AIDEN
Desperté por una suave y tierna caricia que me estremeció por completo el alma. Ese toque me resulta tan familiar y único. Es imposible no dejar escapar un suspiro de alivio y de felicidad al poder tener la dicha de sentirla de nuevo. Sara lo significa todo para mí, y el estar separado de ella, pensando en que probablemente nunca más la volvería a ver, fue peor que cada una de las torturas que fui sometido por parte de Golden. Lo que me pone a pensar es la razón y el motivo de dejarme con vida y permitir que Sara y Adriel me encontraran, porque siendo honesto, estuve al filo de la muerte en manos de ese maldito. Ese hijo de puta tiene algo grande en mente, de eso estoy más que seguro. Abrí los ojos, sintiendo el dolor expandirse por cada centímetro de mi cuerpo. Antes, el recuerdo de mi esposa y de mi hijo me mantenía inmune al dolor, pero ahora siento como mis propios huesos hacen arder mi carne.
—Despertaste, mi amo
Ya han pasado varios días de los cuales Sara y yo no hemos hablado de nuestro hijo. El hecho de que haya tenido que atravesar ella sola por tan gran pérdida me hace sentir miserable. No llegué a tiempo para salvarlos, por lo que la culpa me consume cada día que va corriendo. Fallé como padre y esposo, y eso es algo que nunca me voy a perdonar en la vida. Además, ver las marcas que Golden dejó en su cuerpo me terminan por envenenar el alma. No veo el momento de poder tenerlo entre mis manos y acabarlo como tanto me gustaría hacerlo. Marino me ha aconsejado que lo hable con ella y de que le demos un cierre definitivo para poder continuar no solo con nuestra vida, sino también con nuestro matrimonio. Nuestra relación se ha mantenido igual que siempre, pero no dejo de pensar en todo el sufrimiento que ella vivió por mi culpa.—Tus heridas han estado sanando rápidamente, pero la que m&a
SARASe siente caer un peso de encima desahogar todos los miedos, las frustraciones y las tristezas con la persona correcta, pues por más en que le contara a Adriel, no era lo mismo que decirle a Aiden, pues solo nosotros sentimos y añoramos lo que con gran maldad perdimos. El deseo de lo que pudo haber sido aun está fresco en mi mente, pero compartir el dolor con Aiden hace que veamos puntos diferentes y logremos salir adelante tomados de la mano. Duramos hasta largas horas de la noche hablando y llorando por todo lo que fue y por todo lo que viene de ahora en adelante. Sus brazos y sus besos tienen la facilidad de envolverme en esa cajita de cristal donde siempre me ha tratado de guardar. Verlo tan vulnerable y saber que siente culpa me deja un sabor amargo en la boca, porque ninguno de los dos tiene culpas de lo que sucedió, pues así es el destino y no hay nada que podamos hac
Aiden no perdió ni un solo segundo, pues en un abrir y cerrar de ojos se deshizo de mi pantalón y abrió mi blusa de par en par, destrozando los botones de esta a su vez. Dejándome en ropa interior, una oleada de calor se esparció por todo mi cuerpo. Su fija y ardiente mirada me descoloca los huesos por completo. Sus besos descendieron por mi cuello y pecho hasta llegar al borde del sostén, el cual removió hacia abajo, liberando mi seno y fundiendo el calor de su lengua con la dureza de mi pezón. La humedad y el calor que brota de su boca causa un cosquilleo intermitente por todo mi interior. Debido al tiempo que no he sentido sus caricias por mi piel, mis gemidos son muy sonoros. Por más en que trate de contenerlos, ellos se escapan por sí solos de mis labios. Mordió mi pezón, mientras que con su otra mano masajeaba mi otro seno.—Tan dulce como mi paladar las recuerda — murm
