Sus enfados solían ser muy esporádicos, quemaba todo a su paso pero tras unos minutos, volvía a estar tranquila, se consideraba la viva definición de la calma luego de la tormenta. Eso ahora, no le pasaba. Los minutos pasaban y seguía esperando a su madre, y al contrario de lo que pensaba, su cabreo no disminuía, estaba como un volcán acumulando la lava hasta que cediese el cráter. Había tratado de calmarse, incluso se controló citando a su madre en un sitio público, solo para que la presión social le obligase a mantener la compostura y no terminase gritando. Sabía que si estaban solas en su casa, Cristel soltaría todo por su boca de una manera tan basta que solo conseguiría avergonzarse a sí misma. No buscaba una pelea, al contrario de lo que en Presture habían podido pensar por su actitud al marcharse. Necesitaba una explicación y un punto final a esta situación. Si había algo en lo que aún se parecía a su madre, es que odiaba las escenas, más aún en la calle. Autocontro
-Si no confiase en ti, jamás hubiese dejado Presture a tu cargo - le recordó. - Sé que no es el traspaso ideal, pero no me arrepiento. Lo has estado llevando de forma decente y yo he dejado mi legado bien alto. -Solo te importa tu reputación. -¿Puedes culparme? - rio ligeramente sin creerse la respuesta de su hija. - Más de treinta años he dedicado a la empresa de mi vida, no ha sido fácil, pero la alcé, destroné a todos los peces gordos del sector. Me gané un nombre - habló con lentitud para que Cristel viese su punto, sin ocultar lo orgullosa que estaba de su paso. - ¿Y crees que después de esta vida de triunfo voy a dejar que una... empresaria altruista rompa mi impecable reputación? Estás muy equivocada, no iba a permitirlo. -¿Eso vale más que mentirme? ¿En serio? -Hablas como tu padre y Jorge - respondió con una mueca de disgusto. - Así no te crié, separa la vida personal de la empresarial, Cristel. Sigues estando muy verde si esto te afecta, tu vida ahora es Pres
-Lo es, a pesar de su dimensión es perfecta para mí, sola - respondió con sorna sonsacándole una risa seca a Shane. - Y ya llevas encima el negro que le falta - se burló escaneando su ropa. - ¿Cómo va la quemadura? -Desaparece poco a poco, no quedará marca, aunque me daba un toque de chica mala - lamentó falsamente. - Recibo un mensaje de Cristel tres veces al día recordándome que me eche la puta crema. -O sea que si te curas con rapidez y sin problema va a ser gracias a Cristel. No me sorprende - habló tirando de Shane al sofá, manejándola como si fuese un muñeco, aprovechando seguramente que apenas podía moverse. - Antes de que te cuente el por qué te pedí que vinieras ¿quieres algo de comer? Ni en su propia casa dejaba de ser educada. Shane como mucho ofrecería un paquete de papas si ya se lo estaba comiendo ella. -Solo si tú estás en el menú. -¿Alguna vez se te acaban las frases? -Tú me inspiras - aguantó la risa al ver la cara fastidiada de Hélida. - Perdó
-No me gusta ir sin acompañante - se aventuró a decir evaluando su reacción. - Es una mierda. -Yo también estoy invitada, como es lógico - respondió viendo sus intenciones. - Un acompañante suele ser alguien sin invitación. -Tú lo has dicho, suele ser, pero si vamos juntas es lo mismo - se acercó levemente. - Di que sí. -Voy con Gadel, ya lo hablamos anoche. Había sentido muchas veces a lo largo de su vida ganas de matar a su hermano, la mayor de ellas cuando con dieciocho años compró una hamburguesa súper con doble de queso cheddar y tras volver del baño pensando en lo feliz que sería degustándola, vio a su hermano tumbado en el sillón devorando la que iba a ser la razón de su felicidad. Ahora volvía a percibir esas ganas de asfixiarlo con sus propias manos. -Dile que te lo has pensado mejor - chasqueó la lengua, - que has encontrado a una mejor acompañante. -Como cada año, iré con Gadel - repitió con seguridad. - No voy a ir contigo, pero nos veremos allí.
