BUITRES 2

AVA

Tengo solo una vía de escape que me conduce directamente a Draco, recordar sus ojos oscuros me aterran, me duele la cabeza, siento que no podre con esto y me refugio en una oración mientras el transporte público me guía a mi comunidad.

Camino perdida con el sol que empieza a tomar fuerza por las calles de mi hermosa comunidad, el parque, la iglesia, las casas, escuela, todo esto podría desaparecer si no accedo a la petición de Draco, así, como me encuentro con tantos sentimientos encontrados llego a la cafetería que manejan mis padres, que al verme me abrazan y no soy capaz de decirles que perderán este negocio, la casa, todos sus bienes por lo que han trabajado y luchado toda la vida.

—¿Arya donde esta? —pregunto colocándome el delantal, dispuesta a trabajar.

—Dijo que iría a la iglesia—tengo que hablar con ella, ha mal interpretado todo y simplemente ha sacado conclusiones sin darme la oportunidad de explicarle.

—Hoy no se abre madre—recuerdo la cita con el padre—ayunamos.

—Es verdad hija, pero Amit tiene acceso a la iglesia y quiso acompañarlo—mi madre acaricia mi rostro y me reflejo en esos ojos azules que me miran con amor de madre—te amo hija—me dice—eres mi orgullo.

La abrazo reconfortándome y descargo en su pecho todo esto que me quema, que mejor que lo brazos de mama para calmar eso que te duele, aseo el lugar que desde que tengo memoria pertenece a mis padres, después del medo día las personas empiezan a llegar y quiero tener todo listo, limpiando y preparando todo aliándome de las horas, de los problemas, no quiero hundirme más, solo quiero tomar esa cuerda que me ayude a salir del fango en el cual me encuentro.

Tengo 25 años y desde los 20 años me case enamorada de mi esposo, ese que un día se unió a nuestra comunidad solo para poder casarse conmigo, nuestras leyes son muy claras y debes pertenecer a nuestra religión para poder tener una familia, fui feliz con un esposo amoroso, atento, conservador y trabajador, es por eso que me niego a creer que Cristóbal hubiese podido engañar, robar y dejarnos en la calle, solo por dinero cuando nunca y no somos personas de lujos y ostentosidades.

El primer cliente llega y lo atiendo con una sonrisa, saben mi pena, el dolor por la partida de mi esposo, pero por mis creencias debo hacerle frente al día siguiente, porque es un privilegio que nuestro creador nos brinda poder ver el amanecer una vez más.

—Que desean para esta tarde, señor y señora Anderson—ellos se miran con un poco de miedo—¿pasa algo?

—No vinimos a realizar ningún pedido, queremos hablar contigo—no me gusta su expresión—toma asiento por favor.

—Veras hija—comienza la señora Anderson—sabemos que apenas ayer enterramos a tu esposo—los tres nos persignamos—pero estamos muy preocupados, porque no sabemos qué va a suceder con nuestra casita y todos los ahorros que le dimos para el negocio que él nos planteó.

El corazón se me acelera sin saber que responder, con preguntas formarse en mi cabeza porque después de cinco años de matrimonio me pregunto ¿con quién me case?

—No se de qué negocio me hablan—ellos se miran contrariados—lo siento, pero no tenia conocimientos de los negocios de mi esposo.

—Imposible hija, tienes que saber algo, somos muchos los que invertimos, nos prometió el cielo y la tierra en ese proyecto donde las ganancias serían muy buenas, nosotros embargamos nuestra casita y le dimos el dinero a Cristóbal, imposible que ahora no sepas que hiso el con esa cantidad.

—¿Cuánto fue?

—25 millones de dólares—se me corta el paso del aire con esa fuerte cantidad—fue el dinero que recogimos de la venta de otras propiedades y embargar la casa donde estamos viviendo—continua el señor Anderson— además de algunos bienes materiales que teníamos, todo lo vendimos hija.

—Lo siento, pero no sé de qué me hablan, pero hablare con el abogado y los ayudare.

—Por favor hija, estamos solos y eso es lo único que tenemos.

