Bendición de Dios

Anoche, luego de arreglar nuestras situaciones, regresamos a nuestra casa juntos. Hemos planificado ir a la casa de sus padres hoy para buscar su ropa y el auto. Ellos nos recibieron con los brazos abiertos. No esperé verlos tan animados y felices.

—¿Cómo les fue en su reconciliación? — fue la pregunta inicial, antes de cualquier otro saludo.

—Realmente no parezco tu hija. ¿Cómo pudiste amarrarme de esa manera y entregarme, así como así? — pregunta directamente Mónica.

—¿Mi yerno tiene alguna queja? — los dos me miraron y sacudo las manos.

—No haré comentarios al respecto.

—¿Cómo que no harás comentarios? Luego del trabajo que pasé, quiero al menos saber entre la escala del al 10, ¿cuán resistente fueron los amarres? — viendo que Mónica no me está mirando, le muest

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