Observo detenidamente desde el lugar donde me encuentro cada una de sus reacciones, desde la forma en como habla con el oficial de policía hasta el momento donde regaña a sus guardaespaldas; mejor dicho los cuidadores de Arlette. Me mantengo en silencio desde mi sitio, a la vez que paseo mi mano sobre la copa que mantengo en mi mano, a la cual le doy un ligero sorbo.

Una sonrisa de suficiencia surge en mis labios al ver el estado de sufrimiento de los dos, uno al no saber qué hacer, mientras que el otro está frustrado porque ya no sabe por donde buscar al antiguo agresor de su mujer.

—Qué interesante, ¿Quién se hubiese imaginado que el poderoso Karim Archer sería tan fácil de vencer? —le doy un ligero sorbo a mi copa sin dejar de verlo paseando por el sitio una última vez antes de desaparecer en él edifico—. ¿Adónde quedo el déspota y frío heredero de los Archer, qué magia habrá en esa mujer que lo hizo cambiar de parecer?

Intento rebuscar en mi mente cuál habrá sido el motivo de que