Afortunado

Sentí su mano meterse dentro de su ropa interior y, en instantes su dedo moverse a la par de los míos. Su interior se contraía y palpitaba mucho, podía percibirlo en mis dedos. Su cuerpo se movía solo, como si quisiera acelerar de alguna forma los movimientos. Cuando de pronto la vi arquear la espalda. Una presión expulsó mis dedos y un líquido emergió de su interior, mojando parte de su ropa interior e incluso la cama. Su cuerpo estaba temblando como nunca y ella continuaba gimiendo aun sin tener mis dedos dentro.

Su respiración entrecortada, su cuerpo sudoroso y su expresión en ese momento, tenía todo mi cuerpo tembloroso y ardiendo. Miré mis dedos y estaban llenos de ella, motivo suficiente para sentirme dichoso.

—Gracias, Mónica.

—¿Por qué? — preguntó con su dulce voz entrecortada.

—Grac
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