Steven
Luego de salir de la oficina, regresé a mi casa a ducharme para poder llegar a tiempo a mi segundo trabajo. Llevo trabajando en ese restaurante por alrededor de dos años como cocinero. Me han querido dar la oportunidad de trabajar a tiempo completo, pero eso implicaría tener que abandonar la empresa y a mi actual jefe, algo que sería cobrar menos y no estoy preparado para hacer un cambio tan drástico ahora. He vivido casi toda mi vida teniendo mis ahorros para poder abrir un restaurante adaptado para niños. Es un sueño que promete llevar mucho tiempo, pero nada podrá quitarme esa meta.Todo surgió cuando pequeño, cuando aún mi papá estaba conmigo. Él siempre quiso ser un gran cocinero y me enseñó mucho de él; sus recetas y sus técnicas, entre otras grandes cosas. Quisiera hacer su sueño realidad, de abrir un restaurante en su nombre, cuestión de que donde quiera que esté, se sienta orgulloso al verme realizado, de hacer lo que aun cuando él estaba con vida, no pudo lograr.Mi padre enfermó cuando cumplí mis quince años. Los médicos no hallaban nada extraño en él, pero tenía cada vez ciertas recaídas, que lo hacían terminar en el hospital. No le prestó la atención necesaria y siguió descuidándose para cuidar de nosotros. Trabajaba arduamente para mantener a su familia. No éramos una familia pudiente, pero jamás nos faltó nada.Un día sufrió un desgaste físico, o eso fue lo que creyeron los médicos que era en aquel entonces, pero cuando dieron con el verdadero diagnóstico, ya era muy tarde. Fue diagnosticado con leucemia, y solo duró tres meses, antes de que esa enfermedad se lo fuera devorando rápidamente. Estuve con él en sus últimos momentos. Aún ahora, es algo que nunca olvidaré.Desde entonces me hice cargo de mi mamá, ya que estaba destruida, tanto como yo. Mis hermanos regresaron dos días después de haberse enterado de la noticia, solo con la intención de quedarse con lo que nos hubiera dejado mi padre, pero no era como que hubiéramos tenido mucho.Desde mis quince años, trabajé limpiando casas, cocinando para los vecinos, ganando el dinero a base de cualquier trabajo que me ofrecieran, mientras que mi mamá tejía en los momentos que tenía libre de la fábrica de tejer. Mis estudios logré costearlos con lo que nos ganábamos trabajando honradamente. Mis hermanos jamás se inmutaron en ayudarnos, ellos se independizaron desde muy jóvenes, ya que, según ellos, no soportaban la miseria en que vivíamos. No los he visto desde hace tres años, algo que, en realidad, ni me hace falta. Para mí es como si no tuviera hermanos, a fin de cuentas, para ellos jamás fuimos importantes. Por otra parte, suelo enviarle dinero a mi mamá. He pensado en traerla conmigo, pero decidió quedarse trabajando aún en la fábrica. El día que me encuentre estable completamente, la traeré a vivir conmigo.Hoy el restaurante no estuvo muy ocupado, algo que, de cierta forma, me entristece porque me gusta estar ocupado todo el tiempo.—Steven… — estaba en un leve letargo, cuando Stella se me acercó.—¿Sí?—El jefe quiere verte. Te está esperando en la oficina.—Gracias. Voy enseguida.—Oye, no pensarás dejar la freidora encendida, ¿verdad? — sonrió, y fue cuando me percaté de que en realidad sí la había dejado encendida. Se supone que, a esta hora, ya todo hubiera estado apagado y recogido.—Lo siento, estaba distraído— la apagué, y pasé el paño por el borde para limpiarlo, cuando su mano aterrizó justo encima de la mía —. ¿Qué haces? — pregunté nervioso.—Ve con el jefe. Yo limpio lo que falta.—Gracias, Stella — sonreí, y solté el paño para poder irme hacia la oficina de mi jefe.Toqué la puerta y él me permitió entrar.—¿Cómo está todo, Steven?—Bien, señor.—Necesito que me traigas tu certificado de vacuna mañana. Mañana en la tarde harán una inspección y quiero que todo esté al día.