—Creo que te has excedido, Mónica— comenté, y ella me miró.
—Lo siento, Steven. Tienes toda la razón, pero hablaremos de esto en otro momento. Solo diré una cosa más antes de irme, y es que esto no debe causarle problemas a Steven, porque esto es algo ajeno a él. Desde hace mucho quería tenerlo frente a frente. No creo que deba mencionar las razones, porque mejor que nadie debe saberlas. Espero esté satisfecho luego de todo lo que me hizo pasar, sin yo hacerle nada usted. Ten un buen día, Steven. Y siento mucho que no sea igual de buena que tú— sonrió, y volvió a subirse en el auto.
Quería ir tras ella, pero me sentía entre la espada y la pared. Ni siquiera me atrevía a mirar a mi jefe. Sé que esto tendrá muchas consecuencias, así que debo prepararme para ellas.
Tuve que esperar a que él pudiera recuperarse un poco. Su prometida también trató de ayudarle, pero él no quiso la ayuda de nadie.
—¡Lárgate de aquí! Quiero
—Cuando estábamos allá me pareció que estabas disfrutando de esto, así que ¿por qué no hacerlo de nuevo, ahora que estamos a solas? — su rodilla frotó mi parte baja, y llevé mi mano a la boca—. No hagas trampa. Tampoco te contengas. Permíteme escucharte mejor— me quitó la mano de la boca, mientras continuaba frotando su rodilla en mi erección.Estaba tratando lo más que podía de no hacer esos quejidos tan extraños, que de lo más profundo de mi ser se escapaban, pero era imposible. A pesar de tener el pantalón, esa sensación era placentera y se sentía cada vez más fuerte.—No quiero que crucemos esa línea todavía, Mónica.—Hay formas de divertirnos, sin cruzar la línea de la que tanto hablas.—No lo entiendes. Cada segundo que te ten
Mi primera reacción fue subirme encima de ella. La tenía justo debajo de mí, y no sé por qué solo con eso, sentía mi cuerpo ardiendo. Mi corazón latía apresuradamente, y mis manos estaban temblorosas, a pesar de que estaban a ambos lados de ella.—¿Qué haces? — preguntó en un tono dulce.—No lo sé— mi respuesta le hizo soltar una risita burlona.—Lo que hiciste fue por instinto. Estamos mejorando— no entendí a qué se refirió, pero aun así traté de mantener la calma.Ni cuenta me había dado de que mi rodilla estaba en medio de sus piernas y su muslo estaba presionando mi erección. Cuando caí en cuenta, la vi esbozar una sonrisa. Su mano sujetó la mía y traté de mantener el equilibrio solo con una.—Voy a mostrarte algo&m
Sentí su mano meterse dentro de su ropa interior y, en instantes su dedo moverse a la par de los míos. Su interior se contraía y palpitaba mucho, podía percibirlo en mis dedos. Su cuerpo se movía solo, como si quisiera acelerar de alguna forma los movimientos. Cuando de pronto la vi arquear la espalda. Una presión expulsó mis dedos y un líquido emergió de su interior, mojando parte de su ropa interior e incluso la cama. Su cuerpo estaba temblando como nunca y ella continuaba gimiendo aun sin tener mis dedos dentro.Su respiración entrecortada, su cuerpo sudoroso y su expresión en ese momento, tenía todo mi cuerpo tembloroso y ardiendo. Miré mis dedos y estaban llenos de ella, motivo suficiente para sentirme dichoso.—Gracias, Mónica.—¿Por qué? — preguntó con su dulce voz entrecortada.—Grac