El día se vuele cargado de malas noticias, todo aquel que ingresa a la cafetería es para preguntar sobre el negocio que Cristóbal les ofreció y para todos ellos solo tengo la misma respuesta.

Los mismos que ayer me daban el sentido pésame, ahora me rodean en busca de respuestas, de su dinero, ahorros de toda la vida que dejaron en manos de mi esposo que, al parecer los engaños, y no solo a ellos a mis padres también.

—¿Por qué no me informaron nada? —tuvimos que cerrar la cafetería, la aglomeración era mucha y no podía con tanto.

—Cristóbal nos dijo que era seguro y que no habláramos nada contigo mi amor, confiamos en él.

—¿Arya sabe de esto?

—Sabes cómo es tu hermana—contesta mama, mientras que yo solo camino de un lado a otro en medio de la cafetería—ella no hubiese permitido que prestáramos sobre el título de propiedad de la casa y el negocio.

Miró el reloj y que reduce el tiempo a solo una hora, las personas me están dejando sin opción y salgo en busca de otra opinión porque decirle esto que me atormenta a mis padres sería preocuparlos. 

Por donde camino me abordan preguntándome sobre lo mismo, no tengo descanso, no tengo paz y optó por correr llegando a las puertas de la casa de nuestro pastor. 

La tarde se pone oscura al igual que mi futuro, quiero ser fuerte pero el destino está siendo cruel conmigo, no me está dejando vías alternas, solo una dirección que por donde se mire, es mala idea. 

—Hija —abre la puerta luciendo su tradicional traje, pantalón y camisa manga larga—pensé que no vendrías 

—Lo siento por venir tan tarde señor—me permite ingresar —¿su esposa y sus hijos se encuentran?

No reparo la casa, realmente no estoy en este momento para algo sin importancia.

—No están—me estremezco con un mal presentimiento —pero continúa hija, siéntate para que hablemos 

—No puedo estar a solas con usted y mucho menos en su casa cuando su esposa no está —le recuerdo nuestras leyes—es mejor que me vaya pastor. 

—Espera hija —toma mi mano, lo miro a los ojos descubriendo la misma mirada de Draco—ven hablemos, no tengas miedo que siempre puede haber excepciones. 

—Creo que no—tira levemente de mí, pero no sé qué hacer porque de pronto puedo estar viendo fantasmas donde no los hay—no es prudente señor. 

—Mi esposa sabe que vendrías, siéntate —se muestra amable sentándose al frente y dejándome el sillón grande solo para mí—cuéntame ¿cómo te sientes? para eso estoy aquí. 

El pastor Fernando no es igual a Draco, y mucho menos como Edmond, no, sólo es mi imaginación que me juega una mala pasada, no puedo desconfiar de todos los hombres que se me acercan.

Comienzo a relatarme todo lo sucedido estas 24 horas sin omitir nada, le confieso lo que ese hombre me hizo, como me sentí, el problema en el que mi marido me ha dejado y lo que ese hombre desea liberando las cargas, el peso que conlleva ser la viuda de Wilson 

—Muéstrame lo que te hizo—se sienta a mi lado y tiro mi cabello atrás permitiendo que observe lo que ese hombre me hizo. 

—¿Lo disfrutaste? —pregunta con su dedo tocar mi piel, me tenso y el parece notarlo porque aparta la mano de mi cuello. 

—No diría disfrutar—respondo entrelazando mis manos que comienzan a temblar, no sé si por su cercanía o el recuerdo —estaba muy asustada, el hombre me tocaba por todas partes además marcó también otras partes de mi cuerpo. 

—¿Dónde hija? —las mejillas se me tiñen de rojo con su pregunta—no sientas vergüenza —su mano recae en las mías que están en medio de mis piernas—sentir deseo es normal, somos humanos hija. 

—Lo sé señor, pero responder a las caricias de un hombre que no sea mi esposo es pecado. 

Sigo mirando con nerviosismo la mano que no se aparta de las mías, no sé cómo quitarlas, porque si muevo mis manos las suyas podrían tocar mi intimidad, pero mi mente vuelve a ese momento donde el calor fue intenso.

