Alex despertó en una cama mullida, no estaba atado, pero sentía un fuerte dolor en la nuca donde le habían golpeado la noche anterior, sacudió su cabeza tratando de despertar completamente, sus primeros pensamientos fueron hacia sus hermanas y empezó a desesperarse, respiro profundo y decidió calmarse, que era la mejor forma de resolver los problemas,Miro a su alrededor y vio que era una habitación equipada y decorada de manera personalizada, para un niño de más o menos su edad, sus sospechas fueron creciendo, observo todo cuidadosamente, se acercó a la ventana de la habitación, observo hacia afuera y por lo que veía, estaba en un noveno o décimo piso, ya que podía ver gran parte de la ciudad, aún estaba en Lima, concluyo luego de pensarlo por un rato.En el pequeño sofá, dentro de la habitación, había un juego de ropa, se lavó cuidadosamente y se cambió con la muda que habían dejado para él. En ese momento sus sospechas cada vez eran más firmes, ya imaginaba quien lo había sustraído
Valentino se quedó despierto toda la noche, se frotó la frente con impaciencia, mientras con su otra mano se presionaba el vientre, tratando de controlar el dolor intenso que tenía en el estómago. Debía volver a la clínica, era necesario que le aplicaran analgésicos de emergencia si quería continuar funcionando.Lamentablemente, la situación en este momento no le permitía hacerlo, si se acercaba a la clínica tendría que quedarse al menos un par de horas, horas en las que debía estar buscando a su hijo. Saco un par de pastillas del bolsillo de su chaqueta y se las tomo sin agua. Luego se paró y se dirigió a la puerta negra entreabierta que estaba frente a él.Dentro de la habitación Nicolás, hablaba con gente uniformada que reaccionaba asintiendo con la cabeza a cada instrucción que él daba, era una sorpresa para Valentino ver a su cuñado en acción, ni en sueños se hubiera imaginado que era un efectivo policial y menos de alto rango a pesar de su edad.Para él siempre había sido un moc
—No me gusta este lugar. —Hablo la mujer mayor.—Tú solo tienes que cuidar al niño, lo demás no importa. Tenemos que ocultarlo hasta que salga la sentencia, por lo pronto nos quedaremos aquí, te guste o no te guste — Sentencio el viejo.María Ugarte, miro desde la ventana hacia la calle y no pudo evitar que su cuerpo se estremeciera al verse rodeada de tanta pobreza, su nariz se frunció en señal de asco, nunca en su vida tuvo carencias, sus padres le dieron todo lo que necesitaba en su vida, nada le falto, hasta que se casó en contra de la voluntad de ellos, pensó estúpidamente que el amor, lo vencía todo sin importar nada. Craso error.Ahora estaba en un lugar lamentable, viviendo una vida miserable, al lado del hombre que prometió darle todo lo que ella necesitara, su mira se perdió en la calle que les rodeaba, trato de mirar más allá, pero un cerro lleno de casas humildes la miraba desde el frente, sus labios se rizaron de manera inconsciente, en la calle una pareja de borrachos tr
—Valentino, ¿qué haremos? —pregunto Luana desesperada cuando vio llegar a Valentino con ánimo sombrío, la ropa arrugada y unas inmensas ojeras que demostraban que no había dormido nada desde el día en Alex desapareciera.—No lo sé cariño, hemos agotado todos los recursos y aún no encontramos pista de Alex, es como si se lo hubiera tragado la tierra, Nico ha puesto la denuncia por desaparición, ya lo está buscando la policía directamente, solo es cuestión de tiempo.—Ya vamos a llegar al tercer día desde su desaparición, debe estar asustado, mi pobre bebé.—Lu no te angusties, Alex es un niño muy inteligente, verá la manera de comunicarse con nosotros, ya sea directamente conmigo o con Nicolás, no hay que perder las esperanzas.—Está bien, trataré de estar tranquila. Aunque no creo que sea posible para mí, Siento que en cualquier momento voy a colapsar, estoy llena de angustia.—¿Quieres que llame a Julieta?—No, tengo que aprender a controlar mis emociones, confía un poco en mí.—Sé q
