—Espere un momento. Es inapropiado hablar sobre esto.
—Dígame la verdad, ¿para qué me citó aquí? — noté que se puso de mal humor, no sé si fue por lo que dije.
—Yo…—Si no va a decir nada, entonces ya me voy.
—No estoy acostumbrado a tener conversaciones con una mujer. No sé si pueda comprenderlo. Verá, no entiendo si dije algo mal, si fue así, me disculpo.—Solo quiero que me diga lo que quiere para poder irme. Tengo prisa.
—Sí, iré directamente a lo que quería. Primero que todo, quiero disculparme por lo ocurrido esa noche. No hablo solo de la embarazosa situación que me ocurrió delante de usted, sino por lo ocurrido con mi jefe.—No entiendo por qué quiere disculparse. ¿No obtuvieron lo que querían?—Yo no quería que usted tuviera problemas, solo seguí las órdenes de mi jefe.—Entonces no tiene porqué disculparse, ¿no lo cree? Creo que ya todo se solucionó, de la peor forma, pero sucedió. ¿Para qué quiero su disculpa? ¿Eso cambiará las cosas? Cuénteme, ¿no tendrá otro motivo para estar aquí?
—¿Otro motivo?
—Sí.
—No, no tengo otro motivo. Quise citarla personalmente para disculparme.
—Bueno, si ya terminó, puedo irme— se levantó de la silla, y me levanté también.
—Espere. Puedo comprender que esté molesta conmigo, porque soy empleado de la persona quien hizo la queja e incluso fui yo quien la redacté por orden de mi jefe, pero yo no quería que se viera afectada. Sé lo difícil que es conseguir un trabajo y me hace sentir muy mal esta injusticia que cometieron con usted. No hizo nada malo, al contrario, opino que fue la mejor de todas.
—¿La mejor de todas? — arqueó una ceja, y asentí con la cabeza.—Sí. Para ser honesto, me hubiera encantado verla más tiempo.
—¿Cómo consiguió mis datos?
Si le digo, lo más probable piense que soy un acosador.
—Le aseguro que no soy un acosador, señorita— los nervios me hicieron responder automáticamente lo que pensé.—Estaba pensando eso, pero no creo que los acosadores sean tan atractivos, y a su vez, tan tímidos— se sentó de nuevo en la silla, y me senté también para no ser el único de pie.
—¿Me considera atractivo? — hace mucho no escuchaba eso, y de alguna manera, me hizo sentir bien.
—Lo eres. ¿Cuál es tu nombre?—Steven, disculpe por presentarme tan tarde.—¿Cuántos años tienes?—27, ¿y usted? — esto parecía más un interrogatorio de la policía.—No me trate de usted, me hace sentir vieja y no lo soy. Tengo 23 años, se supone que sea yo quien lo trate de usted.
—¿Me está llamando viejo?
—Tiene mucha suerte, porque físicamente no aparenta esa edad.—Eso me han dicho.
—Oye, viejo. ¿Me consideras bonita?
—¿Por qué me hace esa pregunta? — tartamudeé.
—Curiosidad.
—Pues sí, considero que es muy bonita. ¿No me diga que piensa lo contrario?—No, sé que soy un bombón— sonrió, y miró a través de la vitrina.Me quedé observando esa leve sonrisa que tenía. ¿Por qué siento que algo le sucede? No debo hacer preguntas personales a una desconocida, pero me estaba generando curiosidad saber lo que le sucede, ya que por momentos se ve sonriente y en otros parece distraída.—¿Le sucede algo? Quiero decir, sé que no me conoce y yo tampoco, pero le aseguro que soy muy confiable; aunque no lo parezca— mi comentario la hizo reír, aunque no entendía la razón.—¿Por qué en ocasiones tiende a verse como un tierno bebé? ¿Realmente es un hombre o es una mujer?—No comprendo su comentario.—Yo puedo comprenderme.—¿Quiere tomar algo, señorita?—No, gracias.Es muy complicado poder entablar una conversación con ella. No sé si es que me está esquivando o simplemente la hago sentir incómoda.—¿Le molesta mi presencia, señorita?—No, en lo absoluto. Bueno, no es como que acostumbre a hablar con desconocidos.—Puedo retirarme, si eso le hará sentir cómoda. Sé que hice mal en contactarla y citarla sin siquiera presentarme. Mucho peor, por haber buscado su información personal, pero realmente necesitaba verla para disculparme personalmente. Me gustaría de alguna manera poder ayudarla con lo del trabajo. Si quiere puedo hablar con su supervisora o con la Sra. María para que le devuelvan su trabajo.
