Juan parecía estar a punto de desmayarse ante tanta presión y silencio, Ricardo trataba de decir algún comentario ingenioso, pero nada salía de su boca y Miranda apuraba su bebida cogiendo otra de una bandeja que traía un camarero solo para tener algo que hacer. Afortunadamente para ellos tres apareció un tipo alto y rubio, con un traje azul oscuro que a pesar de su mirada seria, la cambió a una sonrisa cuando divisó a Cristina dándole un corto abrazo que rompió toda la tensión del momento. -¿La conoces? - le preguntó Nore cogiendo la copa de champan que le había traído el chico. -Desde pequeño, la conozco de toda vida - respondió colocándose junto a ella. - ¿Os acabáis de conocer? -Sí, una agradable conversación - respondió Cristina y Juan tuvo ganas de buscar en Google el significado de "agradable conversación" y mostrárselo para hacerle ver que para nada lo fue. -Es Gabriel Lopez, su acompañante - le presentó Miranda al ver la mirada perdida de Ricardo y Juan. -
-Ha entrado, en el edificio. Ricardo se fue ahora y acaba de llamarme, la vio bajando de un coche - entró Juan, tocando a la puerta al mismo tiempo en que hablaba. -¿Y esa cara pálida? ¿Se te ha vuelto a bajar la tensión? - carcajeó Sharon girándose hacia él. - Parece que viene la parca. -Peor - murmuró Cristina. - Ve a preparar café Juan, si te la cruzas puedes hacerle hasta una reverencia. Aunque su tono era de broma por la preocupación del chico, Cristina también estaba nerviosa. Seguía confiando en ella misma, pero los pocos minutos que compartió con Nore fueron tan tensos que la presencia de la chica activaba la alarma en su cerebro. No podía permitirse ningún error ni ningún movimiento en falso. -¿Por qué a mí no me hacen una reverencia? - preguntó Sharon cuando Juan se fue del despacho. - ¿Y quién viene? ¿Otro subnormal con un contrato de mierda? -Nore, la CEO de Trivio - respondió Cristina levantándose y haciéndole un gesto a Sharon para que la imitase. - T
Acordó con Nore tres días a la semana para ir revisando y avanzando el proyecto, y sobre todo para que la chica pudiese ir sacando sus propias conclusiones de Cristina. Sabría que juzgaría cada mínimo detalle, trabajo, personalidad y valores, además de que debería ser totalmente sincera, no podría interpretar un papel durante tanto tiempo y si quería la confianza de Nore, sería trasparente. -No se arrepentirá de la oportunidad, señorita Amoroso - estrechó su mano cuando se levantaron. -Eso lo decidiré yo - respondió. - Y llámeme Nore, vamos a pasar juntas mucho tiempo. Viniendo de la empresaria, el que le concediese el permiso de tutearla ya le parecía un gran paso. Uno a donde jamás habría llegado su madre. -¿No te han dicho nunca que tienes una belleza así como escandinava? - le preguntó Sharon cuando estrechó su mano. -Soy francesa. -Voy a ser sincera contigo, suspendí geografía en su momento - chasqueó la lengua apoyándose en el escritorio de Cristina con c
Es comúnmente conocido que cuando un artista entra en un bloqueo donde no le surgen las ideas lo que tiene que hacer es salir a buscar inspiración, relacionarse y hablar con aquellas personas que le transmitan paz y armonía. Ese es uno de los poderes tan importantes y tan poco reconocidos que posee la población, el ser capaz de aliviar los pensamientos más negativos o enrevesados solo con la presencia de otra persona. Era el cuarto día que se reunían con Nore y si bien parecían entenderse, eran dos horas de total concentración que a cualquiera le costaría seguir el ritmo. Como siempre que la mente se le agarrotaba, demasiadas ideas sin sentido escuchando las voces de fondo de su hermano y Nore, la CEO de Tacarigua se encontró mirando hacia Juan, que tenía la boca entreabierta y una cara de pez fuera del agua imposible de disimular. Había incluso puesto la tapa al bolígrafo, aceptando que por más que escuchase no entendía ninguna de las palabras que soltaban ellos tres así que much
