Luana, estaba sentada en el asiento del copiloto del auto de Nicolás, mientras acariciaba su vientre de manera distraída, había tenido un sueño extraño, que la dejo pensando toda la mañana. De rato en rato miraba a su amigo mientras conducía, no sabía si contarle su sueño, tal vez la tomaría como una paranoica, pero internamente pensaba que ese sueño se sentía tan real.—Bueno, nena, ¿qué tienes en mente?Ella lo miro de reojo, mientras se mordía la uña del dedo meñique de la mano derecha, indecisa sobre si contarle o no. Suspiro de manera profunda y ese suspiro se dejó oír fuerte y claro en el silencio del automóvil.—¿Me vas a decir, que sucede en esa cabecita loca?—No sé, Nico. Es que tuve un sueño extraño, y me he quedado reflexionando en eso desde que me desperté.—Si me cuentas, tal vez pueda ayudarte a entenderlo. ¿Sabes que los que creen en el metaverso dicen que los sueños que tenemos son reales en otra dimensión?—Baboso, estoy hablando en serio —Respondió Luana haciéndose
—Pásame con ella — respondió este rápidamente. Nicolás le dio el celular a la malhumorada recepcionista que estaba limando sus uñas como si con ella no fuera.—Señorita, le quieren hablar —dijo sin mencionar el nombre de Jimmy.—Clarita. Como es posible que no dejes pasar al nuevo Director del área técnica de la empresa, ¿no lees los comunicados?, ¿qué clase de servicio estás prestando a la empresa?—Señor Quintanilla, lo siento mucho, no pensé que el nuevo director fuera tan joven.—No se le paga por pensar, se le paga por atender y recibir, por favor indícale, al señor Peralta, cuál es su oficina. —Colgó de inmediato, tenía una llamada de Valentino esperando.—Señor Peralta, sígame por favor —indico la recepcionista avergonzada y mostrando una media sonrisa.Ambos caminaron a través de un corto pasillo, frente a ellos se veía una amplia oficina que al parecer acababa de ser renovada,—Bienvenido, director. Esta es su oficina, espero que se sienta cómodo y disculpe por el malentendid
—Si, señorita, iré de inmediato.—Oye, detente ahí, ¡acaso no sabes quién soy! — vocifero la recién llegada—Señorita, Lamas. Disculpe, pero la niña tiene una emergencia, debo ir a llamar al médico.—No te muevas, o le diré a Valentino que te despida.Clara se quedó en una pieza, no sabía qué hacer, estaba asustada de perder su empleo, pero ella también tenía una pequeña hermana, y no le gustaría que nadie le ayudara si estaba en problemas.—Lo siento —dijo y corrió en busca del médico.La mujer se quedó histérica mientras sacaba su celular y procedía a realizar una llamada.—Valentino, estoy en tu empresa, acaba de ocurrir una desgracia, tienes que venir de inmediato a solucionarlo. —hablo mientras sollozaba, Luana la miraba con rabia contenida, mientras Nicolás sopesaba la situación, sabía que alguien se iba a meter en un serio problema.—¿Dónde estás?—Estoy en el piso veinte—Que haces ahí, sabes que no debes ir a ese piso.—Es que no te encontré en tu oficina y me dijeron que ven
Las convulsiones de Luana se calmaron lentamente, mientras él, la sostenía en sus brazos, pero su furia se iba acrecentando con lo último que había mencionado Alex, esa maldita mujer había provocado muchas desgracias en tan poco tiempo, se arrepentía de no haberla puesto en su sitio a tiempo. Pero todo era debido al gran aprecio que tenía por el padre de ella, no debió aceptar cuidarla mientras su mentor y su esposa viajaban a Escocia.—Reina, vete a casa. Iré a verte más tarde.—Pero…—Que te vayas, dije, o hago que seguridad te saque a rastras.En ese momento Jimmy salía del ascensor y miraba asustado el desastre que era la recepción, sabía que se le avecinaba una gran llamada de atención.—Recién apareces, saca a Reina de aquí y llévala a su casa.—Si señor —respondió inmediatamente Jimmy tomando de un brazo a la mujer mientras la conducía a la fuerza al ascensor. El muchacho, sabía que debía desaparecer de inmediato de ahí y rogar porque las aguas se calmaran pronto.—¡Nicolás! —