—Es verdad hija, algo que me ha llamado la atención es como siempre cumples con los mandatos divinos, y eso está bien, como también lo es sentir deseo por otro hombre Ava, no te castigues cuando tu mente y tu cuerpo pide ser saciados, está en nuestra naturaleza sentir deseos hija.

No entiendo su manera de explicarse, como tampoco entiendo por qué ahora está tan cerca de mí, y mucho menos comprendo por qué su mano ahora acaricia mi brazo subiendo hasta tomar mi mentón y obligarme a mirarlo. 

—Eres muy hermosa Ava—Fernando es un hombre de unos 35 años que llegó a nuestra comunidad hace menos de dos años, siempre lo he visto como un hombre ejemplar porque nunca había demostrado aptitudes diferentes, pero ahora tengo miedo del hombre al cual he confiado mis secretos—la mujer más bella de esta comunidad, la más hermosa que he visto en mi vida.

—Es mejor que me vaya —muevo mi cabeza apartando su agarre, pero su mano toma mi muñeca —pastor por favor.

—Tu esposo no era lo que pensabas Ava. 

—No importa, nada ni nadie dañara la imagen que tengo de mi esposo, es y seguirá siendo un hombre correcto.

—Esta bien —me suelta —él ahora está con Dios, pero tú no estás sola en este problema—asiento a sus palabras queriendo irme ya —¿y ese señor Draco quién es? 

–No lo sé muy bien, solo sé que es un hombre muy peligroso y millonario. 

—Cuéntame donde más te toco—vuelve al tema—¿dónde Ava?—insiste, pero me niego a responder, por el contrario, sus palabras me impulsan a levantarme para irme —¿te mojaste cuando te tocó?

—Gorrino—esta vez me levanto sin más, siento el peligro y confirmo que fue un error venir aquí.

—Me gustas Ava—se me lanza como un animal y me tira al sillón donde comienza como un desquiciado a besarme el cuello.

—Noooo—grito desesperada, pataleando, aruñando, defiendo nuevamente mi integridad—auxilio, ayuda.

—No grites—cubre mi boca—te he deseado desde que te vi niña, eres tan bella, ingenua y muy deliciosa.

Que les pasa a todos estos hombres, solo fue que mi esposo muriera para que saltaran sobre mi como buitres en busca de mi carne.

Su cuerpo me aplasta y su olor me causa nauseas, es asqueroso como me toca, su aliento es repugnante resolviendo todo por dentro, que asco sentir su virilidad y siento aversión por los besos que intenta darme en la boca.

—¿Aquí te toco ese hombre? —toca mis senos cubriendo mi boca, es un degenerando, cochino y una mentira, hemos confiado nuestros secretos a un ser engañoso como él—¿aquí también? —mete las manos por la cara interna de mis muslos, tocando por encima de mis bragas mi intimidad—¿te gusto cuando te toco? ¿dime Ava, te gusto?

Asqueroso, es fuerte y ahora maldigo por no tener la fuerza de un hombre, el mundo se me viene encima cuando libera su polla, me quedo paralizada completamente como si vertieran una tonelada de concreto en mi cuerpo, veo todo negro con la esperanza manchada de negro cando nada puedo hacer cuando posiciona su glande en mi entrada después de rasgar mi ropa interior.

—Te deseo Ava—seré manchada, seré una deshonrar para mi familia y nunca más volveré ser la misma—no sabes cuanto le resé a nuestro señor por tenerte, eres tan bella.     

Como se le ocurre manchar el nombre de nuestro creador con algo tan repugnante, es un cobarde y nada puedo hacer, mas que llorar cuando veo venir su empujón, pero…

La puerta es abierta abruptamente, veo la luz al final del túnel al observar con mis ojos llorosos sus oscuros ojos, escanea la escena donde el Fernando debido al susto se aparta de mi y yo cierro mis piernas cubriendo mis pechos con mis manos avergonzada.

—Desgraciado.

Su voz, sus ojos tiniebla, su aspecto tenebroso y su fuerza no solo me arrollan, muelen a golpes al pastor que suplica a gritos que pare cuando Draco se le va encima como un demonio golpeándolo sin tiempo a reacción y defensa.

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