—Estás muy directa.—¿Y alguna vez no lo he sido? Admite que te gusta que sea así.—Me gusta todo de ti.—Tú, y esos ataques sorpresa— desvió la mirada, y retomó su postura.—Volviendo al tema principal. Quiero conocer a tus padres y decirles lo serio que va nuestra relación. Sé que deben preocuparse, así que trataré de calmarlos y hacer las cosas como Dios manda.—Tu dulzura y seriedad es tan irresistible, que siento ganas de continuar lo que comenzamos anoche— mordió sus labios, y tragué saliva.—Creo que deberíamos desayunar, antes de que se enfríe, Mónica— sonreí nervioso al ver esa intensidad en su mirada.Definitivamente estaba hablando en serio, y esa es una de las tantas cosas, que me encanta de ella.Mientras estábamos desayunando, ella acaric
—¿Te he dicho lo especial que eres? Cada segundo que pasa, siento que me enamoro más y más de ti, Steven. Jamás había deseado algo con tantas fuerzas, a como deseo que seas solo mío. No sé qué me hiciste, pero no paro de imaginar un futuro contigo. Lo nuestro fue tan repentino, que muchas veces tengo miedo de que esto solo sea un sueño— sus ojos se veían llorosos, y realmente no me gustó para nada verla así.No pensé que ella se estaría sintiendo de esta manera. De haberlo sabido a tiempo, hubiera hecho todo para evitar que esa mirada tan serena y dulce que siempre tiene perdiera ese brillo, así fuera por una fracción de segundo.—Oye, mírame— acaricié sus mejillas con ambas manos, y la miré tratando de mostrarle la seriedad y seguridad detrás de mis palabras—. No es un sueño, Mónica. Tod
Les di el espacio de que se quedaran a solas unos momentos y se despidieran, no quería estar en medio de ellas. Sé que debían tener sus cosas de que hablar. Al rato, Mónica salió de la casa y se subió al auto.—Creí que no saldría nunca. Perdóname por hacerte esperar.—No importa.—¿Tienes traje de baño?—¿Traje de baño? No.—Hay un lago cerca de aquí. ¿Te gustaría acompañarme?—Pero no tengo ropa adecuada.—No importa. Al lugar que te llevaré, casi nunca hay gente y podrás incluso entrar en ropas menores. No tienes sueño, ¿o sí?—No, me siento bien. Anoche dormí muy bien.—Yo también.Manejé hacia donde me dijo y, efectivamente estaba todo desolado. Caminamos mirando todo alrededor, y rea
—Me gustas mucho. Y desde que te comencé a tratar, ese se volvió uno de mis planes y metas— removí el mechón de cabello que cubría su rostro, y lo llevé por detrás de su oreja—. Ahora entiendo lo que sentía mi papá cuando estaba con mi mamá. Siempre me pregunté, ¿qué se siente al estar enamorado? Esa respuesta la obtuve luego de conocerte. Es como una calidez y hormigueo en el pecho, pero que también se apodera de mi estómago. Siento que puedo contra todo, solo con tenerte cerca y ver tu linda sonrisa. Es un sentimiento muy bonito, que no creí conocer algún día, y ya ves que tú me lo has hecho experimentar desde el primer momento en que te vi.—¿Y qué pensaste cuando me viste?—¡Dios mío! — sonreí al recordar ese momento —. Te consideré la mujer más
—¿Qué has dicho? — preguntó sorprendida.—Quiero probar— acerqué mi lengua y la rocé entremedio de sus labios, y sus piernas temblaron.No me equivoqué, su sabor sí era dulce y muy delicioso. Mi descubrimiento la hizo tratar de cerrar las piernas.—Te prometí que te detendría si algún día pierdes el control, pero si sigues de esta manera, no sé si pueda hacerlo— su respiración estaba entrecortada, y se escuchaba muy tierna así.—¿Cómo podría arrepentirme de algo que sabe tan bien? — abrí sus piernas, y me adentré a continuar mi recorrido con la lengua.Nunca había probado algo tan exquisito y adictivo en mi vida. Era como si lengua estuviera experimentando un cosquilleo en la punta de ella. Escuchaba sus dulces gemidos y como su mano se entrelazó en mi pelo