Christopher
Acabamos de salir con Ashlee de la estación de policía. He entregado todas las pruebas que recolecté en todo este tiempo en contra de los Jacobson; grabaciones de voz, el análisis de drogas, mensajes de amenazas, además de las fotografías que nos tomaron. Solo espero que todo sea suficiente para detenerlos de una buena vez. Solo hay una cosa de la que no tengo pruebas y necesito que Angelique confiese.
Ambos estamos nerviosos porque no sabemos cuándo terminará todo esto, solo deseamos que sea lo antes posible. Jamás pensé que para poder ser feliz con la mujer que amo debía pasar por todas estas pruebas.
—¿Cómo te sientes? —Le consulto porque la noto algo inquieta.
—Nerviosa y preocupada, pero más tranquila, porque gracias a las pruebas que pudiste entregar, es cosa que por fin los detengan.
—Ya ve
AngeliqueMe despierto desorientada y aturdida. No sé dónde estoy ni por qué me encuentro aquí. Lo único que me permite identificar este lugar es el sonido de las máquinas ubicadas a mi izquierda y que no paran de sonar.Mientras reacciono, siento unas punzadas en mi zona baja, miro mi vientre y termino por hacerlo de forma abrupta.—¡Mi hijo! ¡Mi niño! —No paro de gritar. Necesito saber si mi niño está bien. No pasa ni un minuto cuando entra una enfermera a calmarme.—¡Cálmese, señorita, por favor! —Dice ella elevando su voz para que la escuche.—¿Qué hago aquí?—Tuvo un accidente y perdió el conocimiento. —Me explica.—¿Qué? ¿De qué está hablando?—Señorita, lleva un mes internada en el hospital.
Vuelvo a despertar, pero esta vez lo hago con esposas en mis manos, cada una a un lado de la cama y noto que no me encuentro sola en la habitación. Hay dos agentes de policía frente a mí, mirándome muy atentos.—¿Qué me miran tanto? —Pregunto sintiéndome asqueada por su presencia.—Tenemos que resguardarla, señorita. —Responde el del lado izquierdo.—Y resguardarme de qué si se puede saber.—De usted hasta que le den de alta y podamos llevarla a prisión.—¿Y con qué motivo si yo no he hecho nada? —Digo ofendida—. Es a mí a quién atacaron e hicieron que perdiera a mi bebé. —Agrego sintiendo un dolor en mi corazón y mi alma—. ¡Es ella quien debiera estar en la cárcel, no yo!—Las denuncias ya están en su contra y su padre ha confesado luego de
Mis intenciones son claras, comeré algo para recuperar fuerzas y me largo de aquí. Cuando ya me dejan sola, como y disfruto de una buena comida. Claro que no es comida de hotel pero es lo que hay y tengo que aceptarlo.Luego de comer, me saco los cables que me conectan a las máquinas y me libero. Busco mi ropa por toda la habitación hasta que la encuentro. Está llena de sangre pero no me importa, al menos me servirá para salir. Me visto rápidamente y salgo.Veo por el pasillo y solo hay un policía, el muy estúpido está coqueteando con la enfermera. Aprovecho su descuido y salgo con cuidado de que ninguno me vea. Sigo recorriendo los pasillos del hospital hasta que por fin llego a la salida.Tomo un taxi. Voy a mi casa para quitarme esta ropa asquerosa. El taxista me mira a cada momento y me enoja de sobremanera. ¿Qué se cree? Tengo claro cómo voy vestida. Le grito que solo
Luego de que la policía se llevara a Angelique, quien hacía un gran escándalo, todas las miradas de los presentes fueron a ver a Christopher quien se retuerce de dolor por la bala recibida.—¡Mi amor, mi amor! ¡Háblame! —Ashlee le grita al ver que no responde—. ¡No nos dejes, te necesitamos! —Dice entre lágrimas.Llegan al patio las Thompson y Nana, quienes no presenciaron la escena, observan horrorizadas la situación.—¡Ay, por Dios! ¿Qué pasó? —Pregunta Ellen.—¡Llegó la maldita loca y disparó!—¡Llamaré una ambulancia! —Avisa Helga que vuelve a entrar a la casa .—¡Hay que tapar la herida, sino seguirá perdiendo sangre! —Dice Melissa—. Buscaré toallas en el baño. &md
La mañana siguiente, Ashlee se despierta y levanta ansiosa visitar a su novio y así poder cerciorarse de que haya pasado una buena noche. Se arregla para poder llegar al hospital lo más pronto posible.Al bajar a la cocina, Nana ya está trabajando y preparando algo para todas para desayunar en familia, tal y como lo han venido haciendo los últimos dos meses. Se ofrece a ayudarle en lo que haga falta mientras bajan las demás.—¿Cómo está mi niño? —Consulta Nana.—Está bien. A pesar de todo, con ánimo. —¡Qué alegría! ¿Y qué te dijeron en el hospital?—Gracias a Dios solo fue una herida superficial pero la pérdida de sangre fue la que hizo que perdiera la conciencia.—¡Ay, cielo santo!—Tenemos que es
AshleeDesde que Christopher volvió a la casa, luego del ataque ocasionado por Angelique la semana pasada, todo ha sido de cuidados y mimos. Cuidados para Christopher y uno que otro mimo, aunque más han sido para mí, después de notar las pataditas que da mi bebé.Tanto Nana como mi familia se han turnado para sentirlas y ya no sé quién las disfruta más, si los demás o yo. No me quiero ni imaginar como serán los próximos meses cuando tenga la barriga más grande.Todos en casa estamos nerviosos, mañana es el gran día. Tengo control médico y sabremos qué será nuestro bebé. Prácticamente todos están haciendo apuestas y planeando el futuro de “huevito". Ahí es cuando tengo que entrar a calmarlos y hacerles entender que lo único y más importante es que nazca sanito y sin complicaci
La casa está llena como nunca. Todos nuestros amigos y familiares están aquí. Estamos compartiendo un gran almuerzo, pero como no queríamos que nadie se preocupe de cocinar, Héctor y Dayalis se preocuparon del banquete, así como también del servicio. Según ellos, era su regalo por la fiesta de revelación.Todavía tengo fresca la memoria de ese día que volvimos de la consulta. Todas en casa, esperaban ansiosas por las novedades. Nos rogaron tanto que se desanimaron completamente cuando les contamos que todavía lo mantendríamos en secreto por un par de semanas más. Les explicamos que deseábamos hacer una fiesta donde pudiéramos compartir con todos nuestros seres queridos. Mel se sintió un poco, pero fue la primera en decir que podía ayudarnos en lo que fuera necesario.Tendremos una gran tarde en familia. Tenemos organizados algunos juegos pero el
Un mes despuésTodo estaba en silencio en la sala. El juez lee un documento que el abogado defensor le acaba de pasar. Christopher se siente temeroso, de que aun puedan salir libres a pesar de tanto daño y locura.El juez lee con atención, con unos pequeños anteojos sobre su nariz. Eric está exhausto, aunque el juicio había sido corto. Pues ambos habían confesado. El juez se aclara la garganta, quitq sus anteojos y los coloca sobre la mesa. Mirando a todos en la sala, inspira profundamente como preparándose para lo que tiene que decir.—Antes de dar mi sentencia, —se mueve incómodo sobre la silla—, es importante mostrar un video de la acusada, la cual se encuentra retenida en el hospital psiquiátrico para su seguridad. —Le hace una se&nti