Valentino sonrió, mirando con amor a su pequeña gatita, la atrajo contra su pecho, aun su conciencia remordía por haber aceptado tan fácilmente que ella lo abandonara, si hubiera luchado un poco más no se encontrarían en esa situación.Luana miro su rostro serio, algunas líneas de expresión inundaban su frente, señal de que la edad no pasa en vano, Valentino estaba próximo a cumplir treinta y un años, su madurez se notaba en su rostro, en su cuerpo y en sus acciones.Estiro su mano y trató de alisar la frente del hombre a su lado. —No pienses tanto o esas líneas se volverán un surco. —Sonrió mientras se separaba un poco de él para verlo con mayor detenimiento, su barba estaba un tanto crecida, seguro no se había afeitado en un par de días, pero el hombre frente a ella aún hacía que su corazón palpitara de emoción.Lo amaba tanto, y no entendía como había podido vivir tantos años sin buscarlo, sin querer saber de él. Todo era tan extraño, siendo ella tan posesiva, como era posible que
—Todo está bien, no creo tener problemas con el ambiente, pero si te agradecería que nos dejaras solos, necesito hablar con mi paciente.Valentino hizo un gesto de molestia, se sentía ansioso de dejar a Luana en manos de Avalos, pero no pudo hacer otra cosa que salir de ahí y regresar a la casa. En el camino abrió el programa espía que tenía en el celular y observo atentamente todo lo que ocurría en la habitación.—¿Cómo has estado Luana?—¿Extraña? — respondió ella—¿Extraña? ¿Cómo?—¿Hace cuanto que no tenemos esta charla? — pregunto en respuesta Luana.—¿Tú dime?—Creo que han pasado seis meses desde que no estoy en un consultorio contigo, ¿no?—¿No se supone que debes verme cada tres meses?—Perdón, lo olvidé, tenía demasiadas cosas en las manos de las que tenía que ocuparme.—Pero tu olvido, provoco que tuvieras las crisis conversivas, ¿ahora entiendes por qué no debes olvidarlas?—Lo sé, lo sé. Debo cuidar mi salud.—¿Entonces podemos empezar?—¿No lo estábamos haciendo ya?—Tom
Valentino estaba demasiado alterado, no entendía nada de lo que estaba pasando en ese momento, la perdida de la conexión del programa lo tenía fastidiado, fue tonto al confiarse, pero no esperaba que Avalos fuera tan astuto y usara un bloqueador de señal. Golpeo con fuerza su escritorio, aún podía escuchar a Luana gritar desesperada en la habitación, en cualquier momento regresarían los niños y sería imposible ocultar lo que estaba pasando.Se levantó y salió de su estudio, algo tenía que hacer al respecto. Nicolás seguía en la sala, pero Avalos ya no se encontraba,—Cuñado que fue lo que paso, ¿por qué encerraste a mi hermana?—Quería irse de la casa siguiendo a Avalos, no podía dejarle hacer eso.—Hable con él, para que no se entrometiera. Se supone que debería ayudarnos, no tratar de sacarla de la casa.—Es cierto, pero ya sabes que algo se trae, pero tú aún no lo crees.—Valentino, sé que está enamorado de Luana, pero me cuesta creer que haya tramado algo en contra de ella, no pue
—Tranquila, amor, jamás entregaremos a nuestro hijo, además hablé con Diana, ya le envié la prueba de paternidad donde se demuestra que Alex es mi hijo, ya empezó a hacer los trámites ante el juzgado de familia para la filiación legitimada.Luana lo miro como si él estuviera hablando en chino. — Para que se reconozca a Alex como mi hijo legal. —Puntualizo con una sonrisa, mirándola como si ella fuera una boba.—¿Eso servirá?—Según Diana y Daniel, eso evitará que los padres de Virginia traten de obtener su custodia, por lo pronto lo mejor es que Alex y las niñas no salgan de la casa para evitar cualquier inconveniente.—¿Ellos pueden llevárselo?—Pueden hacerlo, ya que aún no hay custodia legal de Alex, debido a que sus padres adoptivos están muertos, prácticamente él está en el limbo y el estado querrá darle la custodia al familiar más cercano y en este caso serían los abuelos.Luana se sentía frustrada, no podía dejar que se llevaran a Alex y más ahora que ya sabía que el era su hi