AIDENEs poderoso, refrescante y mágico estar en el lugar que más amo y que más calor me ha sabido dar. Sara es mi eje, es el motor que bombea sangre a mi corazón y me mantiene con vida cada segundo del día. Sin ella simplemente no tendría ningún motivo para ver la vida a como la veo ahora. La envolví entre mis brazos desde atrás, con nuestras pieles sudorosas y casi sin aliento. En lugar de disminuir ese deseo que siento por ella, la ansiedad de volver a sentirla se ha hecho más grande. No quiero nunca más desconectarme de ella.—Espero que nadie nos haya escuchado — soltó una risita nerviosa y besé su cuello—. Aiden, no...—¿Aun estás sensible? — salí casi a regañadientes de su cálido
SARA—¿Llevas el arma? — Aiden me volvió a preguntar por encima vez.—Sí, mi cielo, y también los cuchillos que Marino me regaló — sonreí.—Ya sabes qué hacer si algo llegase a salir mal, ¿no es así?.—Nada malo me va a pasar. Confía en mí, ¿sí? Además, sé perfectamente lo que debo hacer.—En ti lo hago, en ese hijo de puta; «no».—La idea no es atravesarle este cuchillo tan pronto — sonreí ladeado—. Merece más de nuestra atención.Miré a Aiden por última vez, dej&eac
—¿Mi Sarita? — murmuró Tessa a mi lado.—¿Podemos hablar después, Tessa?.Ella asintió antes de retirarse sin decir palabra alguna. Por encima se le nota lo mucho que le gusta Chris.—No se puede negar lo linda y lo buena que estás, preciosura — cortó la distancia entre nosotros y sonrió—. Quedaste muchísimo mejor.Disimulé la furia que estaba haciéndose presente en mi interior. No hay en la tierra hombre más descarado, inhumano, bastardo que este maldito infeliz.—¿Dónde dejaste a los perros que cuidan de ti, mamacita?—Vine a darte el pésame. Siento mucho la muerte de la Sra. y el Sr. Golden — sonreí a medias—. Ellos no merecían lo que les pasó.—Por supuesto que no merecían morir como si fueran
La confianza de otra persona se consigue demasiado fácil y rápido, acaparando en tus manos esas mínimas, pero fuertes debilidades que lo hacen susceptible. En estos últimos días que he estado casi a tiempo completo con Chris, me he dado cuenta de algunos puntos de quiebre, pero no lo suficientes para hacerlo caer. El hombre es muy inteligente, de eso no cabe ni la menor duda. Me ha puesto a prueba, siguiendo mis pasos e interceptando mis llamadas. Aun cree que mantengo contacto con Aiden y Adriel, y que mi presencia en su vida es solo una trampa para atraparlo con la guardia baja. Cómo aún no lo tengo dónde me gustaría tenerlo, no he podido comunicarme con Aiden, por lo que tendré que planear y llevar mi límite al abismo. No soporto tener que besarlo cada que le da la gana, pues sus besos, su cercanía, su mera presencia me asquea por completo. Siento estar fallándole a mi hijo y a mi esposo, p
El resto de tarde en la oficina estuve en tensión y con gran dolor de cabeza. Golden no me dio ni un solo segundo de privacidad para así poder realizar la llamada a Aiden, ya que de hoy no puede pasar la muerte de este cerdo. Además, no lo soporto ni un solo segundo más tan cerca de mí. He hecho el papel de mi vida actuando como si nada en frente de este maldito bastardo, pues no voy a negar que, las ganas tan grandes que tengo de atravesarle el cuchillo que tengo en mi pierna en la garganta y callarlo de una vez y por todas son inimaginables, pero no puedo arriesgarme de esa manera en frente de tantas personas.—Esta fiel servidora ya se marcha — avisé, tomando mi bolso para colgarlo en mi hombro—. Nos vemos más a la noche...—¿Cómo es eso de que nos vemos más a la noche, muñequita? De aquí nos vamos, pero junticos como Dios nos manda— este imb