Dio un pequeño tirón a su americana negra cuando el agudo pitido informando de la planta se escuchó y las puertas se abrieron. Una corriente de seguridad inundó a Sharon, alejando todos los nervios y focalizándose como siempre en aguantar más de cinco minutos de conversación con Nore antes de que, de una manera educada, la mandase a la mierda. Casi dos meses y medio y su récord personal eran seis minutos treinta, Miguel Nakamura ayudó a contabilizarlo. Ese chico disfrutaba viendo a Sharon salir del despacho de su jefa con cara de perro mojado. -Sospechaba que si venía Cristina, tu también lo harías, pero jamás pensé que te dejaría sola - comentó Miguel como saludo. -Puedo ser altamente persuasiva. -Falta un cuarto de hora - la frenó cuando hizo el amago de ir hacia el despacho de la CEO. - Te has adelantado, aún no tenemos que entrar. -¿Tu también? - le preguntó y Miguel le dio una mirada obvia. Claro, había olvidado cómo en Tacarigua, Juan siempre estaba pegado al cul
La caricia despistada de Miranda en el brazo de Gabriel no pasó desapercibida para ninguna de las dos pelinegras que estaban presentes, una sonrió como si le hubiese tocado la lotería y la otra de forma poco agradable. -¿Ya tengo cuñada, hermanito? - preguntó Sharon con sorna aunque deseaba que la respuesta fuese afirmativa y si no lo era, que la razón no fuese la CEO de Trivio. -Algo así, lo será pronto, espero - respondió con una pequeña sonrisa ilusionada. - Os llevaréis muy bien, es muy agradable y buena chica - añadió esta vez mirando a Nore. -Será un placer - respondió de forma tétrica. Para Sharon, que no había parado de observarla, el cambio de actitud de Nore había sido totalmente notorio aunque lo hubiese tratado de disimular. No le había gustado para nada la respuesta de Gabriel. -El contrato con las correcciones que me pediste - encaminó Gabriel de nuevo la conversación. - Solo tienes que firmarlo y Cristina también para estar oficialmente en la cima de
- ¡Todo es un negocio! Espabila que ya me está dando vergüenza compartir apellido contigo - espetó girando el nuevo contrato que había redactado. - Si no fuese un jodido negocio, no habrían donado como mandriles en celo solo para poder tener unos minutos para hablar con Nore ¿qué más da que sea algo de buena voluntad? Podemos sacarle provecho, que la gente done solo por conocer su nombre. -No es lo que queremos transmitir, entiéndelo, Sharon. -Entiende tú que estás trabajando con la jodida Nore Amoroso, que va a unirse a la sensación del momento del mundo de la arquitectura, Cristina Castillo - la señaló con un bolígrafo, tan de pronto que la ojigris pensó que se lo lanzaría. - Van a querer tener una porción de fama, van a donar todo lo que puedan por la causa solo para llenar su ego de mierda diciendo que son solidarios y han estado cerca de las dos CEO. Sería de imbéciles no usar sus nombres en nuestro beneficio. -Comparto la visión solidaria de Nore - comenzó Cristina p
Las manos de Cristina se detuvieron antes de quitar el envoltorio completo a su nuevo libro, miró a su padre que además de sonriente, sus ojos marrones brillaban con inocencia sin saber nada de lo que había pasado. -Mamá... ¿Lo sabe? -Claro, ella fue quién me lo dijo esta mañana antes de que me fuese al colegio. Su padre era profesor de historia, Cristina aún recordaba que cuando vivía con ellos se despertaba demasiado pronto solo para desayunar con su padre antes de volver a la cama a seguir durmiendo. Cristina nunca fue a un colegio, siempre recibía profesores en su casa porque Sharifa jamás encontró uno de su agrado, según ella los niños se echaban a perder yendo al colegio, por eso contrató tanto para Jorge como para Cristina, docentes exclusivos. Su padre jamás aprobó esa decisión, pero contra el difícil carácter de Sharifa, nunca pudo hacer nada, él rehuía los conflictos familiares y pocas veces se pronunciaba. -No... no le dije nada, no quería decirle nada aún -
