Capítulo 4

Provocativo es la palabra que buscas, Merlina. Se burla mi subconsciente.

Trae puesta una camisa negra en mangas hasta los codos y un pantalón de vestir del mismo color y su camisa está por dentro de éste, lo que provoca que se marque más su figura.

Mis ojos se abren como platos al ver su rostro.

Ángel de la guarda...

Tiene unas facciones de infarto.

Sus ojos son de un verde azulado, adornados por unas cortinas de pestañas bastante dotadas, sus cejas lucen frondosas y tiene una nariz perfilada. Es Italiano, a distancia me daría cuenta debido a sus rasgos tan marcados.

No puedo evitar mirar descaradamente sus labios, son carnosos, húmedos y los trae entreabiertos. Pareciera que le sucede lo mismo que a mi, aunque la verdad lo dudo, no pareciera que él esté alcoholizado.

Me observa con una mirada penetrante de pies a cabeza.

- ¿estás perdida preciosa?- pregunta a centímetros de mis labios. Su aliento choca en mi rostro. Huele a menta y cigarros.

A pesar de llamarme preciosa no siento que trata de coquetear conmigo, es una sensación de naturalidad a su persona, lo que logra ponerme más nerviosa.

Siento como mis mejillas se ruborizan.

Al parecer no puedo darme la libertad de tomar nunca más. Estoy paralizada, siento todo mi cuerpo temblar ante su presencia.

Creo que nunca había visto un hombre tan atrayente y atractivo.

- ah...- balbuceo mirando sus ojos directamente.

¿Qué estoy haciendo?

Paso por su lado rápidamente y rozo mi hombro con su brazo accidentalmente.

Siento una corriente atravesar todo mi cuerpo, tanto que me provoca temblar nuevamente.

Ya ni siquiera recuerdo lo que hacía.

Kaprow.

Flashback.

Observo desde el rabillo del ojo a ese ángel, va de forma misteriosa en dirección a los prados, me dedico a fruncir el seño y a caminar en el camino que cursó, es mi deber que todo esté totalmente en orden.

Al llegar al final del camino lo observo algo oculto, se encuentra escondido detrás de unos árboles.

Tomo otra trayectoria para evitar que note mi presencia y lo más rápido posible me acerco en su dirección.

Mis ojos se abren a más no poder, no puedo creer lo que veo, Eduardo, el ángel al que he seguido, se encuentra en paz hablando animadamente con un demonio, sí, exactamente.

En este momento me encuentro en unas praderas de camino al Edén, entonces por ende, a escondidas ella puede encontrase acá.

Es simplemente común y zarandea sus caderas cada vez que espeta una palabra.

La verdad no lo juzgo, pero no podemos ni entablar una conversación con esos seres, debido a su naturaleza nos traen problemas, además de que somos enemigos naturales.

- Eduard, es hora de irnos- le digo observando sus ojos fijamente, buscando nada más que intensiones, claro, esas soy experto en conocerlas.

Me observa totalmente espantado y asiente.

- claro hermano, justo en un segundo- toma al demonio de la cintura y la besa fugazmente.

Me giro automáticamente y emprendo mi camino en dirección contraria.

Escucho los pasos apresurados de mi compañero y niego.

- hermano, no seas tan aburrido, Elena tiene 2 amigas que son la élite, te las puedo presentar- dice animadamente.

Siento que algo de mi se encendió, algún reflejo animal o quizás me indignó demasiado su comportamiento.

Lo tomé por el cuello a la velocidad de la luz y sin utilizar fuerza siquiera lo alcé a mi altura, descolocando sus pies del suelo.

- tengo 1,930 años, no me interesa perder mi tiempo hablando insensateces contigo y menos de una demonio- me observa sonriendo y hace un ademán con una de sus manos, restando importancia a la situación.

- lo dices porque no las has probado- se mofa de mi en mi cara y yo niego.

- me trae sin cuidado- lo observo con desaprobación- hablas de un ser opuesto a nosotros, yo vine al mundo a hacer bien y cuidar las criaturas- se burla a grandes carcajadas- no a disfrutar de lascivia y gozar de lo incorrecto- frunzo el ceño y lo alejo de un empujón.

- eres un perfecto mártir- rie a todo volumen- mi propósito es gozar de los placeres de la vida: mujeres, fiestas; ya tendré tiempo para arrepentirme- niego visiblemente y continúo mi camino en dirección al Edén.

- pasa que no tienes propósito, andas por la vida gozando de lo efímero... y eso solo corta- digo.

- esas cosas mueven mi espíritu... me vuelven más hombre- dice con una mirada de placer, me produce tanto asco que aparto mi mirada inmediatamente.

