—Valentino, ¿qué haremos? —pregunto Luana desesperada cuando vio llegar a Valentino con ánimo sombrío, la ropa arrugada y unas inmensas ojeras que demostraban que no había dormido nada desde el día en Alex desapareciera.—No lo sé cariño, hemos agotado todos los recursos y aún no encontramos pista de Alex, es como si se lo hubiera tragado la tierra, Nico ha puesto la denuncia por desaparición, ya lo está buscando la policía directamente, solo es cuestión de tiempo.—Ya vamos a llegar al tercer día desde su desaparición, debe estar asustado, mi pobre bebé.—Lu no te angusties, Alex es un niño muy inteligente, verá la manera de comunicarse con nosotros, ya sea directamente conmigo o con Nicolás, no hay que perder las esperanzas.—Está bien, trataré de estar tranquila. Aunque no creo que sea posible para mí, Siento que en cualquier momento voy a colapsar, estoy llena de angustia.—¿Quieres que llame a Julieta?—No, tengo que aprender a controlar mis emociones, confía un poco en mí.—Sé q
—Viniste — Dijo la mujer mientras saltaba y se arrojaba al cuello de su visitante llena de alegría.—Suéltame, no seas pegajosa —Hablo el hombre con frialdad mientras la empujaba hacia un lado ejerciendo fuerza innecesaria, la mujer tropezó con el mueble para luego sobar su cadera que se había golpeado fuertemente al rebotar contra el piso.—¿Por qué tienes que ser así, Diego? —Pregunto ella haciendo un puchero con sus labios mientras se levantaba del piso suavemente, tratando de soportar el dolor.—¿Por qué me has hecho venir a esta casa? — Dijo Avalos mientras miraba el entorno con desdén.—Pero cariño, ¿a dónde más irías?, si no es aquí conmigo.—Basta Maritza, cualquiera puede vernos, las empleadas, la tía de Valentino, en fin, sabes muy bien que no pueden saber de nuestra relación o todo estará perdido.—No te preocupes, no hay nadie aquí en la casa, la vieja bruja se fue del país molesta con su sobrino porque se llevó a las niñas de aquí, despedí a las chachas, y ahora solo esta
Valentino llegó apresurado a la clínica, estaba sumamente preocupado y molesto. Le dolía en el alma que sus hijas fueran víctimas de las maquinaciones de Maritza y se culpaba por haber sido un inconsciente a la hora de manejar esos asuntos, debió aclarar con sus hijas quien era su verdadera madre en el momento en que se enteró de que eran hijas suyas y de Luana.Con paso decidido se dirigió a la habitación en la que estaba internada Maritza.A mitad de camino, se encontró con Daniel que ya lo estaba esperando.—¿Tienes los papeles?—Ya los redacté y los tengo aquí conmigo, todo está tal y como lo solicitaste.—Bien. —Respondió Valentino, cuya cara solo reflejaba la furia que lo invadía.Solo tenía que esperar que Maritza firmara los papeles para empezar con el trámite de divorcio y en el caso de que se negara tenía sus propios medios para obligarla a firmarlos. No le daría ventaja nuevamente para hacer lo que le diera la gana.Llegaron a la habitación, pero no la sala estaba vacía, un
Luana cargo con Gia y salieron apresuradas, rumbo a la clínica, no le importo su seguridad, solo sabía que su pequeña estaba enferma y se maldecía por haberse quedado dormida y no darse cuenta de que algo sucedía con ella.Finalmente llego.Valentino le dijo que estaban en el segundo piso en el área de pediatría, Giselle estaba con un goteo continuo para bajarle la fiebre.Cuando llego a la habitación vio a su hijita con la cara roja y los ojos vidriosos, aún no hacía efecto el antipirético que habían colocado al suero, el cual estaba conectado a una vena del frágil brazo de la pequeña.—Mami, ¿Gis se pondrá bien?—Si cariño, los medicamentos ayudaran a que le baje la fiebre. — Dijo Luana mientras unas gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.Valentino, puso una de sus manos en su hombro mientras presionaba levemente. —Tranquila, cariño, pronto estará bien.—Si mami, Gis siempre tiene fiebre. ¿Esta vez porque fue papi? —Pregunto la niña.Valentino se inclinó a la altura de su hija y
