¿O sería el beso lo que me dejó sin aliento? Bueno, lo que si les diré es que casi caigo de la silla al darme cuenta que el millonario "salvavidas" trabaja aquí y debe - por lo refinado de su traje - tener un alto cargo en las empresas porque todo el mundo se encuentra nervioso, menos yo por supuesto ¡Ah y la jefa de Recursos Humanos! que al parecer son bastante cercanos, tomando en consideración la mano que tiene puesta en la cintura de la morena.
Percibe mi sorpresa y sonríe con lo que yo llamo entusiasmo excesivo, lo hago de vuelta cortésmente para no llamar la atención del público y evitar la percepción de que nos conocemos o al menos nuestras bocas, pero Donna Jackson quien parece conocerlo bien, me observa sonriente como sabiendo algo que ignoro. Hago caso omiso de cualquier insinuación para evitar levantar algún mínimo de sospechas incluso, aunque la mirada penetrante del caballero que tengo enfrente baje bragas y haga babear a cualquier chica.
— ¡Jefe, bienvenido! por favor disculpe mi descuido, Isobel McKenzy empezó hoy a trabajar con nosotros ¡Isobel, el jefe! - ¿el jefe? me lleva la mierda, a Dios gracias mi madre no puede escuchar mis pensamientos porque me ahorcaría ahora mismo.
— ¡Jefe, un placer! - agradezco al cielo por que mi voz salió firme.
—El placer es mío Srta. McKenzy ¡Bienvenida! - su voz suena algo distinta, sin embargo esos ojos son idénticos a los que me observaron de manera lujuriosa esa noche y el hoyuelo... es el mismo.
Luego del almuerzo y de mi bochornosa sorpresa, volví a mi sitio de trabajo. Me considero una persona muy observadora, pero hoy me he topado con un par de ojos que conozco pero en dos ocasiones me han mirado diferente. Salgo del ascensor y me encuentro de frente con el jefe, este sorprendido despliega una preciosa sonrisa que me dice "te conozco", sin embargo; abajo no me miró igual. Me siento extraña ante la situación y me veo tentada a preguntar, pero la fiera de mi jefa sale y veo que desea arrancarme la piel por estar tan cerca del jefe que ni siquiera se su nombre.
— ¡Jaques, qué sorpresa! - gira y sonríe a la Hidra de Lerna — ¡Isobel! ¿serías tan amable de volver a tu sitio de trabajo? - bajo mi cabecita para no hacer ninguna mueca desagradable, balbuceo un "con permiso" evitando a toda costa que mi jefa elimine mi humanidad con una de sus cabezas y sigo a mi escritorio que se encuentra bastante atestado de trabajo.
— ¡Lara! ¿qué tal estás? - los ojos del jefe no se apartan de mi y yo bajo la cabeza para no causar molestias.
Un aroma a perfume de hombre, delicioso y provocativo llena mis fosas nasales ataviándola e impidiéndome trabajar, levanto la vista y observo una mano masculina con uñas perfectamente arregladas y una de dama que se acerca a tomarla. Bajo la vista hacia lo que deseo hacer, pero que no logro ya que el murmullo de las personas que se encuentran frente a mi lo impiden.
— Pasemos a la oficina querido, dentro platicaremos más cómodos - dice la jefa, pero no obtiene respuesta. Miro al frente y el jefe Adonis se encuentra absorto en el teléfono ignorando a Lara, la cual tiene la cara tan arrugada que después de eso le quedarán líneas de expresión.
— ¿Isobel, cierto? - abro los ojos y solo asiento. Me observa divertido — ¿Sucede algo? - pregunta ladeando la cabeza enseñándome el hoyuelo que ahora veo más pronunciado. Me siento un poco confundida.
— ¡Oh descuide jefe, no pasa nada! gracias por preguntar y si necesita algo solo dígame - su sonrisa se ensancha y me doy cuenta que he cometido un error, Lara me fulmina con los ojos.
— ¿Quieres cenar conmigo? - pregunta en un tono seductor que enciende mis alarmas.
— ¡No, gracias! - sonrío cortés ya que me importa un pito si el sujeto es el Príncipe de Gales, no voy a meterme en su cama si es lo que desea. Escucho el jadeo de mi jefa y pongo los ojos en blanco.
— ¿Y qué quieres hacer conmigo, qué te gustaría pequeña? ¡si me lo dices concederé todos los deseos de tu corazón! me consideran una especie de dios ¿sabes? - despliego mi expresión falsa de emoción, abriendo los ojos y colocando la mano derecha en el pecho y la izquierda tapando la boca. El idiota se lo pasa en grande creyendo que es cierto y he caído ante su propuesta hechizante.
— ¿Sabe qué? me halaga, pero no me siento interesada, realmente le agradezco por el bonito gesto. Y esa mirada no funciona conmigo - y en realidad no estoy atraída ante la posibilidad de acostarme con mi jefe, no estoy ciega, el sujeto es un Rey, pero no me interesa.
