Sean estaba decidido a tomar el control de su vida y elegir lo que realmente quería, aunque aquello no sería una decisión fácil. Estaba en las afueras del restaurante donde debía encontrarse con su familia y la de Zoe, y sus piernas no dejaban de temblar. Miró el reloj en su muñeca, de por sí estaba llegando tarde a la cena, pero en el fondo deseaba que todo pasara y no tener que seguir cargando con todo ese peso sobre los hombros, debía armarse de valor y tomar decisiones, que con el tiempo se volvían pesadas . Respiró hondo, y abrió la puerta del establecimiento, que emitió un tintineo en cuanto entró.El restaurante estaba lleno de personas disfrutando de sus cenas, el bullicio de conversaciones y risas llenando el aire. Sus padres estaban sentados al final de la mesa junto a los padres de Zoe, hablando animadamente. La atmósfera parecía alegre y despreocupada, pero Sean sabía que estaba a punto de cambiar todo.Caminó hacia ellos con pasos firmes, su mente repitiendo las palabras
James se giró, su corazón saltando en su pecho al ver a Sean entrando por la puerta. Intentó descifrar lo que se reflejaba en el rostro de Sean, pero no pudo. Sin perder un segundo, se acercó a él, dispuesto a decir algo, cualquier cosa, pero su mente quedó en blanco y toda palabra se desvaneció cuando Sean lo agarró de la nuca y lo besó en la boca delante de todos.El beso fue intenso, cargado de pasión y urgencia, y James se dejó llevar por la oleada de emociones. Sintió cómo el mundo a su alrededor desaparecía, dejando solo el contacto de los labios de Sean sobre los suyos. La gente en el bar quedó en silencio, observando la escena.Mark y Alex se quedaron boquiabiertos, pero no dijeron nada. En ese momento, todo el universo de James se centró en Sean. Cuando se separaron, ambos respiraban con dificultad, pero había una claridad en los ojos de Sean que le daba a James la certeza que necesitaba.-¿Significa que me has elegido a mí? -preguntó James, su voz apenas un susurro.Sean asi
James inspiró con fuerza, deseando poder estampar el cuerpo de Sean contra la pared y follarlo hasta rogar clemencia, recuperando así todo el tiempo perdido.-¿Y bien? ¿Vas a entrar? -Interrumpiendo el apesadumbrado silencio.Sean se quedó admirando el lugar, su respiración enloqueciendo a medida que los segundos transcurrían, y el pecho subiendo de manera furibunda, haciéndolo ver jadeante.-¿Tú madre? -preguntó Sean.-Ella no estará en casa, no te preocupes.James estiró una sonrisilla por sus labios, encogiendo sus hombros y mirando de frente la preciosa presencia de su ahora pareja. Pareció modesto, pero cuando Sean creyó que él no diría nada a cambio, sintió las manos de él coger sus muñecas, y, los labios rosados chocar contra los suyos propios. Dejándolo fuera de sí.-Será mejor que comencemos de una vez -James soltó, apenas despegándose unos centímetros, para luego fundirse en la boca contraria una nueva vez. Ojos cerrados y respiraciones agitadas. Aquello era lo que tanto hab
James se despertó a la mañana siguiente con una sensación de serenidad y satisfacción que no había experimentado en mucho tiempo. A su lado, Sean dormía profundamente, desnudo y con una expresión de paz que hacía que James se sintiera increíblemente afortunado. Se apoyó en un brazo para observar mejor la perfecta imagen que tenía ante sí, deleitándose en cada detalle del rostro y cuerpo de Sean. No pudo resistir la tentación de acariciar suavemente su espalda, disfrutando de la suavidad de su piel.Sean se removió levemente, sintiendo el roce de las caricias, y aunque seguía sumido en el sueño, su rostro mostró una ligera sonrisa.James se acercó más, inclinándose sobre él para susurrarle cerca del oído: -Buenos días, precioso -dijo, depositando un suave beso en sus labios.Sean abrió los ojos lentamente, aún un poco soñoliento, pero su expresión se iluminó al ver a James tan cerca. -Buenos días, mi amor. ¿Cómo dormiste? -preguntó, su voz aún teñida de la suavidad del sueño.James son