Ciertamente, su trabajo no especificaba compartirlas, pero era una buena forma para alejar a los paparazzi que comenzasen a agobiarlas a las puertas de sus empresas buscando una buena foto; si Miranda la suministraba, no habría tanto revuelo por esa parte. Algo que le llamaba la atención es que en ninguna de las fotos Nore sonreía, ni siquiera antes de conocerla, cuando buscó hasta la saciedad información sobre ella, jamás había visto una mínima mueca parecida a una sonrisa por su parte. Nada más conocerla se sintió impresionada y un poco acobardada, luego tras varios días coincidiendo con la CEO, seguía sintiendo lo mismo. No fue como su jefa Cristina, que a pesar de tener un aura que impone, tras unos días conociéndola pudo ver cómo al contrario de su madre es muy agradable y cercana, alguien a quien le gustaría poder llamar amiga. Nore, sin embargo, a pesar de su rostro carente de emociones, no tenía ese mal carácter con el que convivió por unos pocos años con Sharifa,
No es que Miranda fuese desconfiada, pero tampoco entendía cómo alguien así parecía tener interés en ella, estaba esperando que su cara saliese en algún informativo de asesinos seriales o algo por el estilo. Nadie podía ser tan perfecto. -Eso es porque no te ha esperado por las mañanas a que salgas del baño - añadió Ricardo cuando Gabriel les dejó de nuevo solos. - Ahí cualquier chico pierde la caballerosidad, doy fe de ello. -Eres un exagerado. -Por tu culpa tengo que lavarme los dientes y mear mientras Juan se baña ¡nos quitas el tiempo! - la acusó provocando la estridente risa de Miranda. - No tenemos intimidad. -Contigo Ricardo, ni Juan, ni yo tenemos intimidad. -Vale, pero tú tardas mucho en el baño. Cualquiera que los viese pensaría en una cadena de montaje o de forma más sencilla, cualquier persona preguntándole de todo a un traductor. Gabriel parecía un diccionario parlante, contestando al momento cada pregunta de Nore mientras leía varios contratos que le
-A ver guapa, esto no es un coche negro - especificó ofendida tirando de la muñeca de Nore sin avisar llevándola frente a su auto para que viese el logo. - Es mi Aston Martin Vantage S negro mate, un V8, o sea que mi bebé es de ocho cilindros. No es un coche, es el coche. Nore soltó una pequeña risa que no pudo evitar al ver cómo Sharon Lopez parecía verdaderamente ofendida, acariciando el capó del coche, soltando palabras en consuelo como si su Aston Martin estuviese llorando. -Así que sabes de coches. -No, solo del mío. ¿Me guardas un secreto? No tengo ni puta idea de qué son los cilindros, solo memoricé lo que me dijeron en el concesionario - confesó abriendo de nuevo la puerta del coche para Nore y apoyándose quedando cerca de ella. - Pero sí sé que es un gran coche. Una mezcla entre rock y punk las acompañó durante todo el camino, eliminando el ambiente incómodo del principio cuando estuvieron las dos solas en el Aston Martin de Sharon. La música no le gustó nada
-Mi hermano y yo al salir de la carrera comenzamos a trabajar en el bufete Lopez, el de mi padre, era la forma fácil de cobrar bastante y hacernos conocidos, tiene una reputación que le precede. -Sí, pero tú y tu bufete Lawtorm estáis mejor posicionados ahora - insistió, no dejándole duda alguna de que algo de información había buscado sobre ella, mayormente motivada a la hora de cerrar el contrato con Tacarigua. Quería saber con quiénes se iba a rodear. -Tengo un... ¿problema? No sé si se puede decir así, en fin, quiero más poder y reconocimiento del que necesito. En el bufete de mi padre no lo conseguiría, no podría escalar más, estaría como Gabriel siempre a su sombra y yo quería ser la mejor - frenó para dar un mordisco a su comida. Nore no habló, esperó a que terminase, bastante interesada en su historia y su forma de pensar. - Así que pasé dos años ahí dentro para reunir el dinero suficiente y montar algo por mi cuenta, hasta que conseguí desligarme por completo. -Au