Su expresión me indica que está convencido de que hablo en serio, no lo puede creer y sonríe tenso, mi rostro pétreo y sonrisa falsa hacen que la cara de mi jefa cambie de colores por lo que considera una falta de respeto para el dios Griego, se que voy a tener problemas, se que no durará mucho mi estadía aquí. Pero no voy a aceptar proposiciones de esa índole solo porque quiera conservar un empleo.
— ¡Jaques, mi secretaria es una bromista! ven conmigo necesito referirte algo, Isobel: ve a recursos humanos por tus honorarios porque estás despedida - dice tranquilamente y mi corazón se rompe, pero no lo demuestro. Por el contrario, despego mi trasero de la silla para irme dignamente.
— ¡No Lara, déjala en paz! - ¿qué? — El que me haya rechazado no es problema, se perder perfectamente, siéntate Isobel - deposito de nuevo mi trasero en la silla, sorprendida de la actitud de el Adonis.
— ¿Pero?
— ¡Te dije que no, Lara. Déjala en paz! ella no me faltó, yo lo hice - me observa con falsa seriedad.
— Está bien, que se quede - lo toma del brazo para llevarlo a la oficina.
Una vez dentro, Lucy sale de la oficina y se instala con su preciosa barriga y un montón de papeles para organizar y que la Hydra los firme, me observa y sonríe agotada, lo hago de vuelta tratando de terminar con mis cuentas para ayudarle y de ese modo ella pueda descansar un poco, sus piernas se encuentran hinchadas y su expresión desencajada me indica que necesita reposo ya, y que Lara no se lo ha firmado aún.
— ¿De qué tiempo estás? - me observa y sonríe.
— Tengo siete meses y medio - acaricia a su hijo por encima de su piel y su expresión de ternura me conmueve.
— ¿Y que sexo tiene? - su sonrisa ahora es radiante y hermosa.
— ¡Es niña, la amo tanto! - sus ojos se llenan de lagrimas, y su expresión se entristece a pesar de que la sonrisa de sus labios no se borra.
— ¡Felicidades! las niñas somos lindas - digo ya que no tengo idea de que mas decir.
Ya son las cinco cuarenta y Lucy y yo terminamos con el trabajo de hoy, los jefes se quedaron encerrados en la oficina toda la tarde. Lucy me mostró todo el trabajo que debo realizar en su ausencia, Lara Clayton es prácticamente un parásito ya que todo lo hace la asistente y ahora, cuando la chica se vaya de permiso, yo lo haré. Escucho el ruido del picaporte de la puerta y sale el jefe con una expresión muy distinta de la que entró y detrás mi jefa con... ¡Oh por Dios!
¡Eso si que es una sorpresa!
Salgo destruida de la oficina luego que Lara Clayton me hubo aclarado que el hecho de que el Jefe no le permitió echarme como un perro, no estoy salvada de nada. Eso solo me indica que es cuestión de tiempo para que esa mujer haga que me destituyan, pero que no se crea por ningún motivo que no pienso darle pelea porque si ella es la jefa, yo soy una empleada que conoce sus derechos y los va a hacer cumplir, así eso me lleve a un puto juicio.Salgo del ascensor para salir del edificio y me encuentro con el jefe, arrugo el ceño ante lo perfecto que se ve con su traje oscuro y su cabello peinado, si hace menos de diez minutos lo vi salir de la oficina de la Hidra como si lo hubiese atropellado un camión de mercancías ¡ay estos millonarios son unos locos todos!— ¡Buenas tardes Isobel! feliz viaje a casa - me paralizo al escuchar su voz suave y el tono cortés que utiliza p
—¡Isobel, saldré un momento. Espérame por favor! – observo la hora en el reloj de la compu y son apenas las tres de la tarde, puede tardarse un poco y descansar del regaño que le asestó el jefe por bruja.Y de ese modo seré la mujer más feliz en el universo porque esa Hidra venenosa no querrá aplastarme ni matarme con alguna de sus cabezas. Me dispongo a trabajar cuando mi compañera sale del baño y agarra su barrigota haciendo un ruido parecido a un animalito apaleado, su cuerpo se estremece y detiene su andar balanceado aprehendiendo con una fuerza casi descomunal el espaldar de la pobre silla que se encuentra al frente de mi escritorio, el color abandona mi rostro y un frio recorre mi espina dorsal. No sé qué le ocurre, pero se ve lastimada y dolorida, además sus piernas están mojadas lo que me hace saltar del asiento y correr hacia ella.—
Saco mi teléfono del bolso y quedo sorprendida de ver dieciocho llamadas perdidas de Sasha, mientras voy bajando a recepción con Jacques Hawkins el cual se ha ofrecido a llevarme a casa ya que la perra de mi jefa se vengó por la llamada de atención de la que fue objeto el día anterior. Me siento furiosa con ella porque yo no tuve culpa de ello, ella tomo una mala decisión y ahora me ha declarado la guerra, no me considero un angelito, pero tampoco me agrada la vejación a mi persona solo porque a otra le causa placer ¡me la vas a pagar vieja bruja!¿Isobel, estas ahí? – observo unos ojos azules que me miran divertidos ante mi viaje al más allá. Puesto que es allí donde pienso mandar a mi jefa.¡Sí! – sonrío — Aquí estoy y me parece que no debería tomarse la molestia de llevarme a la c