James lo miró a través del espejo, sus ojos reflejando preocupación. -No te voy a llevar conmigo, Sean. Es muy peligroso.Sean levantó la mirada, su determinación clara. -Pero yo quiero ir contigo. A mí no me importa.James suspiró, girándose para enfrentar a Sean directamente. -Mi amor, no podría perdonarme si algo te pasa.-No me va a pasar nada. Déjame estar cerca de ti. Yo provoqué que te metieras en esto, ¿cierto? -dijo Sean, su voz cargada de culpa. Estaba claro que la totalidad de la culpa era suya, si no hubiese rechazado a James de aquella manera o ponerse a discutir con él dándole a entender a Zoe que estaba de su lado, nada de esto estuviese pasando, aunque James era mayor de edad y dueño de sus acciones, tarde o temprano algo así pasaría, sabiendo que su sangre era más pesada que cualquier otra cosa.James sostuvo el rostro de Sean entre sus manos, sus pulgares acariciando sus mejillas. -Te voy a cuidar -dijo antes de besar suavemente sus labios, dejando pequeños picos que
La noche había llegado en un parpadeo, envolviendo la ciudad en un manto de oscuridad interrumpido solo por las luces neón y los faros de los vehículos que se reunían para la carrera clandestina. James y Sean llegaron al lugar acordado, un descampado donde se congregaban corredores y sus ayudantes, todos preparando sus motocicletas con un fervor casi ritual. El aire estaba cargado de adrenalina y el rugido de los motores reverberaba como un preludio a la velocidad y el peligro.A un costado del tumulto, James divisó a Derek junto a su querido técnico, quienes estaban ocupados con una motocicleta que destacaba por su apariencia imponente y feroz. Al verla, James corrió hacia ella, sus ojos brillando de emoción. La examinó meticulosamente, apreciando cada detalle de su diseño aerodinámico y el potente motor que prometía una carrera inolvidable.-¿Es mi motocicleta? -preguntó James, sus manos recorriendo la máquina con reverencia.-Sí, es esta -respondió Derek, cruzado de brazos y observ
La pista, iluminada por faros y luces improvisadas, serpenteaba a través de callejones y avenidas vacías, cada curva y recta representando un nuevo desafío. Los edificios a su alrededor se difuminaban en un borrón de luces y sombras mientras James navegaba cada giro con precisión milimétrica. Sentía la motocicleta responder a cada movimiento suyo, como si fueran una extensión el uno del otro.Los otros corredores no eran menos habilidosos, y la competencia era feroz. A su derecha, un corredor con una motocicleta negra intentó adelantarlo en una curva cerrada. James, con una sonrisa oculta tras su casco, aceleró un poco más y se mantuvo firme en su posición, forzando al otro corredor a frenar bruscamente y perder valiosos segundos. A su izquierda, otro corredor intentaba la misma maniobra, pero James, con movimientos precisos, lo obligó a retroceder.El ruido ensordecedor de los motores y los gritos de la multitud se mezclaban en una cacofonía de emoción. En cada recta, James aprovecha
Sean esperaba por James, mientras este hablara con su padre y hermano sobre los negocios.El bullicio de la carrera clandestina continuaba a su alrededor, pero su mente estaba en James, se dedicaban miradas a cada rato y lo hacía sonreír, aun le parecía mentira que fuese su novio, todo el tiempo perdido valía la pena, porque ahora mismo estaban juntos y harían que cada segundo contara y fuera importante Comenzó a sentirse incomodo cuando sintió una una mirada pesada sobre él, buscó con la mirada la fuente de esa inquietud y vio a Adam, acompañado de un grupo de hombres, acercándose con una expresión nada amistosa. Se removió en su lugar, mirando a James, esperando que se diera cuenta de la situación. James, percibiendo la incomodidad de Sean, le echó un vistazo y al ver a Adam y su grupo, se dirigió hacia Sean sin vacilar. Interponiéndose en el camino de Adam antes de que pudiera llegar a Sean, James se colocó como un escudo protector.-¿Qué pretendes? -preguntó James, sus ojos ardi