—Valentino va a escucharme — pensó preocupada, como era posible que descuidara tanto a las niñas y lo peor era que las dejara en manos de esa psicópata. Estaba sumamente decepcionada de Valentino, ¿por qué tenía que estar fuera de casa sin preocuparse por sus hijas?Las miro y sintió que su corazón se encogía de solo pensar en todo lo que habían pasado esas niñas con la loca de su madre. Pero al fin y al cabo esa loca seguía siendo su madre.—Peques, no me han dicho sus nombres.—Yo soy Georgia, me puedes decir Gia —Contesto rápidamente la pequeña que estaba sentada en sus faldas — Y ella es Giselle, pero le puedes decir Gis.—Ustedes saben que soy Luana y soy una vieja amiga de su papá y creo que ya conocen a Alex, él es mi hijo.—Yo pensé que eras su madrina —Replico Gis mientras miraba curiosa a madre e hijo.—Lo que pasa cariño, es que estoy un poco delicada de salud. —trato de explicar, cuando Alex le interrumpió.—Mi mamá, sufre de pérdida de memoria, por eso no se acuerda de al
Nicolás se quedó paralizado con la mano en la perilla de la puerta, su corazón se saltó un latido al darse cuenta todo lo que sabían esos niños, su mente empezó a unir los puntos y quedó muy sorprendido con lo que descubrió.Los datos que estaba escuchando, no eran puras casualidades, el nacimiento de los niños, el parecido que tenían, ¿serian hijos del mismo padre?, pero había algo más, y tenía que descubrir que era eso antes que todo se saliera de control.Su corazón se enterneció al ver a los niños compartir como hermanos. Había vivido los últimos años pendiente de Alex, ese niño era parte de su vida, de su día a día, era su ahijado, pero lo más importante también era su sobrino, observo a Luana quien miraba a los tres niños de manera amorosa y pensó que hubiera sido perfecto si ella fuera madre de los tres pequeños.Las niñas eran muy lindas y le hubiera gustado ser parte de sus vidas, pero eso era un caso aparte, Maritza nunca le hubiera permitido estar junto a ellas, pero ahora
Dejaron a los niños en la sala de recreación, bajo la atenta mirada de Margarita y salieron tras de Valentino, quien los dirigía hacia una oficina al lado opuesto de donde estaban, abrió la puerta y los invito a pasar, dentro ya se encontraban Daniel y Diana esperándolos mientras revisaban unos documentos, alzaron la vista al verlos ingresar.—Hola —Dijo tímidamente Luana mirando a la pareja que la veía de manera extraña.—Hola — dijeron los dos a coro como si estuvieran sincronizados.—Bueno, chicos, gracias por esperar, pero se presentó un inconveniente en el piso veinte y tuve que traer a esta revoltosa —pronuncio mientras miraba con cariño a Luana —pero la traje sin poder explicarle nada de lo que sucedió en estos años.—Oh, ¿entonces no le has dicho nada de nada? — comento curioso el abogado.Luana miro entre Valentino y Daniel, el primero se presionó el puente de la nariz, parecía estresado. Se acercó a él y paso su mano por la espalda tratando de calmarlo.—Tranquilo, aquí esto
Nicolás, se quedó sorprendido, ¿qué era lo que había descubierto Valentino? ¿Sabría toda la verdad? No, eso era imposible, había cubierto muy bien sus pasos para que nadie lo descubriera, sobre todo para que esos miserables no supieran donde estaba.Toco por encima de su camisa la larga cicatriz que cruzaba su dorso a lo ancho de su abdomen, algunas veces dolía o causaba escozor, pero era el recordatorio de por qué se fue de ese lugar y no regreso jamás.Aun hoy, las pesadillas lo acompañaban siempre.Miro a Valentino de reojo, este le sonreía de lado con un aire de complicidad.—Está bien, dime que es lo que sabes.—No te preocupes cuñadito ya te diré, primero vamos a la reunión con los Ugarte.—Hey, Jimmy, ¿por qué demoraste tanto?—Señor, usted me pido que llevara a la señorita Lamas a su casa y eso fue lo que hice, ni se imagina todo el escándalo que hizo. Por cierto, su padre quiere que lo llame.—Está bien, dile que lo llamaré cuando me desocupe, pero no creo que sea el día de h