Capítulo 3

Me decidí por algo sexy para variar, así que tomé un vestido de seda en rojo carmesí, con escote pronunciado y dos ranuras a cada lado de las piernas.

- sabes que el estilo aquí es conservador Merlina- dice Jon sorprendido.

Doy una vueltita.

- da igual, estoy cansada de seguir las reglas- sonrie en señal de rendición.

Me coloco unas zapatillas doradas de tacón kilométrico y me realizo un maquillaje sencillo.

Labios en un tono nude, un poco de color en los cachetes, rímel y la típica ralla de gato.

Por último, suelto mi cabello y realizo un medio recogido con este, para dar un toque más delicado al outfit.

Jon también se decidió por algo distinto, se compró un traje gris oscuro y una camisa azul marino, siempre se coloca el típico traje negro.

Al llegar a la casa de los padres de Jon (y prácticamente mis padres) nos adentramos con ayuda del mayordomo.

Como ya seguro se lo esperaban, es una mansión enorme, al igual que la mayoría de casas de este sector de Roma, es al estilo antiguo, con un techo súper alto, muebles y alfombras en colores claros y enormes candelabros por toda la casa, tal y como la recordaba.

Luego de atravesar la casa, a lo lejos en el jardín trasero vemos a los padres de Jon.

Ambos se encuentran con un tumulto de gente conversando animadamente.

- ¡no puedo creer lo hermosa que estás!- grita la madre de Jon en mi dirección. Llamando la atención y provocando que todos fijen su mirada en mi.

Ambas caminamos rápidamente en dirección a la otra y nos abrazamos.

Siempre ha sido como mi 3ra madre.

La segunda es la tía Jenna.

- usted luce aún más linda- digo sonriente.

- mi niño si que está guapo- le sonríe con cariño a Jon, lo que me provoca tanta gracia, ya que siempre actúa como que es todo un señor serio y empresario, aunque obviamente yo sé que es un niñato de lo peor.

Me río y lo observo graciosa, a lo que el me reprocha con la mirada.

- hola hija- dice el papá de Jon acercándose a mi, su nombre es Sandy, le tengo tanto cariño, es como un segundo padre para mi.

Le doy un abrazo sin pensarlo.

- ¡hola!- digo enérgicamente- los he extrañado mucho- abrazo a la mamá de Jon por igual, su nombre es Jane.

- nosotros mucho más a ustedes- dice ella- ya basta de romanticismo- se limpia unas lágrimas imaginarias- vengan, te presentaré con los invitados- me sonríe y hace un ademán para que la acompañe.

- Hola Carlos- dice extendiendo la mano a un hombre de unos cincuenta y tantos, es blanco y bastante alto, sus facciones parecen de un polaco- ella es mi hija Merlina Smith, está de visita por unos días- le sonrío y tiendo mi mano.

- un placer- le sonrío.

El hombre me observa con una sonrisa genuina y asiente con humildad.

- el placer es mío- dice. En sus ojos trae una mirada de dulzura, es uno de los señores más tiernos que he conocido- espero que su estadía aquí sea agradable- le sonrío.

- muchas gracias, fue un placer- digo siguiendo a Jane.

Ambas nos acercamos a otra de las mesas.

- buenas tardes queridos amigos, espero que se la estén pasando muy bien, vengo para presentarles a mi hija: Merlina Smith- ellos asienten con agrado y tienden sus manos.

Ambas nos acercamos al mini bar y pedimos un poco de vino.

- te presentaré a un muchacho que está aquí amor- sonrie abiertamente.

Ay no...

- no es necesario... yo...- me interrumpe con esa alegría que la caracteriza.

- nada de no, es un muchacho bien parecido, te va a encantar, es el hijo de Carlos- suelta una carcajada que al parecer es contagiosa, porque me provoca reír también- ellos son de Arabia, pero están de visita acá por negocios, somos vecinos de nuestra casa allá- sacude sus manos mientras me explica- seguro no lo recuerdas, estabas muy pequeña cuando nos mudamos acá- yo sacudo la cabeza en señal afirmativa.

- no quisiera conocer a nadie ahora...- vuelve a interrumpirme.

- Merlina...- llama mi atención- no te vas a arrepentir- yo asiento rendida.

- bien...- respondo.

Luego de pasarnos así un largo rato me acerco a Jon.

- estoy cansada- digo con una mueca de dolor- Jane me ha estado presentando con todos- el ríe- he estrechado unas 50 manos ya- realizo una mueca.

- eres demasiado complaciente- se pega un trago largo de su copa- yo la pare en seco hace mucho- me burlo de su comentario.

Jon no se deja de nadie, siempre es muy directo en todo.

- me iré al hotel, estoy exhausta- hace un puchero. Bato mi llave frente a él y le sonrío.

Se acerca Jane en mi dirección con media sonrisa.

- ¡mi niña! No me digas que ya te vas- yo solo asiento y le sonrío.

- estoy agotada- digo tomando asiento al lado de Jon.

- recuerdas que te voy a presentar al hijo de Carlos...- Jon la interrumpe.

- mamá...- ella ríe- ese hombre es un imbécil y tú lo sabes, le haría daño a Merlina- Jane frunce el ceño.

- primero, no utilices palabrotas- Jon suspira fuertemente- y segundo, no juzgues a nadie sin conocerlo, Carlos es un buen hombre, estoy segura de que su hijo también- Jon niega.

- como digas mamá- dice dando un trago largo a su copa.

- de todos modos estoy algo mareada y quiero irme ya al hotel- ella hace un puchero- será otro día- le sonrío.

- quisiera ir contigo, pero aún tengo que hablar con algunos colegas- dice Jon realizando una mueca.

- está bien mi niña- me abraza- pero mañana no te escapas- me río de su comentario.

Asiento y me despido.

La verdad no estoy del todo bien, me he tomado varios tragos y mi mente está algo cruzada, además de que ya pareciera que el piso se mueve bajo mis pies.

Trato de caminar lo más derecha posible en dirección al edificio donde se encuentra mi cuarto de hotel.

Es un camino hermoso la verdad.

Se basa en caminos hechos en losetas blancas y todo el alrededor se basa en naturaleza, muchas flores y árboles perfectamente podados.

Giro sobre mis talones buscando ese edificio ¿acaso no sé donde está el edificio?

La verdad es comprensible, son muchos edificios, yo diría que deben haber más de 40 de ellos y además todos son de 10 niveles, lo que me dificulta distinguir cual es cual.

Paro en seco al darme cuenta de que he pasado por los mismos arbusto unas 3 veces... debo estar caminando en círculos.

Me giro para emprender mi camino nuevamente en dirección a la derecha. Pero al parecer resulta que estoy demasiado borracha.

Accidentalmente casi choco con un hombre que venía caminando detrás de mi. Permanece sereno y callado, se encuentra inmóvil, el momento me causa tanta vergüenza ni siquiera puedo alzar mi mirada para verlo de frente.

Estamos tan cerca que puedo sentir su respiración chocar contra mi cabeza.

Es alto, muy alto.

Arrugo las cejas y me mantengo quieta, la verdad me dejó pasmada, no sentí en ningún momento la presencia de nadie detrás de mi... quizás se deba a lo mareada que estoy.

Alzo la mirada lentamente.

Me causa demasiada curiosidad ver quien es el causante de mis manos temblorosas, además de que tiene un cuerpo demasiado atlético.

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¿Por qué desterraron a Scott del cielo?

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