-No me gusta ir sin acompañante - se aventuró a decir evaluando su reacción. - Es una mierda. -Yo también estoy invitada, como es lógico - respondió viendo sus intenciones. - Un acompañante suele ser alguien sin invitación. -Tú lo has dicho, suele ser, pero si vamos juntas es lo mismo - se acercó levemente. - Di que sí. -Voy con Gadel, ya lo hablamos anoche. Había sentido muchas veces a lo largo de su vida ganas de matar a su hermano, la mayor de ellas cuando con dieciocho años compró una hamburguesa súper con doble de queso cheddar y tras volver del baño pensando en lo feliz que sería degustándola, vio a su hermano tumbado en el sillón devorando la que iba a ser la razón de su felicidad. Ahora volvía a percibir esas ganas de asfixiarlo con sus propias manos. -Dile que te lo has pensado mejor - chasqueó la lengua, - que has encontrado a una mejor acompañante. -Como cada año, iré con Gadel - repitió con seguridad. - No voy a ir contigo, pero nos veremos allí.
-Buenos días - saludó Cristel frente a su despacho atrayendo la atención de todos, incluida la de James aunque esa es algo que siempre tenía. - Quiero que todos redacten un documento en el que especifiquen su la empresa, el proyecto que están realizando y todas sus características. Ahí entra todo el proceso productivo, desde que lo acepté hasta sus avances. Tienen de plazo hasta la hora de comer para enviármelo. También una copia de los planos que estáis realizando, turnaros en la impresora, no quiero un caos. -Vengo y ya hay trabajo extra - se lamentó Ryan apoyado en una columna. Llegaba tarde, James se lo intuía desde que vio lo tarde que llegó anoche al piso. La suerte que tenía es que era el único que podía permitírselo, Cristel era más endeble con él ya que trabajaba mucho más que el resto. -Chloe McLean, James González y tú, Ryan López, están excluidos de esta orden - tranquilizó Cristel viendo la sonrisa ladina del latino crecer. - ¿Alguna duda? - se volvió a dirigir ha
- ¿Alguno falta? ¿Todos me enviaron el documento que pedí? - preguntó a todos y ninguno respondió. - ¿Los contaste, James? -Sí, están todos, pero aún no... -Los ordenarás luego, no te preocupes - le calmó antes de dirigirse de nuevo a los arquitectos. - Buen trabajo, chicos. Luego del descanso para comer, de forma ordenada van abandonando su puesto, tienen hasta las cinco para salir de Presture. Están despedidos. Como si fuese un aspersor de un parque, Ryan escupió todo el café al suelo nada más escucharla. Miró a James en busca de explicaciones y luego a Chloe, pero ambos estaban con la misma cara de perdidos, al contrario de Cristel que seguía con su inmaculada sonrisa. Ningún empleado había hablado aún, algunos seguían sentados y otros de pie mirando a Cristel esperando que se riese y dijese que era una broma, al igual que James. Pero eso jamás pasó. Vio a dos de seguridad colocarse en el pasillo de brazos cruzados, alerta por si alguno cuando empezasen a reaccionar
-Lo pensé mejor esta mañana y no tenía sentido, no puedo venir aquí a decirte que está refrescando cuando ahora tengo calor. Es algo curioso, solo me pasa cuando estás cerca - respondió con picardía. - Pero los astros se alinearon y traigo el contrato con la floristería Ogigia, Cristel y tú tenéis que firmar. -Esto es tan profesional viniendo de ti que me pilla por sorpresa - jugó mientras cogía el contrato. - Necesito tiempo para leerlo antes de firmar. -Hazlo ahora, prometo que cerraré la boca. Además aprovéchame, si no entiendes algo, me tienes aquí. No se fio en que se callase, eso no concordaba con Shane, pero al paso de diez minutos donde estuvieron en completo silencio, comenzó a ver que en temas laborales, sí podía ser bastante centrada. Hélida ahora era la despistada, por más que leía no podía evitar mirar de reojo a Shane, distrayéndola por completo aunque no estuviese haciendo nada. Anoche. Toda su escasa concentración desembocaba en las pocas horas que estu