—Viniste — Dijo la mujer mientras saltaba y se arrojaba al cuello de su visitante llena de alegría.—Suéltame, no seas pegajosa —Hablo el hombre con frialdad mientras la empujaba hacia un lado ejerciendo fuerza innecesaria, la mujer tropezó con el mueble para luego sobar su cadera que se había golpeado fuertemente al rebotar contra el piso.—¿Por qué tienes que ser así, Diego? —Pregunto ella haciendo un puchero con sus labios mientras se levantaba del piso suavemente, tratando de soportar el dolor.—¿Por qué me has hecho venir a esta casa? — Dijo Avalos mientras miraba el entorno con desdén.—Pero cariño, ¿a dónde más irías?, si no es aquí conmigo.—Basta Maritza, cualquiera puede vernos, las empleadas, la tía de Valentino, en fin, sabes muy bien que no pueden saber de nuestra relación o todo estará perdido.—No te preocupes, no hay nadie aquí en la casa, la vieja bruja se fue del país molesta con su sobrino porque se llevó a las niñas de aquí, despedí a las chachas, y ahora solo esta
Valentino llegó apresurado a la clínica, estaba sumamente preocupado y molesto. Le dolía en el alma que sus hijas fueran víctimas de las maquinaciones de Maritza y se culpaba por haber sido un inconsciente a la hora de manejar esos asuntos, debió aclarar con sus hijas quien era su verdadera madre en el momento en que se enteró de que eran hijas suyas y de Luana.Con paso decidido se dirigió a la habitación en la que estaba internada Maritza.A mitad de camino, se encontró con Daniel que ya lo estaba esperando.—¿Tienes los papeles?—Ya los redacté y los tengo aquí conmigo, todo está tal y como lo solicitaste.—Bien. —Respondió Valentino, cuya cara solo reflejaba la furia que lo invadía.Solo tenía que esperar que Maritza firmara los papeles para empezar con el trámite de divorcio y en el caso de que se negara tenía sus propios medios para obligarla a firmarlos. No le daría ventaja nuevamente para hacer lo que le diera la gana.Llegaron a la habitación, pero no la sala estaba vacía, un
Luana cargo con Gia y salieron apresuradas, rumbo a la clínica, no le importo su seguridad, solo sabía que su pequeña estaba enferma y se maldecía por haberse quedado dormida y no darse cuenta de que algo sucedía con ella.Finalmente llego.Valentino le dijo que estaban en el segundo piso en el área de pediatría, Giselle estaba con un goteo continuo para bajarle la fiebre.Cuando llego a la habitación vio a su hijita con la cara roja y los ojos vidriosos, aún no hacía efecto el antipirético que habían colocado al suero, el cual estaba conectado a una vena del frágil brazo de la pequeña.—Mami, ¿Gis se pondrá bien?—Si cariño, los medicamentos ayudaran a que le baje la fiebre. — Dijo Luana mientras unas gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.Valentino, puso una de sus manos en su hombro mientras presionaba levemente. —Tranquila, cariño, pronto estará bien.—Si mami, Gis siempre tiene fiebre. ¿Esta vez porque fue papi? —Pregunto la niña.Valentino se inclinó a la altura de su hija y
—Cariño, estoy en casa, ¿vendrás?Valentino se quedó idiota, el descaro de esa mujer le freía el cerebro. —¿Estás, demente? ¿Por qué iría a verte?—¿Por qué somos esposos? ¿Por qué tenemos dos hijas que nos necesitan?Valentino, apretó los dientes con rabia, nunca se había percatado de esa manera tan sutil que tenía Maritza de manipularlo mediante la lástima.Hasta ahora, que recién se había percatado.¿Siempre había sido así? ¿Por qué no me di cuenta? Pensó.Lástima, eso era lo que le hacía aguantar todas las maquinaciones de ella que en un principio él pensó que se debían a la soledad y el desamor que el sentía en su vida, y sobre todo culpa, culpa por embarazarla, culpa por no amarla como ella se merecía. Siempre se culpó por no darle lo que ella ansiaba. Y esa culpa lo alejaba más.Pero eso era antes, él regresaba cuando ella se sentía enferma, regresaba cuando lo llamaba porque no podía sostenerse en pie, regresaba cuando ella decía que prefería morir a seguir viviendo esa tortur