Episodio 28

En la casa del castaño, la calidez era bastante reconfortante. James sabía que todos y cada uno de sus sueños habían comenzado a cumplirse de manera aleatoria, sin embargo, demasiado deprisa. Tener a Sean Dante en su casa resultó ser un fuerte golpe emocional, y sintió ganas de saltar por todos lados ante la maravillosa realidad. lo hubiera hecho si no se sintiera tan mal.

El pelinegro se veía tímido, avergonzado. Incapaz de soltar su maletín y desinhibirse. Aquello le pareció fabuloso a James, quien chequeando su temperatura y dejándose caer en el sofá de una manera cómoda, admiró a Sean.

-¿Pasarás el día entero allí de pie? -Cuestionó, evitando pensar en el malestar que lo desanimaba. Tenía a su sueño húmedo en casa, él no lo echaría a perder. Mucho menos una estúpida gripe-. Vamos, no te cobraré por tomar asiento.

Dante suspiró, sintiéndose ridiculizado ante el castaño, y odiando que éste hiciera aquello seguido. Cuando tomó asiento al lado de Martín, prensó los labios, y variando
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