El fin de semana llegó y trajo consigo la ansiedad y los nervios, ya que hoy conoceré al papá de Mónica. Además de que preparé una sorpresa para ella, pero para dársela debo tener primero la aprobación de su padre. Quiero mostrarle la seriedad y aliviar la preocupación que puedan tener. Debo pensar en que la posición de sus padres ha de ser compleja también, ya que es la única hija que tienen.
Busqué a Mónica a la casa y la llevé a dónde estaríamos reuniéndonos con sus padres para ir a acampar. Mónica se había dado cuenta de mis nervios y creo que por eso me sujetó la mano por todo el camino. Solo sentir su mano sobre la mía, traía esos recuerdos de esa noche; no sé si a ella le ocurra lo mismo.
—¿Te sientes bien? — preguntó al momento de estacionarme—. Te he notado nervio
—Me alegra mucho que usted comparta el mismo pensar que yo sobre ella. Su hija es muy importante para mí, la veo como una diosa; la diosa que trajo a mi vida la felicidad que jamás creí conocer. Ahora puedo entender por qué ella es tan maravillosa. Tiene unos padres que se preocupan por su felicidad y bienestar, y es algo que realmente lo aplaudo. No puedo pedirle que confíe en mí, porque no me conoce y yo tampoco a usted, pero le puedo dar mi palabra de que sería incapaz de hacerle daño a su hija— le miré fijamente y le hablé con toda la sinceridad del mundo—. Yo quiero mucho a su hija y la quiero para bien. Como prueba de todo lo que he dicho, deseo aprovechar este momento para pedirles formalmente la mano de su hija Mónica.—Este hombre me agrada. Los tiene bien puestos para atreverse a responder.—Papá, ya basta— le pidió Mónica.
Organizamos nuestras cosas, en especial las tienditas. El día no puede pintar mejor. Estoy en compañía de sus padres, quienes han sido muy amables conmigo y me han aceptado como parte de su familia y con mi prometida Mónica, a la que no puedo dejar de contemplar su belleza. Su sonrisa es la más deslumbrante que alguna vez haya visto. No puedo esperar a tenerla conmigo para siempre, por poder despertar todos los días a su lado y que esté entre mis brazos.—¿En qué piensas? — verla delante de mí, hace que los nervios vuelvan a aparecer, tal vez porque se ha debido dar cuenta de que la he estado mirando todo este tiempo.—El día está muy bonito.—¿Entrarás al lago conmigo?—¿Tus padres vendrán?—Por supuesto. El día está caliente y aún es temprano, así que tenemos tiempo dem&aac
Mónica se levanta, mientras trata de controlar la risa.—¡Ya vamos! — le avisa a sus padres desde acá—. ¿No te vas a poner también? —cuestiona, refiriéndose al bronceador.—Sí, ve dentro con tus padres, ya te alcanzo.—No estás entendiendo —me arrebata el bronceador de las manos—. Quiero hacerlo yo— levanta mi camisa por ambos bordes, hasta quitármela.—Tus padres están mirando para acá.—¿Y eso qué? Acabas de ayudarme, así que me toca a mí — frota el bronceador en sus manos y luego se concentra en esparcirlo por mi pecho—. Me gusta tu cuerpo — murmura, dibujando corazones con el bronceador en mi pecho.Luce muy linda cuando se concentra en algo. Sus manos están calientes y siguen igual de suaves. No se supone que esté poniéndome as&iac
Salimos para ir a ayudarle, pero su mamá se va con ella, dejándome solo con su papá. Mientras le ayudo, pregunta algo que me hace mirarlo.—¿Qué planes, aparte de casarte, tienes con mi hija? — su pregunta la considero válida, pero curiosa.—¿Se refiere a planes a largo plazo?—Hablo de un nieto.—¿Un nieto? No, todavía es muy pronto para eso — agito la cabeza nervioso.—Lo mismo pienso. Ambos son jóvenes todavía y pueden disfrutar de esa etapa a la que van a enfrentarse a plenitud, pero con responsabilidad.Se siente raro hablar de este tema con su papá.—Opino lo mismo que usted, señor.—Te ves mucho más decente que la otra escoria que tenía —como que ya había escuchado algo parecido anteriormente —. Estaba seguro de que aquel tipo, tenía mal&i