—Por supuesto.—Otra cosa; el sábado te necesito aquí. Habrá una actividad y quiero que te hagas cargo de los demás empleados.—Lo haré, señor.—Mi hija vendrá al restaurante ese día y quiere verte. La dejo en tus manos.—La pequeña y dulce Amanda. Pensé que no regresaría, señor.—Su mamá ha estado muy ocupada y me la envió de vuelta. A veces siento celos de la forma en que esa pequeña te menciona. Tal parece que te quiere más a ti que a mí— rio—. Te agradezco mucho el trato que le has brindado a mi pequeña, Steven. Es muy extraño que ella se sienta a gusto con alguien más, y ella te ve como un hermano mayor.—Para mí es un gusto. Ella es un dulce Ángel. No puedo esperar para compartir con ella.A la mañana siguiente me dirigí a la empresa como de costumbre. El jefe llegó minutos después de yo haber llegado. Es extraño que haya venido de buen humor hoy. Por lo regular, tiene un carácter fuerte con todo el mundo.—¿Alguna buena noticia, señor?—Veo que ya me conoces. Voy a casarme. ¿Puede existir una mejor noticia? — rio, y se sentó en su silla.¿Cómo puede decirlo, así como así, como si estuviera soltando cualquier otra noticia?—No sabía que planeaba pedirle matrimonio a la Srta. Mariana, señor.—Ella me lo pidió a mí.—¿Ella a usted?—Claro, jamás se me hubiera ocurrido esa idea.—Eso es… — extraño—, fabuloso, señor. ¡Felicitaciones! — sonreí nervioso.—Dile a mi padre que quiero reunirme con él. Ah, y que ya logré en parte enmendar la estupidez que hizo.—Disculpe, ¿cuál estupidez?—Lo de la bailarina, si es que se le puede llamar así. Por alguna razón, no recibieron la carta que te mandé a enviar, así que tuve que llamar yo mismo para asegurarme de que tomaran cartas en el asunto.—¿Cartas en el asunto? ¿Cómo qué?—De que la suspendan o que la despidan. ¿Qué más? Gracias a esa mujer, casi perdemos el cierre de un contrato muy importante. ¿Qué hay con esa cara? ¿Por qué no entregaste la carta que hiciste?—Yo la llevé, señor.—Ellos no la recibieron. Hazla de nuevo, y déjasela llegar a la Sra. María lo más pronto posible.—Está bien, señor.No quería que esa señorita tuviera problemas y, aun así, no pude evitar que eso le sucediera.Luego de hacer todos mis deberes, me dirigí a la agencia directamente. Hice la carta y se la entregué a la recepcionista, para que se la hiciera llegar a la Sra. María. Quise averiguar sobre ella, para nadie quiso darme información. Lo único que pudieron decirme fue su nombre, pero ¿cuántas Mónica no existen?Al regresar a la oficina, estuve en busca de ella en el computador. Lo único que podía hacer era entrar a la página de la compañía y buscar entre todas las chicas que están inscritas.Dicen que el que busca encuentra, y efectivamente apareció su nombre y el apellido, pero no había más información. Opté por escribir su nombre en línea, fue cuando aparecieron varios currículos y aplicaciones de trabajo. Busqué entre ellas y vi una foto de ella. Se veía muy distinta a como la vi esa noche. Lo único que tenía de contacto era su correo electrónico y su número de teléfono, pero no sé si realmente vaya a responderme. Además de que, en parte fue mi culpa de que tuviera problemas. No me gusta ser partícipe en este tipo de injusticias, y más sabiendo que ella no hizo nada malo. Por otra parte, creo que le debo una disculpa por lo ocurrido la última vez. Pensándolo bien, si le digo quien soy, recordará ese incidente de aquel día y no querrá verme. Ante sus ojos, solo soy un pervertido que se excitó por haberla visto bailar.Entre tanto pensar y pensar, me arriesgué a contactarla por mensaje de texto. Para ser sincero, puedo redactar cualquier cosa, pero cuando se trata de una chica, soy un completo desastre. Tampoco me atrevía a llamarla, sé que, si me reconoce, voy a morir de la vergüenza. Además de que, esa no es la forma correcta de disculparse.El