—¿No estaría arriesgando el suyo también?—No lo sé, pero la idea de que alguien haya perdido su trabajo por mi culpa, no me hace sentir bien.—Primero que nada, no tuviste la culpa, fue tu jefe, ¿no? Segundo, solo fue una suspensión, nada que no haya experimentado antes y que se vaya a solucionar regresando.—¿La han suspendido antes?—Sí, ya ves que no cumplo con los estereotipos de belleza, solo por mis kilos demás. Eso hace que las personas me juzguen según me ven y no me permitan demostrar mi talento.—¿Qué tienen que ver sus kilos demás? La considero una mujer talentosa, seductora, única y bella— al darme cuenta de lo que dije, tuve que añadir algo más o iba a morir de vergüenza —. Espere, no quería sonar extraño. Perdón si me tomé mucho atrevimiento.
—¿Así que me considera todo eso? Es el primero que me lo dice. Digamos que me siento halagada.—Las personas suelen ser muy crueles, pero no saben de lo que se pierden.—Así que quería verme más tiempo, ¿eh?
—Eso qué había dicho, no quería que sonara también extraño, pero sí me hubiera encantado verla. Fue una lástima que no le permitieron terminarlo.
—¿Y qué sugiere?—¿Sobre qué? — pregunté confundido.—¿Qué sugiere para que pueda verme terminarlo?—¿Se podría? — pregunté sorprendido.
—No me molestaría hacerlo de nuevo— desvió la mirada —. A fin de cuentas, necesito una opinión sincera sobre mi baile.
—Entonces baile para mí.—No pensé que fuera tan directo. ¿No cree que suene muy comprometedor, el pedirle a una mujer que baile para usted?No había pensado en la forma que se podría interpretar. Luego de lo que dijo, en realidad, no pensé claramente en cómo decirlo, me emocioné tanto con la idea, que lo solté cómo salió.—No quise…—Tranquilo. No me molestaría hacerlo. En otras circunstancias no hubiera aceptado esto, pero te me haces una buena persona, así que haré una excepción contigo.—¿Qué día tiene disponible?—Puede elegir el día y el lugar. Estaré un buen tiempo sin trabajar— sonrió.—¿Y por qué no esta noche? Eso sí, salgo tarde del trabajo hoy. Por lo regular, trabajo todo el día y en la tarde-noche.<
—Pero no está bien que lo haga de esa manera.—¿Por qué? Ambos somos adultos y no hay razón alguna para cohibirse. No me molesta que me mires, a fin de cuentas, debes hacerlo cuando baile. A menos que quieras cerrar los ojos mientras lo hago.—¡Por supuesto que no!—Esa es una excelente respuesta.Comimos en silencio, pero cada vez nuestras miradas se cruzaban y sonreía. Luego de finalizar con la comida, ella se levantó con la intención de lavar los platos.—Yo lo hago— dijo.—No se preocupe, puedo hacerlo. No quiero que se ensucie la ropa.—Cocinaste, lo menos que puedo hacer es ayudar a lavar los p
—¿No sería eso muy atrevido de mi parte? — ni las palabras me salían al tenerlas tan de cerca.—¿Por qué te avergüenza tanto? Se supone que quien se avergüence sea yo, por pedirle a un desconocido que se me hace muy tierno, que me toque.—Pero no somos nada como para que la toque. Mi mamá dice que las mujeres no son un bollo de pan para que las manosee, pero más aún, que debo respetarlas. Por lo tanto, no es correcto que se deje tocar de mí. No debo tocarla, por más que quiera.—¿Por qué debes ser tan lindo e inocente? Hace que me sienta la mujer más depravada del mundo.—No es mi intención. Es solo que no somos nada, y esas cosas solo se deben hacer con la persona que uno se case