-Buenos días - saludó Cristel frente a su despacho atrayendo la atención de todos, incluida la de James aunque esa es algo que siempre tenía. - Quiero que todos redacten un documento en el que especifiquen su la empresa, el proyecto que están realizando y todas sus características. Ahí entra todo el proceso productivo, desde que lo acepté hasta sus avances. Tienen de plazo hasta la hora de comer para enviármelo. También una copia de los planos que estáis realizando, turnaros en la impresora, no quiero un caos. -Vengo y ya hay trabajo extra - se lamentó Ryan apoyado en una columna. Llegaba tarde, James se lo intuía desde que vio lo tarde que llegó anoche al piso. La suerte que tenía es que era el único que podía permitírselo, Cristel era más endeble con él ya que trabajaba mucho más que el resto. -Chloe McLean, James González y tú, Ryan López, están excluidos de esta orden - tranquilizó Cristel viendo la sonrisa ladina del latino crecer. - ¿Alguna duda? - se volvió a dirigir ha
- ¿Alguno falta? ¿Todos me enviaron el documento que pedí? - preguntó a todos y ninguno respondió. - ¿Los contaste, James? -Sí, están todos, pero aún no... -Los ordenarás luego, no te preocupes - le calmó antes de dirigirse de nuevo a los arquitectos. - Buen trabajo, chicos. Luego del descanso para comer, de forma ordenada van abandonando su puesto, tienen hasta las cinco para salir de Presture. Están despedidos. Como si fuese un aspersor de un parque, Ryan escupió todo el café al suelo nada más escucharla. Miró a James en busca de explicaciones y luego a Chloe, pero ambos estaban con la misma cara de perdidos, al contrario de Cristel que seguía con su inmaculada sonrisa. Ningún empleado había hablado aún, algunos seguían sentados y otros de pie mirando a Cristel esperando que se riese y dijese que era una broma, al igual que James. Pero eso jamás pasó. Vio a dos de seguridad colocarse en el pasillo de brazos cruzados, alerta por si alguno cuando empezasen a reaccionar
-Lo pensé mejor esta mañana y no tenía sentido, no puedo venir aquí a decirte que está refrescando cuando ahora tengo calor. Es algo curioso, solo me pasa cuando estás cerca - respondió con picardía. - Pero los astros se alinearon y traigo el contrato con la floristería Ogigia, Cristel y tú tenéis que firmar. -Esto es tan profesional viniendo de ti que me pilla por sorpresa - jugó mientras cogía el contrato. - Necesito tiempo para leerlo antes de firmar. -Hazlo ahora, prometo que cerraré la boca. Además aprovéchame, si no entiendes algo, me tienes aquí. No se fio en que se callase, eso no concordaba con Shane, pero al paso de diez minutos donde estuvieron en completo silencio, comenzó a ver que en temas laborales, sí podía ser bastante centrada. Hélida ahora era la despistada, por más que leía no podía evitar mirar de reojo a Shane, distrayéndola por completo aunque no estuviese haciendo nada. Anoche. Toda su escasa concentración desembocaba en las pocas horas que estu
-El favorito debería ser yo - se unió Jorge. - Soy el único que trabaja aquí sin cobrar. -Eso es de gilipollas, no de favorito - fue la única participación de Shane en la conversación antes de volver a ponerse los auriculares simulando que no estaba escuchando. En pocas horas tenía un juicio y para sorpresa de nadie, en vez de estar repasando su defensa como había visto hacer mil veces a Gadel e incluso hace años al propio Mike, estaba tirada en el despacho de Cristel sin hacer absolutamente nada. No sabía si era exceso de seguridad en sí misma o un buen truco para no tener nervios, lo importante es que le funcionaba. -Elija al favorito antes de que esto se convierta en una pelea de machos - insistió Ryan simulando sacar el músculo que no tenía. -Mi favorita soy yo, chicos - rebeló con diversión. - Pero buen intento. Miró unos segundos fuera de su despacho, todos trabajando y algunos hablando entre ellos pero sin quitar su atención de su tarea. Estaba bastante orgu