Bastián.
Arremeto contra Jeremy, me acerco a él y el hombre da un par de pasos hacia atrás, está asustado, puedo verlo en sus ojos, en la manera en la que me mira y en la forma en la que intenta alejarse de mí, pero yo no voy a dejarlo escapar, este mal nacido va a apagar todas las cosas que le ha hecho a mi madre, todos los demonios que me ha metido en la cabeza y cada gota de llanto de Lena se la voy a hacer pagar con sangre.
– Bastián, hijo, ven aquí – me llama mi madre, pero yo la ignoro – cariño, dale un abrazo a mamá – me pide, como si yo tuviera cinco años y no veintiuno recién cumplidos.
Termino de acortar el espacio entre Jeremy y yo y encajo el primer puño en su mandíbula, el hombre se tambalea y entonces lo golpeo por el otro lado, él se queda estático, como si estuviera viendo a un fantasma y yo aprovecho
Annabelle. Me sirvo un poco de cereal y lo pongo en la barra de la cocina, los empleados de mi tío Macon suelen hacer platos demasiado extravagantes para mi gusto, naturalmente cuando estaba en el convento no había desayunos buffet o muchas opciones de donde elegir, creo que de alguna forma me acostumbré a eso.– Buenos días, Annabelle – me saluda mi tío mientras camina hacia mi arreglándose las mancuernas del costoso traje que está usando.Macon es un hombre elegante, siempre lo ha sido, y por el contrario a mi madre, el logró hacer algo bueno por su vida, estudió y trabajó muy duro y hoy en día disfruta de las recompensas de todo un imperio creado desde cero.Yo lo veo moverse elegantemente por la cocina y entonces lo saludo de vuelta – buenos días.–¿Cómo estás hoy? – pregunta dirigi&eacut
Bastián. Tengo la cabeza enterrada entre las piernas mientras contemplo el suelo gris de la celda, en parte porque no hay nada afuera que me interese ver, y porque no quiero que la mole que está sentada delante de mi pueda pensar que lo quiero molestar, el tipo no tiene buena cara, y no es que yo sea cobarde, si no que ese tipo con un puño me manda de vuelta a la barriga de mi madre.–¡Jones! Tu abogado quiere verte – un guardia pasa el bolillo por entre las rejas llamando mi atención.Yo asiento con la cabeza y me pongo en pie, el hombre abre la celda y me dirige a una habitación aparte, lo primero que hago al llegar allí y sentarme frente a mi abogado, un viejo amigo de la familia de apellido Leery, es preguntar por lo único y verdaderamente importante para mí justo ahora.–¿Cómo está mi madre? – cuestiono. – E
Annabelle. Bastián se acerca a mí, casi parece asustado de que yo este aquí, pues bien, no es el único, porque yo me estoy muriendo de los nervios, y el hecho de que su madre este al lado de él no hace que la situación sea más fácil, al contrario, me perturba un poco.–¿Qué haces aquí, Annabelle? – me pregunta, invadiendo mi espacio personal.Yo retrocedo un par de pasos porque estar muy cerca de él me hace daño y entonces respondo – vi en las noticias todo lo que te estaba pasando y quise asegurarme de que estabas bien.– Pudiste haberme llamado – levanta los hombros.– No te
Annabelle. – Tienes que alejarte de mí – susurro, pero él hace todo lo contrario, se pega mas a mi cuerpo y me muerde el labio – no soy la misma idiota a la que lastimaste en el pasado – le recuerdo.Él se aparta solo un poco de mí, lo suficiente para poder mirarme a los ojos y entonces sonríe de forma descarada.– Estoy seguro de que no eres la misma de antes.–¿Ah sí? – pregunto con el ceño fruncido.– Si, yo te convertí en esto – dice. Yo siento que la rabia sube a mi cabeza, pero no sé en que punto se convierte en adrenalina y me calienta mas de lo que ya estoy, haciendo sentir un leve dolor de necesidad entre mis piernas.–¿Y estás orgulloso? – cuestiono.Él no me responde, por el contrario, me guía hasta su cama que está en la mi
Annabelle. ¿Joderle la vida a Bastián o dejar que se salga con la suya? Es lo único que pienso mientras estoy frente a la puerta de la sala de tribunales donde se lleva a cabo el juicio de Bastián.Reviso la hora en el pequeño reloj de mano que llevo puesto y suelto un suspiro, el juicio ya comenzó, y se supone que en un par de minutos yo debo entrar a hacer la declaración y decirle a ese montón de gente allá adentro que Bastián es un ejemplo para la sociedad, ¡Ja! Como si eso fuera cierto. Limpio las palmas de mis manos que están sudando sobre mi falda de lápiz que llega hasta mis rodillas y entonces tomo valor, aun no se que demonios voy a hacer, no se si tengo los cajones suficientes como para echarlo al agua y empujarlo a que pase el resto de su vida en la cárcel, pero tampoco estoy segura de poder verlo saliéndose con las suyas.Basti&aa
Bastián. Ella corre como si de repente se hubiera convertido en una jodida atleta profesional, yo la persigo hasta que consigo agarrarla del cabello, sé que no es la mejor de las ideas teniendo en cuenta toda la situación, pero no tengo de otra.Yo halo el cabello de Annabelle y ella se detiene en seco soltando un quejido por el tirón, supongo.–¿Por qué demonios me detienes con el pelo? ¡No soy un burro! – me grita.– Lo hice porque de otra forma no te habrías detenido – suelto.Ella hace una mueca con el rostro, sabe que tengo razón, eso no falta que lo diga.–¿Por qué corres tan desesperadamente? ¿Qué es lo que te pasa?Annabelle chasquea la lengua y se cruza los brazos sobre el pecho – me pasa que no soporto estar un segundo más en el mismo sitio que tú, mucho menos cuando lo
Bastián. Después de veinticuatro horas de estar pariendo piñas por estar esperando el puto veredicto, recibo la llamada de Leery que he estado esperando todo este tiempo.–¿Tienen el veredicto? – le pregunto en cuanto contesto el celular.– Si, ya he avisado a tu madre, necesito que ambos estén aquí lo más pronto posible.– No tardamos – aseguro, me levanto del escritorio en el que he estado las ultimas dos horas, me visto de traje formal azul marino y bajo al recibidor de la casa, donde ya está mi madre perfectamente acicalada esperándome.–¿Estás listo? – me pregunta frunciendo los labios.– Eso creo – suelto un suspiro.–¿Tu amiga no vendrá con nosotros?–¿Annabelle? – pregunto con una mueca. – Si, ella.– N
Bastián. Estoy sentado en la puta silla de mi escritorio mirando por la misma vieja y aburrida ventana de la habitación, desde que Angie se fue de aquí nada demasiado interesante ha sucedido, estoy aburrido, incluso mucho más de lo que estaba en la cárcel, allá por lo menos tenia a Billie y a Daniel, aunque fuera para que me jodiera la vida, incluso tenía a Annabelle, con sus negativas y pensamientos arcaicos, aquí, por el contrario, no tengo absolutamente nada ni a nadie.Después del juicio mi madre ha estado tratando de limpiar el nombre de la familia con la prensa, ha estado dando declaraciones como si fuera la reina de un concurso de belleza, yo he intentado explicarle que toda esta mierda ya nos salpicó hasta los calzones, pero ella no quiere entenderlo, y no quiero sacarla de su burbuja de fantasía, intentar recuperar su reputación es lo único que le queda