mensaje pareció más una cita, que cualquier otra cosa. Fui tan imbécil que ni siquiera le escribí mi nombre, le envié mensaje como si de un socio de la empresa se tratara. Mi papá decía que los hombres se deben disculpar como hombres, pero ¿cómo le doy la cara a una mujer a la cual causé la peor de las impresiones?La cité en la cafetería que queda justo al frente de la empresa. Estaba seguro de que ella no vendría, y más al recibir una invitación de un desconocido. Aun así, quise arriesgarme a citarla.Escogí la hora de salida para que así pudiera tener tiempo de esperarla, por si acaso aparecía. Como era de esperarse, a la hora que la cité no apareció. Cuando me disponía a irme, me topé con ella frente a la puerta. Creí que no iba a reconocerme, ya que al final de cuentas, estaba de salida. A pesar de no tener maquillaje como esa noche, se veía linda.—¿Tú eres quien me citó? — preguntó directamente, sin decir una sola palabra más.Entonces sí se acordó de mí. Me puse muy nervioso sin saber qué responderle.—Sí, verá quería hablar con usted.La vi bajar la mirada y sonreír.—¿De qué se ríe?—¿De nuevo con su problema? — su pregunta me hizo mirar mi pantalón, pero no estaba alegre como para que ella estuviera riendo.Ya estaba a punto de taparme, creyendo que había sucedido la misma vergüenza de ese día. Tal parece que estaba burlándose de mí.—No, no es cierto.—¿A qué se debe esta cita? Para ser honesta, no planeaba venir, pero la curiosidad me estaba matando.—¿Podemos entrar y hablar con más calma, Srta. Mónica?—Veo que hasta mi nombre sabe. ¿Es un acosador?—Claro que no, se lo juro— solté nervioso, y ella sonrió.Entramos a la cafetería y nos sentamos en una mesa. Estaba tan nervioso, que no encontraba ni cómo hablar.—Primero que todo, quiero disculparme por lo sucedido esa noche. Fue muy vergonzosa esa situación, y sé que debió sentirse incómoda por mi culpa.—A decir verdad, no. No es como que sea usted de hierro, ¿o sí? Es normal que se haya sentido así al ver a las chicas danzar.—¿A las chicas?—Sí.—Yo no estaba así por ellas, creo que se ha confundido.—Ah— recostó sus codos sobre la mesa, y sonrió—. Entonces ¿por quién estaba así?—Espere un momento. Es inapropiado hablar sobre esto.—Dígame la verdad, ¿para qué me citó aquí? — noté que se puso de mal humor, no sé si fue por lo que dije.—Yo…—Si no va a decir nada, entonces ya me voy.—No estoy acostumbrado a tener conversaciones con una mujer. No sé si pueda comprenderlo. Verá, no entiendo si dije algo mal, si fue así, me disculpo.—Solo quiero que me diga lo que quiere para poder irme. Tengo prisa.—Sí, iré directamente a lo que quería. Primero que todo, quiero disculparme por lo ocurrido esa noche. No hablo solo de la embarazosa situación que me ocurrió delante de usted, sino por lo ocurrido con mi jefe.—No entiendo por qué quiere disculparse. ¿No obtuvieron lo que quería
—No pensé que fuera tan directo. ¿No cree que suene muy comprometedor, el pedirle a una mujer que baile para usted?No había pensado en la forma que se podría interpretar. Luego de lo que dijo, en realidad, no pensé claramente en cómo decirlo, me emocioné tanto con la idea, que lo solté cómo salió.—No quise…—Tranquilo. No me molestaría hacerlo. En otras circunstancias no hubiera aceptado esto, pero te me haces una buena persona, así que haré una excepción contigo.—¿Qué día tiene disponible?—Puede elegir el día y el lugar. Estaré un buen tiempo sin trabajar— sonrió.—¿Y por qué no esta noche? Eso sí, salgo tarde del trabajo hoy. Por lo regular, trabajo todo el día y en la tarde-noche.<