-El favorito debería ser yo - se unió Jorge. - Soy el único que trabaja aquí sin cobrar. -Eso es de gilipollas, no de favorito - fue la única participación de Shane en la conversación antes de volver a ponerse los auriculares simulando que no estaba escuchando. En pocas horas tenía un juicio y para sorpresa de nadie, en vez de estar repasando su defensa como había visto hacer mil veces a Gadel e incluso hace años al propio Mike, estaba tirada en el despacho de Cristel sin hacer absolutamente nada. No sabía si era exceso de seguridad en sí misma o un buen truco para no tener nervios, lo importante es que le funcionaba. -Elija al favorito antes de que esto se convierta en una pelea de machos - insistió Ryan simulando sacar el músculo que no tenía. -Mi favorita soy yo, chicos - rebeló con diversión. - Pero buen intento. Miró unos segundos fuera de su despacho, todos trabajando y algunos hablando entre ellos pero sin quitar su atención de su tarea. Estaba bastante orgu
-Ya vas aprendiendo sobre el marketing - felicitó Cristel revolviendo el pelo de su hermano pese a sus quejas. - Y sí, se lo diré. El único problema es que no le conozco pero tendré que vigilar a Shane para que no abra la puerta de emergencia durante el vuelo y le lance. No se llevan muy bien. -Pensé que expulsar a alguien del avión en mitad del vuelo era sinónimo de cariño - habló James de forma divertida pero el ver el ceño fruncido de Cristel puso cara de susto. - Perdón, no dije nada. Volvió a concentrarse en el plano de la casa de campo junto a su hermano. Cada vez que veía lo bien que trabajaban juntos lamentaba que no haya podido convencerle de quedarse de forma permanente en Presture. Dudaba que después del enorme trabajo con el proyecto de Hélida y este, quisiese seguir ayudándola, aceptaba, aunque no le gustase que ya era su momento de buscarse la vida. -Su madre nunca me llevó a una entrega de premios - murmuró de forma nerviosa James pasando su mano por esa mar
-Si a Hélida le duelen los pies te aseguro que no dirá nada, antes muerta que mostrar debilidad - concordó con un pequeño deje de admiración. - Puede estar sangrando que igualmente se pondría a correr si es necesario. Eso era otra característica que Chloe y Hélida tenían diferente, aunque hiciese memoria era imposible para ella recordar cuántas veces se quejaba con Ryan y James de que le dolían los pies. Ambos se merecían un pedestal por aguantarla tanto. En su graduación de la universidad fueron ellos dos como era lógico, también a la fiesta de después, donde terminaron cada uno con un tacón de Chloe y ella en sus zapatos de chico tan cómoda como nunca a las cinco de la madrugada. James iba descalzo de un pie y llevaba el tacón de Chloe en la mano, Ryan en cambio, se lo puso. Y lo rompió. Ninguno lamentó la pérdida. -Yo era de las que pensaba que salías con Hélida. -No me sorprende, es un rumor que nos ha perseguido todos estos años de amistad. Simplemente lo ignoramo
La música caribeña y la explosión de colores y flores no era algo a lo que estaba acostumbrado, no recordaba cuándo fue la última vez que se sentó en uno de los altos taburetes de la barra de cócteles que le daba un aspecto inocente al Coderex. La mayoría vestidos con ropa de playa, pantalones cortos o faldas, un ambiente que se le hacía tan extraño al ver sobre ellos el cartel con el nombre del local. La gente cantaba y bebía, todos tan animados por el frescor agradable de la brisa marina gracias a la buena localización del Coderex que ni en sus mejores sueños, ni la mente más oscura, podría imaginarse lo que de verdad se cocía bajando las escaleras. Incluso Juan, gran amante de la playa y todo lo que conllevaba, se sentía extraño entre tanta armonía, solo respiraba frescor y un suave olor a alcohol, nada en comparación con el aire pesado y penetrante de su zona del Coderex. -Abasi Martinez ¿qué haces aquí? - habló Diosdando acercándose a él tras servir dos nuevos margari