—Cariño, estoy en casa, ¿vendrás?Valentino se quedó idiota, el descaro de esa mujer le freía el cerebro. —¿Estás, demente? ¿Por qué iría a verte?—¿Por qué somos esposos? ¿Por qué tenemos dos hijas que nos necesitan?Valentino, apretó los dientes con rabia, nunca se había percatado de esa manera tan sutil que tenía Maritza de manipularlo mediante la lástima.Hasta ahora, que recién se había percatado.¿Siempre había sido así? ¿Por qué no me di cuenta? Pensó.Lástima, eso era lo que le hacía aguantar todas las maquinaciones de ella que en un principio él pensó que se debían a la soledad y el desamor que el sentía en su vida, y sobre todo culpa, culpa por embarazarla, culpa por no amarla como ella se merecía. Siempre se culpó por no darle lo que ella ansiaba. Y esa culpa lo alejaba más.Pero eso era antes, él regresaba cuando ella se sentía enferma, regresaba cuando lo llamaba porque no podía sostenerse en pie, regresaba cuando ella decía que prefería morir a seguir viviendo esa tortur
Regreso a la sala donde estaba Gis, observo a su mujer y a sus hijas que lucían tranquilas sin saber todo lo que estaba pasando alrededor de ellas.Luana sintió que era observada y giro levemente mientras su mirada se perdía en el hombre que estaba apoyado en el marco de la puerta, mirarlo hizo que su corazón se estrujara de dolor, su hijo era una réplica de su padre, como no pudo darse cuenta antes.Todo era culpa de Avalos y de aquello que había hecho en su mente. Se odió por ser tan débil y crédula.—Yo… tengo que salir, hay un problema en la empresa que debo resolver. — Hablo Valentino evitando mirarla a los ojos.—¿Eso es más importante que nosotros? — pregunto Luana un tanto decepcionada y frustrada, no cabía en su cabeza que él se fuera estando Giselle hospitalizada.—Cariño, si no fuera importante, no iría; además, tú estás aquí y confío en tu capacidad para resolver cualquier inconveniente que se presente.—Está bien, apenas den de alta a Gis, la llevaré a casa.—Ok. Por cier
Unos pasos apresurados se escucharon a lo lejos. Luana miro hacia atrás y se dio cuenta de que era Valentino que estaba regresando con dos de sus guardaespaldas.—Tino, regresaste — Dijo Luana acercándose a él, pero este la esquivo, dirigiéndose directamente a Maritza.—¿Qué haces de pie? Te han dado de alta ayer, debes estar en cama aún.—Lo sé cariño, pero me preocupé cuando me dijiste que nuestra pequeña estaba en la clínica y no pude quedarme en casa sin tener noticias de ella.Luana miraba atónita lo que estaba sucediendo, ni en sus peores pesadillas hubiera imaginado que esta situación ocurriría, movió la cabeza con desesperación mientras trataba de entender lo que estaba sucediendo.—Valentino, ¿Qué significa esto? — Pregunto desesperada.Valentino por fin la miro, pero su rostro no mostraba ninguna emoción, simplemente la miro como si ella fuera cualquier cosa, su mirada nuevamente se posó en Maritza.—Mary, necesitas sentarte, pronto llegará una silla de ruedas para que estés
El auto avanzó en el silencio de la noche, en el asiento trasero Luana iba dormida y en sus piernas Georgia también descansaba, Nicolás volvió su mirada hacia delante y miro la calle con el ceño fruncido, la lluvia caía en gotas muy finas formando una leve cubierta sobre el parabrisas del auto, era una lluvia de calabobos esa que siempre caía en Lima a mediados de julio volviendo la pista jabonosa y culpable de múltiples accidentes.—Creo que ya es hora de que sueltes la sopa, ¿por qué estás aquí? —Pregunto Nicolás con el ceño fruncido.—Me envió el señor Valentino, a partir de este momento me encuentro a su entera disposición, bueno a la disposición de ustedes; en lo que él regresa.—¿Cómo qué regresa? ¿Ese tío es bipolar o qué?—Tranquilo Nicolás — Hablo Jimmy mientras sacaba un pendrive de su bolsillo y se lo entregaba a Nicolás. — Creo que aquí encontraras todas las respuestas, me lo entrego el señor Valentino antes de entrar a la clínica.Nicolás se quedó absorto mirando el peque