AVA
El cadáver de mi esposo no termina de enfriarse, como tampoco las lágrimas se han secado en mi rostro porque nuevas lagrimas terminan por bañar mi piel, siento el pecho inflamado como un zepelín de tanto sentimiento encontrado, el dolor es grande con la pena que me acompaña volviendo mi corazón añicos, su muerte es tan resiente que lo único que deseo en este momento es morirme para estar a su lado.
El peor día de mi vida no ha terminado cuando ya tengo a su socio ofreciéndome un trato que a mi parecer es completamente descabellado, sin sentido alguno y es una completa falta de respeto con el dolor y la situación tan dura por la cual que estoy atravesando.
Su partida me oprime el corazón, su muerte muele cada parte de mi ser, estoy tan triste y destrozada con su repentino fallecimiento que aún no logro procesar las palabras de este sujeto, me ha dejado sola con un desastre que ahora me toca enfrentar sin la más mínima idea de cómo defenderme, apenas lleva 24 horas de muerto, unos minutos de enterrado y el mundo ya se me viene encima con una mirada que estremece cada parte de mi ser.
—No puedo hacer tal cosa—mi labio inferior tiembla—comprende por favor—limpio mis lagrimas—conseguiré el dinero para pagarte cada centavo que te debemos—ni siquiera sé de qué va esta deuda—solo dame un tiempo para conseguir el dinero.
—Con ventas de pasteles y postres al frente de tu patética iglesia no te alcanzara esta vida o la otra para pagar la deuda que tu marido tiene conmigo.
Trago con dificultad, no solo por sus palabras, su mirada recorrer mi cuerpo de una forma tan extraña que me causa repulsión, es severo al hablarme, su mirada oscura me aterra y todo lo que sale de su boca me pone a temblar.
—Escucha bien Ava—su dedo intenta tocar los míos, pero los quito ganándome una fuerte mirada que me congela—es la única forma de salvar a tu familia y tu patética comunidad.
El corazón se me detiene con sus palabras, con el tono que emplea, el semblante malvado que no disimula, su aura cargada de algo que no sé cómo describir.
—No tienes el derecho de hacer esto, legalmente no puedes simplemente desalojar a toda una comunidad.
Sonríe de una forma que hiela mi sangre.
—Construiré un centro comercial en este sector, o simplemente desalojare a esta gente de mis tierras, de mis casas —enfatiza —y a ti junto con toda tu familia se irán a vivir debajo de un puente, solo por mi capricho—me tira los documentos—soy ese hombre que puede hacer lo que se me de la gana solo porque quiere, pero en tus manos esta salvar a muchas familias, incluso la tuya.
Me desconecto de la realidad, imposible que una persona pueda pasar por encima de las leyes de los hombres así porque si, ademas.
— Y no pienses en herencia— es como si leyera me mente —todos los bienes de tu difunto esposo fueron a parar a mi cuenta y ni así logró saldar la deuda.
Con mis manos temblorosas tomo los documentos descubriendo que ahora donde vivo, donde crecí y me crie toda mi vida, le pertenece a este ser tan malvado.
Le miró esta vez a los ojos buscando un deje, un ápice de piedad, pero lo que consigo en sus ojos oscuros me hace sorprender de mi propio descubrimiento, parpadeo varias veces desviando mi mirada de nuevo a los documentos, el miedo me acompaña cuando vuelvo a posar mi vista en los papeles que en mi ignorancia no alcanzo a dimensionar el problema, leo y releo entendiendo una sola cosa.
La casa de mis padres, está casa donde tengo tantos momentos hermosos vividos con mi familia, con mi esposo y vecinos allegados, incluso todas las del sector le pertenece a la constructora que maneja Draco, no entiendo como todos estos terrenos pasaron a su poder, no entiendo que negocios realizo mi esposo con este señor para vendernos y dejarme a merced del diablo.
—Esto es injusto, es una arbitrariedad, esto no puede ser verdad—me niego a mi realidad, no soy capaz de verle a los ojos, le temo demasiado—llevare esto al juzgado, la justicia estará de mi lado.
Escucho nuevamente su risa burlona, es tan cínica pero el hombre es veloz porque en menos de nada lo tengo tomando mi cuello y estampándome contra el estante donde están los recuerdos, los retratos que tengo con mi difundo esposo.
—Escúchame bien princesa—las lágrimas se me salen del miedo que me provoca —soy un hombre de poca paciencia, me enerva tener que repetir las cosas, esperar saca lo peor de mí y soportar los problemas de los demás me exaspera, quieras o no esta es tu mejor opción así que no le des más vueltas a este asunto y firma, entrégate a mí, cásate conmigo.
—Noooo—su mano captura mi seno derecho y me remuevo aterrada de su agarre, los retratos caen fragmentándose en el forcejeo intenso de querer huir de su toque impropio, es pecado lo que hace. logro por un instante alejarme intentando correr hacia la puerta, pero su fuerza se impone dominándome contra la mesa—nooo auxili…..