- prácticamente buscas aprobación en las cosas que se arrastran por la tierra- es totalmente un tonto, nunca pensé esto de Edward, siempre me pareció tan tranquilo y sereno.

Abro mis alas rápidamente y emprendo vuelo.

- tu forma de ver la vida y la mía son muy distintas- dice y vuelve a reír.

- exactamente- asiento.

***

- por favor Hades, ayuda a Cinthia, va a morir en la lucha con ese salvaje- dice Edward en mi dirección.

- es una pena- lo ignoro- ve a salvarla entonces- digo fingiendo no conocer sus razones.

- si me descubren haciendo esto seré expulsado, ya fui advertido una vez- dice con total desesperación- es su marido, nos encontró juntos, tardé demasiado en dejarla- vuelve a decir, asiento.

No puedo creer que esto esté pasando.

Sé que voy a arrepentirme.

Me acerco con pasos firmes y lentos en dirección a la masacre.

Bloqueo la pelea colocándome en medio incitando al demonio a golpearme.

- quítate de mi camino ángel- grita en latín.

- pugnare alicui culmen- contesto negando.

"pelea con alguien a tu altura".

Viene con intención de tumbarme al suelo, lo que hago con su figura en solo 2 segundos, proporciono un derechazo justo en medio de su cabeza, pero se levanta rápidamente alejándose de mi y corre en mi dirección.

Veo a lo lejos como se acerca a paso rápido el querubín más querido de todo el cielo, Tobías, justo cuando volví a derribar al demonio.

- ¿qué creen que hacen?- pregunta en un tono malhumorado- en éste instantes ambos vendrán conmigo- se gira y vuelve a emprender su camino al cielo.

La demonio corre lo más rápido posible por su estructura y el demonio toma asiento en el suelo, aturdido por nuestra pelea.

***

- ¡toda la culpa es de Hades!- grita un asustado Edward, que patético- me presentó esa demonio un día que él estaba con la suya- me río fuerte de la estupidez que dice y lo observo, de lejos puedo oler sus mentiras.

- ¿qué? ¿no le dijiste que eso es inconcebible?- dice Tobías negando.

- traté, pero me fue imposible razonar con él- baja la cabeza cabizbajo y yo simplemente niego, nunca esperé más de él- es muy carnal en ese aspecto, solo piensa en los placeres efímeros, llenando su vida de vacíos- dice citando mis palabras.

¿Así que todo éste tiempo si me escuchaba?

- no puedo negar que es algo difícil de rechazar, pero tienes toda la razón- dice Tobías asintiendo- nuestro señor me envió a expulsarlos, pero tus palabras me han hecho reflexionar sobre tu juicio, sería injusto desterrar a un ángel como tú- dice asintiendo.

Yo resoplo visiblemente.

- en cambio Hades me ha demostrado deslealtad y además veo como juzga nuestra conversación, nada de esto es aceptable- alzo las cejas y me levanto sobre mis talones, para enfrentar a cada uno de mis hermanos.

- se equivocan, todo lo que se ha dicho de mi hoy, es totalmente incorrecto, jamás me he acercado a un demonio por placer propio, la decisión de la pelea de ayer sí fue por razones personales, pero nada carnal- digo firmemente.

- con el simple hecho de luchar por una demonio es suficiente para que te expulsen- dice Edward con un tono de burla, veo en sus ojos el desdén, disfruta este momento y no entiendo sus razones.

- bien, entonces soy culpable- tomo asiento nuevamente.

- ¿no vas a suplicar e implorar perdón?- pregunta Tobías alzando las cejas.

- quizás si hubiese hecho algo de lo que se me causa- frunzo el ceño y niego.

-En ese caso ya conoces tu destino- dice Tobías.

La verdad estoy decepcionado del cielo, de mis hermanos, de todos, pensé que éramos un ejemplo, pero todos somos escoria.

Asiento y aparto la mirada.

Llega Thais, otro de mis hermanos.

Los tres me observan sonrientes y se miran entre sí, yo me dedico a ignorar sus actitudes.

Es obvio, ellos saben que puedo leer las intenciones, lo hacen apropósito, todo fue un plan suyo para que sea expulsado.

Ellos sabían que no daría mi brazo a torcer por nada y menos si me acusan injustamente.

- por fin ya vamos a salir de ti- dice Thais sonriendo.

Yo niego y finjo no entender nada.

- sabemos que lo sabes todo Hades- dice Tobías.

Me mofo de su comentario y sale una risa ronca por mi garganta.

- bien- les doy la espalda.

- tienes que acompañarnos donde Mérida, ella debe saber la historia y así podrás irte- dice Tobías.

Sonrío de forma burlesca y niego.

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