—Pero no está bien que lo haga de esa manera.—¿Por qué? Ambos somos adultos y no hay razón alguna para cohibirse. No me molesta que me mires, a fin de cuentas, debes hacerlo cuando baile. A menos que quieras cerrar los ojos mientras lo hago.—¡Por supuesto que no!—Esa es una excelente respuesta.Comimos en silencio, pero cada vez nuestras miradas se cruzaban y sonreía. Luego de finalizar con la comida, ella se levantó con la intención de lavar los platos.—Yo lo hago— dijo.—No se preocupe, puedo hacerlo. No quiero que se ensucie la ropa.—Cocinaste, lo menos que puedo hacer es ayudar a lavar los p
—¿No sería eso muy atrevido de mi parte? — ni las palabras me salían al tenerlas tan de cerca.—¿Por qué te avergüenza tanto? Se supone que quien se avergüence sea yo, por pedirle a un desconocido que se me hace muy tierno, que me toque.—Pero no somos nada como para que la toque. Mi mamá dice que las mujeres no son un bollo de pan para que las manosee, pero más aún, que debo respetarlas. Por lo tanto, no es correcto que se deje tocar de mí. No debo tocarla, por más que quiera.—¿Por qué debes ser tan lindo e inocente? Hace que me sienta la mujer más depravada del mundo.—No es mi intención. Es solo que no somos nada, y esas cosas solo se deben hacer con la persona que uno se case
—Pero si aquí estoy. ¿Por qué vas a querer buscar a alguien como yo?—Tu inocencia a veces me lleva a pensar que es todo una farsa, y que esta faceta que estás mostrando ante mí, es solo para obtener algo a cambio.—¿Qué cosas dices? Realmente es muy complejo comprenderte, pero te juro que voy a buscar la forma de hacerlo. ¿Qué te parece si nos encontramos en mi casa luego de que termine de acompañar a mi jefe? Estoy por asuntos de trabajo aquí y lo dejé ahí dentro sin darle una explicación. Lo más probable tenga problemas ahora cuando entre, pero buscaré la forma de solucionarlos. Esta noche estoy libre del restaurante, así que puedo preparar algo de cenar para los dos y hablamos con calma, ¿te parece?—Está
—Dame un momento— le di la espalda para poder presionar mi pecho.—¿Estás molesto?—Claro que no, solo sorprendido. ¿Por qué hiciste eso?—Fuiste tú quien me lo dio, ¿no? ¿No fue eso lo que te pedí? Te avisé, pero no captaste mi pedido. Los amigos comparten las cosas.—Pero ¿por qué hacer una expresión así?—¿Qué tipo de expresión?—No dije nada— la oí reír de nuevo, y la miré—. Veo que has encontrado la forma de divertirte, y es burlándote de mí.—No me estoy burlando, pero deberías d
Me di tanta prisa para ir al baño, que la dejé con la palabra en la boca. Eso fue muy descortés de mi parte, pero no soportaba estar un segundo más ahí. Todo mi cuerpo estaba sudoroso, no pareciera que me hubiera bañado hace poco.Aún no puedo creer que estas manos acaban de acariciar y tocar la piel de una mujer. Nada más de pensar en ello, la piel se me eriza. Ella es mucho más de lo que puedo soportar.Si me hubiera quedado ahí, no sé lo que hubiera ocurrido. Estaba fuera de sí, mi mente no estaba pensando claramente. Incluso ahora, que ella no está conmigo, estaba teniendo pensamientos que jamás se me habían cruzado con una mujer. Mi imaginación estaba muy activa, imaginando lo que podría sentirse al probar esos labios tan suaves; esos labios que aún la sensación de s
—No quiero que pienses que me estoy aprovechando de la situación que estás pasando. En este momento estás muy vulnerable y lo más probable por eso dijiste eso, pero no quiero hacerte sentir incomoda por mí. Eres muy bonita y realmente me gusta todo lo que he conocido de ti y, a decir verdad, quisiera conocerte mucho mejor. No quiero faltarte el respeto, haciendo algo que solo por las ganas y el momento suceda.—¿No te das cuenta de que en este momento muero por eso? Solo bésame, y no digas nada más.A pesar de lo que dijo, no esperé que ella fuera quien lo hiciera. Todo pasó tan rápido, que no tuve tiempo de procesar lo que dijo. El calor y la suavidad de sus labios lo pude percibir claramente en los míos. Y es que no me atrevía a mover ni un solo músculo luego de esa sensación tan poten