AVACubre mi boca inmovilizándome cuando se mete entre mis piernas, rasga el vestido negro que representa el luto que estoy viviendo en este momento y entro en pánico al ver que libera mis senos del brasier.—Déjame terminar—sus ojos negros toman una tonalidad más oscura petrificándome—soy un hombre directo—no despega los ojos de mis senos, mientras mis manos sujetan su brazo intentando apartarlo, quiero liberar mi boca para gritar, pero es grande y fuerte, no soy capaz con el—que consigue lo que quiere y tú vas a ser mía, porque soy un hombre hambriento que necesita una mujer y ya te elegí a ti.Siento asco, repulsión cuando su dedo hace círculos en mi aureola, es pecado y mi religión lo prohíbe, acabo de enterrar a mi marido y va contra toda moral permitir que otro hombre toque mi cuerpo, sobre todo de la manera en que Draco el socio de mi esposo lo hace con una indecencia mal vista. —UMMMM—intento pedirle que me deje hablar—ummm..Me quedo fría cuando su boca caliente atrapa mi pa
AVALas oraciones, plegarias y el banquete se celebran detrás de la iglesia, nuestras creencias son muy diferentes, mientras que otros velan a sus seres queridos por una semana o más, nosotros cuando una persona parte no es motivo de tristeza porque está al lado de nuestro señor, sin embargo, lloramos y dejamos salir nuestro dolor con su partida, mientras una mesa está repleta de comida para que todos los creyentes se acerquen y coman.Soporto la actividad perdida con un nudo en la garganta, el olor de Draco lo siento como si estuviera a mi lado, cierro mis ojos y aprieto las manos debajo de la mesa no queriendo llorar, el recuerdo de sus besos, su lengua pasar por mi cuello, la forma descarada con la que toco mis senos y acaricio la piel de mis aureolas me repugna.Es un asqueroso, un cruel y despiadado que no tuvo reparo en tocarme sabiendo por la pena tan grande que estoy pasando, ¿Quién en su
AVAA primera hora ya estoy parada al frente del edificio donde Edmondtiene su oficina de abogados,vestida de negro como debe ser, ingreso al edificio saludando al vigilante que amablemente me abre la puerta.—Buenos días —saludo, a pesar de tener el mundo destrozado, nadie tiene la culpa de mis problemas.—Buenos días señorita.Le regalo una sonrisa caminando directo hacia la recepción, donde una rubia con cabello rizado me observa al acercarme y también me regala una sonrisa que es paño de agua
AVA Tengo solo una vía de escape que me conduce directamente a Draco, recordar sus ojos oscuros me aterran, me duele la cabeza, siento que no podre con esto y me refugio en una oración mientras el transporte público me guía a mi comunidad. Camino perdida con el sol que empieza a tomar fuerza por las calles de mi hermosa comunidad, el parque, la iglesia, las casas, escuela, todo esto podría desaparecer si no accedo a la petición de Draco, así, como me encuentro con tantos sentimientos encontrados llego a la cafetería que manejan mis padres, que al verme me abrazan y no soy capaz de decirles que perderán este negocio, la casa, todos sus bienes por lo que han trabajado y luchado toda la vida. —¿Arya donde esta? —pregunto colocándome el delantal, dispuesta a trabajar. —Dijo que iría a la iglesia—tengo que hablar con ella, ha mal interpretado todo y simplemente ha sacado conclusiones sin darme la oportunidad de explicarle. —Hoy no
DRACCOEstudio los nuevos documentos y guardo los más importantes contando las horas por tener el cuerpo de esa mujer en mi cama, la he deseado desde que el imbécil de Cristóbal la presentó aquel día de la inauguración de mis tantos hoteles.Él solo un maldito contador me preguntaba ¿cómo podía tener a su lado a una mujer tan bella como Ava? esa mirada azul era la más hermosa que había visto en mi asquerosa vida, esa noche me presento a su mujer, quise ser amable con ella y sin embargo la muy maldita me ignoro como si yo no existiera.Desde ese momento emergi&oac
DRACCOEl demonio me posee cuando la veo de piernas abiertas, llorando y a punto de ser violada, nadie puede tocarla excepto yo, es por eso que muelo a golpes como un completo fragmentado al imbécil y psicópata pastor o lo que sea, para mi simplemente es basura.Lo golpeo con fuerza, con la misma violencia con la cual deseo tenerla, cuando lo haga quedara peor que este hombre porque le extraer la vida en cada penetración, porque estoy seguro que el incompetente de su marido nunca la hizo vibrar.—Basta —me toma del brazo anclando su mirada a la mía—vas a matarlo y no vale la pena.Reacciono mirando al hombre que esta desmayado en la sala de su casa, sintiéndome satisfecho por su estado inconsciente y su cara vuelta mierda como se lo merece por tocar mi propiedad.—¿Qué esperas que no te organizas? —le digo pateando al hombre.—Ya basta&mdash
AVANo mido mi reacción cuando al quitarme el vestido lo arrojó a su rostro y ahora su mirada oscura me acribilla poniéndome a temblar, le temo tanto a Dracco que me arrepiento de mi repentino impulso, pero el sentirme utilizada y acorralada por personas que no pueden ver otra cosa en mi que solo ser la carne de cañón para sus deseos sacan lo peor de mí.Lo único que deseo es poder con tranquilidad pasar esta pena por la muerte de mi esposo, del amor de mi vida, que aun busco una explicación lógica que me permita entender el porque me oculto tantas cosas que ahora utilizan en mi contra. AVA—Besos no—susurro apenas audible con el miedo que eso que hay entre mis piernas salga de su escondite, nunca había sentido algo tan grande, me aterra pensar que hoy llegue el momento de tener que verlo, tocarlo o que llegue a invadir mi intimidad.Moriría Dios, moriría—¿A no? —sollozo presa del miedo sintiendo como toma mi rostro con fuerza.—No quiero besarte, no me obligues a esto por favor—Pero tú eres mía—me hace senSOFOCO 2