—Pero si aquí estoy. ¿Por qué vas a querer buscar a alguien como yo?—Tu inocencia a veces me lleva a pensar que es todo una farsa, y que esta faceta que estás mostrando ante mí, es solo para obtener algo a cambio.—¿Qué cosas dices? Realmente es muy complejo comprenderte, pero te juro que voy a buscar la forma de hacerlo. ¿Qué te parece si nos encontramos en mi casa luego de que termine de acompañar a mi jefe? Estoy por asuntos de trabajo aquí y lo dejé ahí dentro sin darle una explicación. Lo más probable tenga problemas ahora cuando entre, pero buscaré la forma de solucionarlos. Esta noche estoy libre del restaurante, así que puedo preparar algo de cenar para los dos y hablamos con calma, ¿te parece?—Está
—Dame un momento— le di la espalda para poder presionar mi pecho.—¿Estás molesto?—Claro que no, solo sorprendido. ¿Por qué hiciste eso?—Fuiste tú quien me lo dio, ¿no? ¿No fue eso lo que te pedí? Te avisé, pero no captaste mi pedido. Los amigos comparten las cosas.—Pero ¿por qué hacer una expresión así?—¿Qué tipo de expresión?—No dije nada— la oí reír de nuevo, y la miré—. Veo que has encontrado la forma de divertirte, y es burlándote de mí.—No me estoy burlando, pero deberías d
Me di tanta prisa para ir al baño, que la dejé con la palabra en la boca. Eso fue muy descortés de mi parte, pero no soportaba estar un segundo más ahí. Todo mi cuerpo estaba sudoroso, no pareciera que me hubiera bañado hace poco.Aún no puedo creer que estas manos acaban de acariciar y tocar la piel de una mujer. Nada más de pensar en ello, la piel se me eriza. Ella es mucho más de lo que puedo soportar.Si me hubiera quedado ahí, no sé lo que hubiera ocurrido. Estaba fuera de sí, mi mente no estaba pensando claramente. Incluso ahora, que ella no está conmigo, estaba teniendo pensamientos que jamás se me habían cruzado con una mujer. Mi imaginación estaba muy activa, imaginando lo que podría sentirse al probar esos labios tan suaves; esos labios que aún la sensación de s
—No quiero que pienses que me estoy aprovechando de la situación que estás pasando. En este momento estás muy vulnerable y lo más probable por eso dijiste eso, pero no quiero hacerte sentir incomoda por mí. Eres muy bonita y realmente me gusta todo lo que he conocido de ti y, a decir verdad, quisiera conocerte mucho mejor. No quiero faltarte el respeto, haciendo algo que solo por las ganas y el momento suceda.—¿No te das cuenta de que en este momento muero por eso? Solo bésame, y no digas nada más.A pesar de lo que dijo, no esperé que ella fuera quien lo hiciera. Todo pasó tan rápido, que no tuve tiempo de procesar lo que dijo. El calor y la suavidad de sus labios lo pude percibir claramente en los míos. Y es que no me atrevía a mover ni un solo músculo luego de esa sensación tan poten
Entre apasionados besos y el vaivén de nuestros cuerpos, no sé en qué momento o cómo llegamos al cuarto. Nuestra respiración estaba agitada, y es que no nos habíamos separado en ningún instante. Mi mente estaba nublada, como para pensar con claridad en lo que hacía. En el momento de separarnos, posó sus dos manos sobre mi pecho.—Eres muy lindo, Steven— sus manos se deslizaron hasta llegar al borde de mi camisa, y la subió por completo hasta dejarme descubierto.—Es muy vergonzoso que me veas así— desvié la mirada.—No, no debe ser vergonzoso. Me gusta cómo te ves. Acuéstate en la cama.—¿Para qué?—Solo hazlo— tragué