Aunque tuvieron que apurarse para comer rápido por la próxima reunión, pocas veces dejaron de hablar y reír, confirmándole a Cristina como si aún hiciese falta que le encantaba la compañía de Juan. Le recordaba bastante a una mezcla entre los principales protagonistas de libros que solía leer hace años, poseía un pequeño lado sarcástico y sonrisa problemática del típico chico malo de novela juvenil, pero para nada era borde o fumaba para hacerse el interesante y rompecorazones con pasado turbio; en cambio poseía esas características combinadas a las del mejor amigo de la protagonista, un chico torpe y adorable, altamente divertido. Ciertamente una mezcla que en su tiempo jamás había leído, pero le gustaba más que cualquiera. A pesar de la sonrisa que portaba aquella mujer al entrar a su despacho, Cristina no se esperaba nada bueno, después de tantas reuniones había aprendido a diferenciar un poco cuándo tras una cara sonriente se escondía una mala noticia. Mala noticia para Tacari
-Son el mejor estudio y conozco a Cristina muy bien, es lo que buscas, comparte tus ideales. - No le sorprendía el apoyo de Gabriel, pero también lo conocía lo suficiente para saber que es totalmente profesional como para no mezclar sentimientos con el trabajo. Si recomendaba a la ojigris, no es solo por su amistad. - Además tiene un buen equipo, ya les conociste en la gala, pero Ricardo López y Miranda tienen muy buenas referencia, y de mi hermana ni se diga, la élite. -¿Tu hermana? -Sí, Sharon, la abogada de Cristina. - Estaba segura de que su rostro no pudo disimular la sorpresa. - Es imposible que no la hayas conocido, siempre está con Cristina. -Sharon Lopez... ¿tu hermana? - repitió. -Si Nore, mi hermana - rió el rubio ante su sorpresa. - ¿No te dio una pista el apellido? -El apellido Lopez no es exclusivo tuyo, es tan común como Johnson en Inglaterra - se defendió. - Por los dioses ¿en serio es tu hermana? -Te lo juro. -Adoptada ¿cierto? -No - ca
Todos la saludaban al llegar como si fuese una compañera más y es que en el bufete Lawtorm todos conocía a Cristina mucho antes de conseguir su reciente puesto de CEO gracias a su amistad con Sharon. Nadie la trataba con más admiración que antes al verla, no como en otros lugares que se quedaban observándola como si tuviesen a una estrella de cine justo enfrente, esa constancia de seguir siendo > le gustaba bastante. También había que añadir que para este séquito de abogados, la única a quien admiraban sin disimularlo era a su jefa Sharon Lopez y sí, a la ojiazul sí que le gustaba esa sensación. -Puede pasar, señorita Castillo - le indicó el secretario de Sharon nada más colgar el teléfono. -Gracias. El despacho de Sharon siempre le pareció como si hubiese arrancado una porción de su casa y la hubiese trasladado ahí. El color blanco y mármol de las paredes y suelo contrastaba con el negro de los muebles y la mesa principal de cristal oscura, todo al gusto d
-Yo qué coño sé, si tampoco entiendo una mierda de lo que estoy escribiendo - soltó el bolígrafo de golpe, totalmente hastiada y mirando el folio como si fuese la persona que más odiaba sobre la faz de la tierra. - Es más fácil si le hago un dibujo, quizás el emoticono del WhatsApp con las piernas abiertas. -Sharon no existe ese emoticono. -Recuérdame demandar a la compañía de WhatsApp por no saber expresar bien nuestras emociones con emojis. -Ya estás entrando en tu modo reina del drama - anticipó viéndola apoyar la cabeza en la mesa soltando un largo suspiro, tal que parecía que la estaban torturando. - Tengo que irme. -¿Me dejas en mitad de mi sufrimiento? ¿Qué clase de amiga eres? - se quejó levantando la cabeza con rapidez y antes de que le contestase, comenzó a formar una sonrisa maliciosa. - Es miércoles, tú vas a ver a Abasi, que nos conocemos. -No he podido ir antes por el proyecto de tu eterno rechazo - respondió esquivando una goma que le lanzó Sharon, -