Han pasado cinco días, Mónica y yo decidimos que hoy iríamos a conocer a mi madre y luego se instalaría en mi casa. Nos habíamos visto poco, ya que he tenido que trabajar horas extras por los días que pedí libre. Fueron largas horas de viaje para llegar al estado donde mi mamá se está quedando, pero al fin pudimos llegar.—Ahora soy yo la que está nerviosa. Me están temblando las piernas.—No estés nerviosa. Estoy seguro de que le caerás bien. Ella es muy amable y dulce, ya lo verás. Estará feliz de saber nuestra noticia.—¿Crees que me veo bien?—Tú siempre te ves hermosa, no importa lo que lleves puesto; incluso desnuda eres perfecta.—No deberías estar hablando de eso. No vaya a ser que tengamos que detenernos en un Hotel cuando regresemos.—No se oye mal.—Aú
Todas sus palabras me dolieron, porque creí que ella se pondría feliz con la noticia, con la relación entre Mónica y yo, pero me he equivocado. Además de que el simple hecho de oír que se está refiriendo a ella de esa forma tan cruel y sin siquiera conocerla, me hizo perder el control por completo.—¡Ya basta! — jamás me hubiera atrevido a alzarle la voz a mi madre, pero me sentí presionado y muy herido—. Mónica es una mujer sumamente especial. Es inteligente, trabajadora, honesta, noble; es una mujer maravillosa y perfecta; aunque digan que la perfección no existe, esa palabra para mí la describe a la perfección. Está fuera de lugar que quieras hacerme elegir entre las dos, porque para mí las dos son importantes y porque no hay necesidad de hacerlo. Mónica es la única mujer que quiero en mi vida y por eso me voy a casar con ella, &iex
Manejo directamente y sin paradas al lugar, es donde a lo lejos las veo y estaciono el auto para acercarme a ellas de prisa. La ropa que tiene puesta no es la misma de ayer, ahora tiene una camisa blanca y un pantalón corto. Lo más que llama mi atención es la forma en que está amarrada. Las sogas están cruzadas a su pecho y brazos, sus senos están bastante ajustados con eso, tanto que sobresalen entre las divisiones de las sogas. Sin contar que sus manos están atadas a la espalda.—¿Qué tipo de amarre es ese? ¿Era así de necesario amarrarla? ¿Tanta resistencia puso?—Oh, sí, mucha resistencia — contesta agitada.—Eres una desvergonzada, mamá. No voy a perdonarte esto.—No te estoy pidiendo disculpas, mocosa.—Quítame esto, Steven.—No lo hagas o vas a arrepentirte. Créeme, ya conozco a mi h
—Estás actuando extraño.—Sí, en parte has tenido la culpa de eso.—¿Realmente vale la pena que te pelees con tu mamá por esto? — me quedo en silencio por su pregunta, mientras busco un lugar apartado donde pueda detenerme y nadie nos moleste—. Ella en parte tiene razón, Steven. Ahora mismo está en el hospital por mi culpa. Si no hubiera ido, ella no se hubiera puesto tan mal. Si la situación fuera con cualquier otra persona, yo no hubiera tomado esa decisión, pero no puedo dejar que por mi culpa tengas que lastimar más a tu mamá. ¿Crees que para mí es fácil renunciar a lo nuestro? Estoy en una posición difícil, no quiero imaginar en la que te encuentras tú. Si yo no hubiera aparecido en tu vida, ahora mismo podrías tener una vida normal y la relación con tu madre no tendría que verse afectada.