Trato de despertarlas, pero ellas no respondían, Nicolás aparto a Valentino y se acercó a las niñas, reviso sus pulsos, las pequeñas estaban frías, pero parecían dormidas, de inmediato sospecho que las habían sedado y dejado a la intemperie por eso estaban tan frías. Rápidamente, se las dio a los guardaespaldas de Valentino para qué las llevaron al interior de la casa grande y pudieran ser abrigadas.Valentino, Nicolás y Luana seguían en la caseta buscando a Alex que no aparecía por ningún lado, las lágrimas corrían por el rostro de Luana, que no sabía si correr con sus hijas o seguir buscando a Alex.En medio de la penumbra reinante, Luana se tropezó con unas tablas que estaban apoyadas contra una pared, estas cayeron al piso estrepitosamente, dejando al descubierto un agujero en el piso, por el que podían pasar fácilmente dos hombres.Nico alumbró con la linterna del celular y vieron una escalera apoyada en la abertura del agujero, trato de bajar en su desesperación por encontrar a
Alex despertó en una cama mullida, no estaba atado, pero sentía un fuerte dolor en la nuca donde le habían golpeado la noche anterior, sacudió su cabeza tratando de despertar completamente, sus primeros pensamientos fueron hacia sus hermanas y empezó a desesperarse, respiro profundo y decidió calmarse, que era la mejor forma de resolver los problemas,Miro a su alrededor y vio que era una habitación equipada y decorada de manera personalizada, para un niño de más o menos su edad, sus sospechas fueron creciendo, observo todo cuidadosamente, se acercó a la ventana de la habitación, observo hacia afuera y por lo que veía, estaba en un noveno o décimo piso, ya que podía ver gran parte de la ciudad, aún estaba en Lima, concluyo luego de pensarlo por un rato.En el pequeño sofá, dentro de la habitación, había un juego de ropa, se lavó cuidadosamente y se cambió con la muda que habían dejado para él. En ese momento sus sospechas cada vez eran más firmes, ya imaginaba quien lo había sustraído
Valentino se quedó despierto toda la noche, se frotó la frente con impaciencia, mientras con su otra mano se presionaba el vientre, tratando de controlar el dolor intenso que tenía en el estómago. Debía volver a la clínica, era necesario que le aplicaran analgésicos de emergencia si quería continuar funcionando.Lamentablemente, la situación en este momento no le permitía hacerlo, si se acercaba a la clínica tendría que quedarse al menos un par de horas, horas en las que debía estar buscando a su hijo. Saco un par de pastillas del bolsillo de su chaqueta y se las tomo sin agua. Luego se paró y se dirigió a la puerta negra entreabierta que estaba frente a él.Dentro de la habitación Nicolás, hablaba con gente uniformada que reaccionaba asintiendo con la cabeza a cada instrucción que él daba, era una sorpresa para Valentino ver a su cuñado en acción, ni en sueños se hubiera imaginado que era un efectivo policial y menos de alto rango a pesar de su edad.Para él siempre había sido un moc
—No me gusta este lugar. —Hablo la mujer mayor.—Tú solo tienes que cuidar al niño, lo demás no importa. Tenemos que ocultarlo hasta que salga la sentencia, por lo pronto nos quedaremos aquí, te guste o no te guste — Sentencio el viejo.María Ugarte, miro desde la ventana hacia la calle y no pudo evitar que su cuerpo se estremeciera al verse rodeada de tanta pobreza, su nariz se frunció en señal de asco, nunca en su vida tuvo carencias, sus padres le dieron todo lo que necesitaba en su vida, nada le falto, hasta que se casó en contra de la voluntad de ellos, pensó estúpidamente que el amor, lo vencía todo sin importar nada. Craso error.Ahora estaba en un lugar lamentable, viviendo una vida miserable, al lado del hombre que prometió darle todo lo que ella necesitara, su mira se perdió en la calle que les rodeaba, trato de mirar más allá, pero un cerro lleno de casas humildes la miraba desde el frente, sus labios se rizaron de manera inconsciente, en la calle una pareja de borrachos tr