La alarma de mi teléfono suena y despierto sobresaltada con mi amiga asfixiándome con su bazo sobre mi estómago. Ronca, babea y habla dormida; me desveló hasta las doce cuarenta pensando que me hablaba a mí y era que balbucea dormida la muy loca. Salgo de manera cuidadosa para no despertarla de su hibernación y corro al baño para evitar hacerme pis en la ropa y poder llegar a la cocina para hacer mi café normal con mucha, mucha cafeína, mi amiga se encuentra en un coma inducido por el sueño y eso quiere decir que no puede hacerme el desayuno ¡lástima, cocina rico! Saco el jamón, queso blanco y amarillo porque lo que voy a preparar va a tener tres pisos y tengo que comerlo con rapidez porque pretendo llenarlo de todo tipo de salsas y miel. Me llama mucho la atención una cosa verde asquerosa en un envase, pero cuando la huelo me descompongo al saber que es una de esas cosas dietétic
Llego a la oficina y lo primero que veo son un par de ojos azules, hermosos, curiosos y diferentes a lo que vi ayer, pero estos si tienen ese no se qué interesante y que me activa las hormonas. ¡No entiendo una mierda!—¡Buenos días Isobel! Mis piernas tiemblan y el corazón se dispara en una carrera hacia no sé dónde, esa voz y sus gestos… me siento demasiad confundida. Bufo enojada conmigo misma por el poder que pueda tener un hombre sobre mis emociones ¡Y no es un hombre normal! Es mi jefe, es millonario y además con un pequeño problema de personalidad múltiple que si fuese una terapeuta me daría gusto analizándolo a mis anchas—¡Buenos días, jefe! – sonrío a medias y bajo la vista para no ser descubierta como un ratón de biblioteca.—¿Qué tal tu noche? – no se a lo que se refiere si él mismo me dejó al frente y sin dejar de ver su teléfono. Per como m boca tiene la capacidad de pensar y desobedecer no pudo evitar abrirse.
El jefe se desploma y aunque traro de ayudarlo no puedo ya que es demasiado grande y pesado. Grito por ayuda y dos caballeros llegan al instante para ayudarlo, quedo petrificada ante la acción porque en comparación con el día de ayer e incluso anche se veía perfectamente sano, pero cuando salí del cubículo que se encuentra en la oficina no te sus ojeras y el cansancio en su expresión bueno… tampoco es que el revolcarse con su hermana sea una gracia, alguien allá arriba debe estarle pasando factura. Veo cuando lo llevan al ascensor entre los dos sujetos y me percato en lo que bajo la vista su billetera, la recojo y se la entrego al señor gigante de los ojos verdes. Me quedo frente al aparato esperando que vuelva para reunirme con mi madre y su nueva cita, saco mi teléfono para corroborar y no encuentro ninguna llamada, eso es algo que me parece muy raro. Llamo tres veces y llega el cacharro. Subo y mar
¡Me lleva la mierda! La Pequeña Brujita está aquí y ya me ha visto por idiota. El desconcierto en su expresión es como para grabarlo y la manera de mirarme dice lo mucho que desea… ¿interrogarme? Eso veo aunque no sea el termino correcto, sin embargo sonríe y disimula perfecto. Si, definitivamente ella es lo que necesito: belleza, inteligencia y mucho carácter. Mi esposa debe ser así, para que se cuide de mi horrenda familia y me cuide a mi por supuesto. Sus bellos ojos escudriñan mi rostro, sabe que algo pasa, sabe que no somos la misma persona porque aunque le digo al tonto de mi hermanito que nos pongamos a la par en todo: él no lo hace.—¡Isobel, que agradable sorpresa! – Donna se torna incómoda, lo que acaba de pasar aquí, ha dejado evidencia en ella y la Srta. Makenzie lo ha notado.Cuerpo de infarto, cabello rebelde, muy
¿Se fue? ¡Él solo se fue y ya! Nunca había visto a nadie con un ego de ese tamaño, ni que llevara las cosas a los extremos de ese modo ¿y cómo es eso que necesita que me quede aquí? ¡Está loco! Porque yo me voy de esta empresa, es un peligro que me encuentre aquí con este sequito de desquiciados. Observo a Miller y se ve tan confundido como yo, hago un movimiento y tira de la mano de la cual no tenía idea que sostenía. —¡No quiero quedarme aquí! – expreso con molestia. —Define “aquí” ¿te refieres a: conmigo o en la empresa? – cuestiona con duda. —¡Ok, ya estoy comprendiendo que el jefe no es el único idiota aquí! – no deja de