroso en la mirada de Nore, mirándola desafiante y con hambre al igual que Sharon. Siguió desde su posición las manos de Nore desabrochándose lentamente la camiseta, solo para sacar de quicio a Sharon y realmente lo estaba consiguiendo; la imagen de la chica que ponía todo su mundo de cabeza con la camisa medio abierta esperando por ella era lo más excitante que habían visto sus ojos. La poderosa empresaria era toda una provocadora y la ojiazul amaba eso de ella. -Puedo demostrártelo. La ausencia de la sonrisa de Cristina al dar los buenos días al llegar dejaba claro que su enfado no había disminuido ni un poco. Tampoco miró hacia la mesa de Juan,